Todas las formas de vacaciones son buenas, pero las que implican, además, irse lejos, a lugares desconocidos, tienen un plus: “Contribuyen a alejarse de las partes estresantes de la vida y pueden ayudar a mejorar tus perspectivas y brindar nuevos puntos de vista, porque permiten desarrollar estrategias para afrontar los problemas”, asegura el médico canadiense Mel Borins en su libro ‘Go Away Just For The Health of It‘, ‘Vete lejos por lo saludable que es’. “Cuando el estrés y la tensión comiencen a afectar su productividad, considere irse de viaje para permitir que su cuerpo y mente se recuperen; las vacaciones son curativas“, recomienda Borins.
Algo que prácticamente nadie se atrevería a rebatir. Pero ¿qué pasa en este tiempo de inflación disparada y economía incierta? Según los resultados que se desprenden del estudio ‘Observatorio de la Economía Doméstica’, elaborado recientemente por Cofidis, el 35% de la población española cube vivir al día y sin tener capacidad de ahorrar lo suficiente para encarar uno de estos grandes viajes ‘terapéuticos’ que plantea Borins.
Y lo que resulta tan claro como las bondades que nos reporta un gran viaje es que este “supone un desembolso extraordinario para nuestra economía y un coste financiero si no tenemos ahorros para llevarlo a cabo y debemos recurrir a dinero ajeno”, apunta Juan del Real, economista y experto en consumo. ¿Un coste asumible?, ¿merece la pena solicitar un crédito para irnos de vacaciones? Según el psicólogo Thomas Gilovich, catedrático de la universidad estadounidense de Cornell, “viajar es una de las mejores cosas que podemos hacer en nuestra vida, porque el viaje y sus preparativos provocan más felicidad en nosotros que el hecho de comprar algo material”.
No obstante, en opinión de Juan del Actual, ejecutivo senior, con 21 años de experiencia, de Consumoteca y el weblog de educación financiera Finlit, la respuesta a la pregunta “depende completamente de la capacidad de endeudamiento de cada persona. Un individuo no debería endeudarse más de un 30% de sus ingresos al mes para que no suponga un sobreesfuerzo económico”. E, insiste, solo merece la pena pedir un crédito para viajar si se está completamente seguro de que podrá “devolverse el dinero solicitado en el plazo acordado”.
Cómo pedir un préstamo
Por ello, lo primero que hay que hacer antes de pedir un préstamo para un viaje de placer es conocer bien nuestra situación financiera. En este sentido, “quien lleve una buena planificación sabe la diferencia entre un gasto prescindible y otro imprescindible, y entre un gasto extraordinario previsible (el viaje se conoce con antelación, el seguro del coche, también) y uno extraordinario, como un siniestro en casa o con el coche, una multa de tráfico, un trabajo que se nos cae o un dolor de muelas que requiera una endodoncia”, añade del Actual.
Y de ahí, su primera recomendación. “No pidas un préstamo para viajar si no tienes bien cubiertos tus próximos gastos imprescindibles”, incluyendo en este capítulo también los que llegan en septiembre, por ejemplo, con la vuelta al cole o la universidad. “Y tampoco lo pidas si no tienes cubiertos los gastos extraordinarios imprevistos con la ayuda de seguros (de hogar, de desempleo, de salud, etc.)”, añade.
En definitiva, solo una vez resuelto este ejercicio financiero y comprobado que “tenemos bien cubiertos los gastos venideros podríamos afrontar este desembolso para el viaje”, afirma del Actual. Y entonces el problema no será obtener el préstamo, sino encontrar uno que no nos arruine y nos permita endeudarnos con cabeza; como aseguran desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), “no es raro encontrar microcréditos con intereses superiores al 70% TAE, a pesar de la sentencia del Tribunal Supremo que consideró como usura un interés del 27% TAE en una tarjeta de crédito“. Algo que choca más cuando se trata de esas pequeñas cantidades destinadas a financiar un viaje, porque también es posible conseguir dinero ‘free of charge’ y “no pagar intereses. Si no se necesitan más de mil euros y se pueden devolver en tres meses, existen tarjetas con un 0% TAE, como por ejemplo la Wizink Click”, apuntan desde la OCU.
¿Dónde pedir un préstamo rápido?
En este sentido, los expertos de la OCU aseguran que lo importante cuando nos planteamos pedir un préstamo private es optar “por la forma más barata y menos problemática de obtener dinero”. ¿Y cuál es?
“A la hora de financiar las vacaciones es posible acudir a diferentes tipos de entidades, desde bancos a otras reguladas, pasando también por la posibilidad de aplazar el pago con la tarjeta de crédito”, explica Ana Morales Rosado, responsable del Servicio de Estudios de la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (ASNEF). “Hay diferentes tipos de financiación, cada uno de ellos con sus propias características, por lo que es importante escoger el que mejor se adecúe a la situación”.
Como ejemplo, Morales Rosado apunta al crédito revolving, que se diferencia bastante del préstamo al consumo tradicional y destaca por su flexibilidad, ya que “solo se va pagando por el dinero que se va utilizando. Y una vez devuelto el préstamo, la línea de crédito se renueva de forma automática, salvo que no sea tu deseo”. No obstante, “es importante hacer un uso responsable y no solicitar nunca un préstamo por una cantidad superior a la recomendable en función de nuestra capacidad de pago”, advierte la experta. Un punto en el que incide también Juan del Actual: “El ahorro mensual debe garantizarse siempre; hay que seguir el principio del ‘págate a ti mismo primero'”.
Y, para no llevarse sorpresas, el consejo más importante de Ana Morales Rosado es “acudir a una entidad regulada y supervisada por el Banco de España, porque ofrecen una gran protección y seguridad jurídica”.
¿Qué tipo de interés?
La otra clave para solicitar un préstamo con cabeza es recordar las dos reglas de un conocido anuncio: busque y evaluate ofertas. “Hay que fijarse en la TAE (Tasa Anual Equivalente), que engloba comisiones, tipo interés nominal (el porcentaje que se pacta como precio del dinero prestado) y otros gastos de la operación, es decir, el total que se va a pagar por el dinero solicitado”, explica Morales Rosado. “Es el dato objetivo para comparar el coste de un préstamo”, añaden desde la OCU, que recomienda contratar un índice por debajo del 6% para este tipo de créditos.
También es importante que el plazo de devolución permita afrontar el pago del préstamo “de una forma cómoda y que no comprometa las finanzas personales, sin agobio”, cube Morales Rosado. Aquí, llega el momento de fijarse en el importe de las cuotas. “A priori unas más bajas resultan más interesantes, pero pueden provocar que el pago se alargue en el tiempo. Por eso es fundamental que el importe permita ir amortizando la deuda con cada pago, con el objetivo de devolver el préstamo lo antes posible”.
Ante de pedir un préstamo para las vacaciones
Al margen de la necesitad “de acudir a entidades reguladas y supervisadas por el Banco de España”, insiste Morales Rosado, y de la recomendación de comparar “al menos los préstamos personales de bancos, cooperativas de ahorro y crédito, empresas de tarjetas de crédito, plataformas que gestionan préstamos entre particulares y prestamistas online (Cetelem y compañía)”, añade Juan del Actual, es importante “estudiar bien las condiciones, especialmente el tipo de interés (TAE), el plazo de devolución, los intereses de demora y las cuotas”, cube Ana Morales Rosado. Para ello es muy útil recurrir a los comparadores de préstamos y valorar “peras con peras, fijando siempre la misma cantidad con la misma duración del préstamo (en meses) y comparar TAEs, que incluirá el interés nominal del préstamo y cualquier comisión que le afecte”, cube del Actual, quien aconseja fijarse también en las condiciones generales de contratación (la letra pequeña), ya que suelen incluir todo tipo de comisiones y penalizaciones si te retrasas en un pago”.
Por último, conviene evaluar la posibilidad de solicitar un seguro de protección de pagos, que nos “cubrirá en caso de que no podamos hacernos cargo por una baja laboral, enfermedad, accidente o desempleo”, concluye Morales Rosado.
” Fuentes www.elmundo.es ”