Canarias desborda naturaleza por los cuatro puntos cardinales. El 40% de su territorio está catalogado como espacio protegido. Impactantes volcanes, bosques singulares, senderos llenos de contrastes e inmensos cielos estrellados configuran uno de los ecosistemas más valiosos del planeta. En el archipiélago se pueden vivir experiencias únicas que favorecen el olvido garantizado de la cotidianidad y la recarga de energía para todo el año. Con el denominador común de disfrutar del entorno pure al máximo, estas inspiradoras propuestas bien argumentan una visita a las Islas Canarias.
Tierra de volcanes
La orografía canaria tiene el sello de su origen volcánico. Cráteres, cuevas, tubos subterráneos, coladas, mares de lava y calderas se suceden en todas las Islas para constituir un entorno sobrecogedor y de singular belleza. En Tenerife, el volcán del Teide se encumbra como el tercero más elevado del mundo y el pico más alto de España. Su parque nacional, Patrimonio Pure de la Humanidad de la Unesco desde 2007, es el mayor y más antiguo del archipiélago, además del más visitado de Europa.
El Parque Nacional de Timanfaya, en Lanzarote, representa una de las expresiones más relevantes del volcanismo canario. Los interminables campos de lava vírgenes y sus más de 25 cráteres, formados durante las erupciones de 1730 a 1736, constituyen un pintoresco espectáculo visible que recuerda inevitablemente al paisaje lunar. En la isla también se pueden observar distintos fenómenos relacionados con las actividades internas de la Tierra, como fumarolas y géiseres.
El archipiélago continúa registrando actividad sísmica. En 2011, a tres kilómetros de la costa de El Hierro, se formó un nuevo cráter, el Tagoro, a 88 metros de profundidad en el Mar de las Calmas. Las erupciones, que se prolongaron durante 134 días, regeneraron y redibujaron los fondos submarinos. Peces, moluscos bivalvos y organismos sésiles inundaron el océano. Realizar una inmersión en la zona es una buena manera de apreciar de primera mano la riqueza y biodiversidad de las aguas canarias. Buceadores de todos los rincones del mundo acuden a contemplar esta maravilla submarina.
Bosques únicos y milenarios
Más de 4.000 especies de flora y fauna endémicas, la mayoría de ellas en zonas protegidas, crecen a su antojo en las Canarias. El clima y la situación geográfica del archipiélago propician el desarrollo de un entorno pure tan diverso como preciado. Entre este hábitat vegetal destaca la laurisilva, una reliquia pure de la Period Terciaria que se conserva en muy pocos lugares del mundo.
La fina lluvia horizontal, tan característica de áreas más húmedas, y las cálidas temperaturas del archipiélago han ayudado a preservar este tipo de manto vegetal. Se puede contemplar en el Parque rural de Anaga, en Tenerife, y en El Canal y Los Tilos, en La Palma.
Sin embargo, es en el Parque Nacional de Garajonay, situado en las cumbres centrales de La Gomera, donde brota la mejor representación de este bosque milenario. Ocupa más del 10% de la superficie whole de la isla y en él crecen más de 2.000 especies vegetales diferentes, muchas autóctonas. Un recorrido a pie es la mejor manera de apreciar la riqueza de esta selva, habitualmente sumergida en una niebla constante por la elevada humedad ambiental. El centro de visitantes del parque facilita toda la información necesaria para realizar distintas rutas, aptas para todos los públicos y niveles.
Senderos desbordantes de naturaleza
La mejor manera de conocer la diversidad geológica del archipiélago canario es caminar por cualquiera de sus innumerables senderos. Muchas de estas rutas se encuentran en parques nacionales y en espacios declarados patrimonio pure y mundial por la Unesco. Frondosos bosques, llanuras volcánicas, empinados riscos, serpenteantes dunas de area o paisajes de aspecto selvático son algunos de los escenarios naturales al alcance del paseante.
La práctica del senderismo es una experiencia muy segura en las Islas. La mayoría de los circuitos están homologados, convenientemente balizados y catalogados en función de su dificultad. Las rutas básicas son ideales para recorrer puntos naturales concretos y recrearse con las vistas. Los recorridos de nivel medio, más largos, ofrecen un mayor contraste paisajístico. Por último, las sendas catalogadas como avanzadas son tan atractivas como exigentes: la orografía y la distancia marcan el que sean elegidas por los caminantes.
Las estrellas, al alcance de la mano
Los cielos canarios son los más claros de Europa. Están protegidos por la ‘Ley del Cielo’, una norma pionera que salvaguarda al firmamento de contaminación lumínica, radioeléctrica y atmosférica. En todas las Islas hay miradores desde los que contemplar nítidamente y a easy vista las estrellas y las constelaciones. En La Palma se divisa la Estrella Polar, Casiopea y Cefeo. En Lanzarote y La Graciosa, Sagitario y Escorpión. Desde Fuerteventura, Casiopea y la Osa Menor quedan al alcance de la mano. El cielo de Gran Canaria se abre hacia Géminis, Auriga, Tauro y Orión. Desde La Gomera se percibe Orión, Géminis, Sagitario, Escorpión y la Osa Mayor. En El Hierro, Tauro casi puede tocarse. Y Tenerife constituye un excelente punto para contemplar Orión y sus dos perros, Can Mayor y Can Menor.
Las Canarias cuentan también con tres localizaciones reconocidas con la certificación Reserva Startlight, que valora aquellos espacios del planeta que poseen una excelente calidad de cielo y representan un ejemplo de protección y conservación. La isla de La Palma, Fuerteventura y el Teide y las Cumbres de Tenerife han sido merecedoras de este galardón. Por su parte, Gran Canaria está reconocida como Destino Turismo Starlight por la Unesco por sus infraestructuras enfocadas a la observación de los astros.
Para los viajeros que se queden con ganas de apreciar con más detalle el cielo canario, es indispensable la visita a las instalaciones astronómicas de Tenerife y La Palma, ambas de renombre internacional. El Observatorio de Tenerife alberga el telescopio photo voltaic más grande de Europa. El Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos, al borde del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, acoge una de las baterías de telescopios más completa del mundo. Nunca el firmamento había estado tan cerca como en Canarias.
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