En 1976 Sissy Spacek se convirtió en una adolescente atormentada por el maltrato continuo en su escuela que, en algún momento, agotada de los abusos, resolve vengarse con sus poderes. Su espectacular trabajo en la versión cinematográfica de Carrie, la novela de Stephen King, la llevaría a su primera nominación al Óscar y a convertirse en una estrella con un brillo especial para el drama. Ahora, 46 años después, tiene otro secreto y una aventura con trazos de ciencia ficción, un género que afronta en la serie Evening Sky.
Con 72 años y una vida más tranquila, Spacek reconoce que cuando recibió los guiones de la serie le sorprendió que, a pesar de ser una apuesta que rompe las leyes del espacio y el tiempo y a la vez propone viajes solo posibles en una mente muy inquieta, en realidad atesora un tierno retrato de la convivencia y del paso de los años. La primera temporada, de ocho episodios, estará disponible desde el 20 de mayo en la plataforma de Amazon Prime Video.
“Tan solo al leer un par de páginas me encantó la idea de la relación que tenía Irene York (su personaje) y su esposo Franklin en un maravilloso universo de emociones”, aseguró la actriz en una charla en la que tuvo acceso EL TIEMPO.
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Sin embargo, hay un giro inesperado en esta trama de amor otoñal lejos del ruido citadino. Los personajes esconden una especie de cámara secreta en el patio trasero de su casa que es capaz de transportarlos a un mundo paralelo, un planeta desierto en el que parecen hacer un paréntesis a la rutina y al imparable paso de los años y las huellas que va dejando en sus cuerpos.
Su pareja frente a las cámaras es J. Okay. Simmons, recordado especialmente por ser el malévolo profesor de música que le hace la vida imposible a un baterista que quiere llegar lejos en la cinta Whiplash.
Pero aquí, el actor de 67 años hace gala de una ternura muy poderosa y con destellos de una humanidad cálida, acompañando a su pareja a una experiencia insólita e increíble.
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“Estoy seguro de que algo esconden los York”, cube enfurecido un vecino de la pareja que los ve pasear en las noches y meterse en una especie de túnel a un lado de su casa.
Common y terrenal
Evening Sky no es la típica serie de ciencia ficción; claro que hay una tecnología avanzada y unas posibilidades de acercarse a otros mundos, pero la esencia de esta producción parece querer romper ciertas reglas del género, ya que cuando tiende a profundizar acerca del extraño mecanismo técnico que hace parte de la cotidianidad de la pareja protagonista, da un giro hacia las experiencias de vida de un amor de largo aliento. Y en el momento en el que el tono parece definirse por algo más humano o cercano, la trama vuelve, se dispara hacia el thriller policíaco y a una inesperada visita que va a trastocar a Irene y a Franklin.
Esa montaña rusa de tonos, que parece se irán acelerando conforme se vean más capítulos, implica un poco más de atención y paciencia para el espectador que espera invasiones alienígenas o una acción desbordada en esa lucha de una inteligencia superior contra una humanidad frágil; sin embargo, hay que decir que la trama tiene algunos acercamientos a esos tópicos, pero su sabor es menos onírico.
“Tiene una complejidad seductora, ya que está enfocada en las relaciones de las personas desde una perspectiva que no es tan común en lo que conocemos como la ciencia ficción”, recalca Chai Hansen, quien se mete en la piel de Jude, el extraño visitante que trae peligrosas sorpresas y que acentúa un especial conflicto generacional con los adultos mayores atrapados en la intriga, pero a la vez representa a alguien que tiene un misterio y trata de equilibrar su conflicto encontrando en los York una figura maternal y paternal que, parece, nunca ha tenido.
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Esa montaña rusa de tonos, que parece se irán acelerando conforme se vean más capítulos, implica un poco más de atención y paciencia para el espectador que espera invasiones alienígena
“Quiero que piensen en el universo, en la idea de vivir otra vida y conectar con algo que es desconocido y un poco arriesgado”, lo resume de una manera más sencilla Sissy Spacek, que adoró ser una mujer a veces frágil, a veces arriesgada, en esta aventura que tiene un vínculo especial con la audiencia latinoamericana, ya que contó con la participación del director argentino Juan José Campanella, que, como la protagonista, explora sin miedo esa ciencia ficción tan explicit.
Él fue testigo, como responsable de algunos episodios, del talento del tándem Spacek-Simmons, que bien podría decirse que es “de otro mundo” y consigue que la historia no pierda su órbita. Ambos están impresionantes en su trabajo como protagonistas absolutos y su química en pantalla es indiscutible.
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“Realmente decidí ser parte de este proyecto cuando supe que iba a estar Sissy. Nunca había trabajado antes con ella y en realidad fue una experiencia memorable”, aseguró J. Okay. Simmons, en un claro halago para su compañera. Siendo al last unas estrellas más grandes y poderosas que las que ven en la extraña cabina que los lleva a otros mundos.
Andrés Hoyos Vargas
@AndresHoy1
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