Un informe de los servicios de inteligencia de EEUU concluyó que los llamados “ataques acústicos”, luego denominados “síndrome de La Habana”, cuyos primeros casos reportados entre private diplomático de EEUU y Canadá en la capital de Cuba congelaron las relaciones entre Washington y el Gobierno de la Isla, no se debieron a la acción de un agente extranjero.
De acuerdo con un reporte del diario The Washington Post, publicado el miércoles, siete agencias de inteligencia participaron en la revisión de cerca de 1.000 casos de “incidentes sanitarios anómalos”, término que el Gobierno utiliza para describirlos síntomas que presentan los afectados.
Al finalizar la indagación, cinco de esas agencias determinaron que period “muy improbable” que un agente extranjero fuera responsable.
Los analistas no encontraron ningún patrón o conjunto común de condiciones que pudieran vincular los casos individuales, asegura el Put up. Tampoco encontraron pruebas, como información forense o datos de geolocalización, que demostraran que algún agente externo pudiera haber utilizado ondas de energía o haces ultrasónicos, como se especuló durante momentos previos de las investigaciones.
Las hipótesis iniciales habían apuntado a la posibilidad de que Rusia o China estuvieran tras el “síndrome de La Habana”, algo rechazado por el régimen de Cuba, que negó que existieran los “incidentes de salud” pese a las evidencias médicas que confirmaron problemas neurológicos en muchos de los afectados.
Dos funcionarios de inteligencia familiarizados con la investigación hablaron bajo condición de anonimato con The Washington Put up. Uno de ellos describió como un frustrante “misterio” el que tantos diplomáticos enfermaran y no se sepan los motivos. Reconoció que los analistas pasaron meses examinando datos, buscando patrones e inventando nuevas metodologías analíticas, pero las conclusiones fueron siempre las mismas.
Pese a esto, ambos funcionarios afirmaron que la Inteligencia norteamericana sigue abierta a nuevas concepts y métodos de análisis para encontrar una respuesta. Por ejemplo, de que surja información en torno a que algún agente extranjero haya avanzado en el desarrollo de la tecnología para un arma energética.
No obstante, ante lo investigado hasta la fecha, descartaron la posibilidad de que Rusia u otro Gobierno o actor no estatal estuviera detrás del misterioso síndrome.
Varias agencias gubernamentales, como el Departamento de Estado y el FBI, fueron incapaces en los años recientes de corroborar el uso de un arma de energía. En el reciente informe, de las siete agencias, cinco determinaron que period “muy improbable”, mientras que las otras dos dijeron que period “poco probable”.
Las conclusiones de los investigadores coinciden con los hallazgos de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EEUU, que habían determinado que “la energía de radiofrecuencia dirigida y pulsada parece ser el mecanismo más plausible para explicar estos casos”.
“Hay múltiples explicaciones posibles para la aparente discrepancia entre el fracaso a la hora de identificar a un malhechor y la plausibilidad de la energía dirigida como mecanismo. No hay que descartar necesariamente esta última”, declaró a The Washington Put up David Relman, quien dirigió la investigación de las Academias Nacionales.
Estas conclusiones, no obstante, no satisficieron a algunos funcionarios y exfuncionarios de la diplomacia norteamericana, quienes sostienen que la CIA y otras agencias de inteligencia no investigaron lo suficiente la teoría de que se utilizó un arma de energía.
Según su descargo, los analistas podrían haber hecho más para encontrar vínculos entre los historiales de viajes de los presuntos agentes de inteligencia rusos y los momentos y lugares en los que se notificaron los síntomas.
Por su parte, los agentes de inteligencia norteamericanos aseguran que se utilizaron recursos extraordinarios para investigar el extraño síndrome.
El miércoles, Mather Bitar, director de Programas de Inteligencia del Consejo de Seguridad Nacional, dijo que el Gobierno de Joe Biden seguirá garantizando atención médica a los afectados y que tramitará sus solicitudes al amparo de una ley que indemniza a los empleados del Gobierno que experimentaron síntomas y en algunos casos tuvieron que dejar de trabajar a causa de las consecuencias para su salud.
“Desde el inicio de la Administración Biden-Harris, nos hemos centrado en garantizar que nuestros compañeros tengan acceso a la atención y el apoyo que necesitan. Nuestro compromiso con la salud y la seguridad del personal del Gobierno de Estados Unidos sigue siendo inquebrantable”, dijo.
A pesar de las nuevas conclusiones, el secretario de Estado, Antony Blinken, es un férreo defensor de la thought de que a esos empleados algo les ocurrió.
“Los afectados tienen historias reales que contar: su dolor es real”, escribió Blinken a todos los diplomáticos estadounidenses cuando la CIA presentó sus conclusiones provisionales.
“No tengo ninguna duda al respecto”, aseguró el jefe de la diplomacia norteamericana, quien calificó de “desgarradores” los síntomas descritos por las personas con las que se reunió.
Desde 2016 decenas de diplomáticos norteamericanos reportaron extraños síntomas que incluían dolores de cabeza y náuseas, entre otros malestares.
Ante la aparición de nuevos casos similares en diferentes embajadas de Estados Unidos en todo el mundo, la principal hipótesis period que los diplomáticos norteamericanos habían sido víctimas de un enemigo clandestino que utilizaba ondas de energía como arma.
” Fuentes diariodecuba.com ”