El entrenador Nicolás Torres y sus nadadores Melissa Rodríguez y Miguel de Lara denuncian abandono e indiferencia por parte de la Federación Mexicana de Natación (FMN) y de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), organizaciones que dejaron a su suerte a 14 deportistas que están obligados a asumir los gastos en busca de dar la marca para llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Torres, Rodríguez y De Lara claman por ayuda a cualquier empresa o persona que pueda apoyarlos para comprar boletos de avión, pagar hospedajes, conseguir tiras de lactato –sirven para monitorear el nivel de esfuerzo del deportista– y servicios de fisiatría y nutrición para que los nadadores puedan entrenar, salir a competencias y conseguir la marca A con la que tendrían el pase directo a la justa olímpica.
Desde marzo de 2020 el coordinador técnico de la FMN, David Callejas, ha ignorado las llamadas, correos electrónicos y mensajes de texto que Nicolás Torres y otros entrenadores (Cristóbal Ruiz, Clementina Vidal y Andrés Meneses) le han enviado con programas de trabajo y solicitudes de viajes a competencias para que los nadadores se prepararen.
Ni pensar que el presidente de la FMN, Kiril Todorov, haga contacto con los deportistas o sus entrenadores. Es una figura inalcanzable que tampoco les responde las llamadas y se ha desentendido de los deportes acuáticos desde antes de que en marzo de 2020 se declarara la pandemia por covid-19.
“Los nadadores mexicanos que ya tienen la marca B y que están a nada de dar la marca A están completamente abandonados por la federación y por la Conade. No tenemos nada. Miguel de Lara está lesionado del hombro y él está pagando su rehabilitación, Melissa tiene una psicóloga de la Conade desde hace seis meses y es todo.
“El servicio de nutrición nos lo quieren dar cuando estamos yendo a competir. No hay apoyo en ninguna forma: ni dinero ni logística ni planeación. Es la indiferencia a una generación histórica de nadadores que podría estar en semifinales olímpicas y no hay la mínima intención de ayudar”, se queja Nicolás Torres.
La chihuahuense Melissa Rodríguez es la nadadora mejor colocada en el ránking mundial y olímpico, la más cercana a dar la marca A. En la prueba de los 200 metros pecho está a dos centésimas de lograrlo. En esa misma prueba, en la rama varonil, Miguel de Lara está a 73 centésimas.
En 200 metros libres Jorge Iga está a siete centésimas; en los 800 metros libres Ricardo Vargas se encuentra a 2.27 segundos y en los mil 500 metros libres Ayumí Macías está a 3.30 segundos.
En las 11 competencias a las que han viajado desde que la FMN y la Conade les dieron la espalda, sólo el equipo del entrenador Torres y los nadadores Rodríguez y De Lara han tenido gastos que rebasan los 2 millones de pesos, de los cuales una parte ha sido pagada con la ayuda de empresarios chihuahuenses y de una que otra oficina estatal o municipal.
A los nadadores que fueron medallistas en los Juegos Centroamericanos y Panamericanos –y quienes están buscando la clasificación olímpica– la Conade sólo les pagó un viaje a Clovis, California, que costó menos de 200 mil pesos.
En cambio, bajo la decisión del director técnico Ricardo Marmolejo, la FMN destinó 1.6 millones de pesos para que la selección nacional junior viajara a Europa al circuito Mare Nostrum, que se realiza en Mónaco, Italia y España, lo que exhibe que no hay escasez de dinero, sino que la propia federación y la Conade ejercen un veto contra la preparación de los mencionados 14 nadadores, de los cuales entre ocho y 10 están cerca de dar la marca A.
“Hay un total desinterés, somos indiferentes para él (Todorov)”, recrimina Rodríguez.
Enfermaron de covid-19
Ante la ausencia de la FMN y de su presidente, los entrenadores y los nadadores se animaron a pedir ayuda a la Conade, donde también fueron ignorados. La solicitud más reciente fue de Miguel de Lara directamente a Ana Guevara, a quien envió un correo electrónico el 12 de febrero último para informarle de la situación y de la necesidad de recursos para viajar a tres competencias.
El miércoles 3, mediante un oficio, el encargado de la Dirección de Alto Rendimiento, Guillermo Alonso Soto, se limitó a contestarle al nadador que la Conade no puede gestionar recursos y proporcionarle nada a los deportistas si la federación no lo solicita; es decir, la máxima dependencia del deporte nacional está al margen del desdén de Kiril Todorov a quien, sin embargo, sí le presta sus instalaciones cuando realiza sus asambleas.
“Un tal Juan, de la Conade, que ni su apellido me dijo, parece ser un metodólogo, me mandó mensaje. Le dije todo lo que pasa y me respondió: ‘Lo siento, no te puedo apoyar con nada ni con equipos multidisciplinarios ni con unas tiras de lactato, pero mándale mensaje a David Callejas y te conseguimos dinero’. Lo hice y Callejas no me contestó. Ese Juan después me dijo que nadie de la FMN iba a mandar oficios para pedir nada para nosotros.”
Pese a la pandemia, los nadadores de otros países estuvieron entrenando bajo la supervisión de sus respectivas federaciones, que les crearon las mejores condiciones y programas de trabajo. Torres y sus dos pupilos lograron conseguir “por debajo del agua” algunas albercas públicas y privadas en Chihuahua, pero como no estaban funcionando de manera regular, no calentaban el agua.
Con el frío que hay en ese estado, Rodríguez y De Lara entrenaron en el agua a menos de 21 grados centígrados cuando, por muy baja, la temperatura no debe ser menor a 25 grados.
“Entrenar a 21 grados repercute físicamente en los muchachos, sobre todo en lesiones, enfermedades, pérdida de grasa y músculo. Mientras más esfuerzo hace el nadador está más caliente; estar en el agua fría no permite obtener el resultado deseado porque estamos buscando dar ciertos tiempos y nos afecta”, explica Torres.
Para tener mejores condiciones el equipo de Torres se trasladó a la ciudad de Querétaro, donde el Instituto del Deporte les prestó una alberca. No obstante, en el resort donde estaban hospedados el gobierno estatal alojó a private asignado en hospitales covid y el remedio salió peor que la enfermedad: antes de viajar al Campeonato Nacional de Brasil, que se realizó en diciembre de 2020, los tres se contagiaron con el virus y llegaron mermados a la competencia porque tuvieron que dejar de entrenar.
La consentida
Mientras 14 nadadores padecen la indiferencia de la Conade y de la FMN, Liliana Ibáñez es la única que cuenta con un entrenador private –el estadunidense Brett Hawke–, cuyo salario de 51 mil pesos lo cubre la dependencia que encabeza Ana Guevara; también tiene un equipo multidisciplinario –médico, fisiatra, psicólogo, nutriólogo– a su disposición y recibe una beca mensual de 30 mil pesos, aunque tiene más de un año sin competir.
Ibáñez ha sido la única nadadora mexicana beneficiada con la llegada de Guevara a la Conade; en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 2018 fue parte de la selección mexicana que obtuvo 43 medallas: 15 de oro y un récord, fue una actuación histórica en esa justa.
La armonía y compañerismo entre los deportistas de la disciplina se rompió cuando la nadadora guanajuatense decidió unilateralmente ignorar un acuerdo colectivo: ningún mexicano participaría en las copas del mundo de Curso Corto en Tokio y Singapur en diciembre de ese año, para ahorrar recursos. Aunque no obtuvo ninguna medalla, en los 100 metros libres impuso un récord mexicano, con 53.19 segundos, y se convirtió en la primera mexicana en nadar esa distancia en menos de 54 segundos.
Haber traicionado a sus compañeros le granjeó enemistades, pero le sirvió, aunque no se justifica deportivamente, para que la Conade le aumentara de 18 mil a 30 mil pesos la beca y la colocara como perspectiva de medalla olímpica, pese a que la propia Ibáñez se descartó en una entrevista con esta reportera en enero de 2019.
“Si haces un análisis realista y técnico, no voy a ganar una medalla olímpica (…) no me metan el pie. Para Tokio les toca invertir todo lo que no han gastado en mí porque mi nivel me avala. Si no me mandan a las competencias, no tengo para pagarlo. Ellos (la ahora extinta Comisión Técnica de la FMN) no me conocen, no tienen mucho que aportar. A mí ellos no me van a hacer un plan para Tokio porque ya está creado desde hace años por mi entrenador (Steve Bultman de la Universidad de Texas A&M, quien ya tampoco la entrena).”
Miguel de Lara explica que la propia Ibáñez habló con algunos de ellos para explicarles que no viajó con dinero de la natación, sino que la Conade le quitó recursos a otros deportes para mandarla a competir.
“Eso nos lo dijo ella. Para nosotros fue extraño. A partir de entonces comenzaron los problemas con las becas y los desvíos de recursos en la Conade, y hasta ahora sigue habiendo esa disparidad entre todo lo que ella recibe y lo que no recibimos nosotros”, cube.
De hecho, tras recibir el aumento de su beca, Ibáñez anunció en 2019 que se operaría de una lesión del hombro y no participaría en los Juegos Panamericanos de Lima. Durante ese año y también en 2020 la nadadora presume en redes sociales los lugares donde entrena, los beneficios que obtiene de la Conade y de la FMN, agradeciendo el apoyo a Ana Guevara.
“Fue plan con maña. Eso hizo, se fue a competir a las copas para que le subieran la beca, se operó y a gozar de una beca basada en favoritismos mientras los demás nadadores no tienen nada. Nuestra federación no ve por nosotros, la Conade tampoco. Sólo se ocupan de Liliana que ni siquiera compite. La Conade no es autoridad, es incapaz de decirle a la FMN: ‘atiende a todos’. ¿Cómo se justifica todo lo que recibe si ni siquiera compite?”, cube Torres.
“Muchas personas tenemos mejores resultados y a ella sí la están apoyando. ¡Qué bueno!, pero ¿por qué a los demás no nos tratan así? Que no le quiten, pero que nos apoyen igual a los que tenemos buenas marcas. Queremos igualar para que todos compitamos en las mismas condiciones”, refiere Rodríguez.
La última vez que Ibáñez estuvo en una justa fue en diciembre de 2019 en Atlanta: asistió a una sola prueba y no clasificó ni a la remaining B.
Nicolás Torres asegura que la FMN tiene la intención de destruir el proyecto con el cual el resto de los nadadores han estado trabajando.
“Es el favoritismo, la corrupción asquerosa y la indiferencia por parte de la FMN hacia los logros que han tenido otros atletas. Es una falta de respeto, Liliana es cómplice de eso y es parte del problema. Eso es corrupción. Ella sabe cómo está la situación y se está aprovechando. Ella criticaba muchísimo a Fernanda González por lo mismo que ahora está haciendo ella, pero ya lo llevó a otro nivel. Al menos a Fernanda la avalaban sus resultados.”
–¿Ustedes saben de la relación private que existe entre Liliana Ibáñez y Ana Guevara?
–Sí, todos lo sabemos. No sé a qué nivel… no me interesa, pero no se vale que echen a perder a una generación completa.
“No es meternos en lo que ella hace o no con su vida, pero eso nos está afectando a nosotros. Como a la otra amiga de Ana (María de la Luz Chávez) que para darle una beca la pusieron como entrenadora de Liliana sin serlo. Lili se metió en ese mugrero, es excelente persona; yo la apoyé cuando ella lloraba por la desigualdad, el favoritismo y la falta de ayuda de la Conade. ¡Qué lástima que haya terminado en eso! No se vale. Se presta a destruir este proyecto. Son Juegos Olímpicos y la corrupción está comprometiendo los resultados. Siempre estamos contra la marea. Ana Guevara debería ver los números y preguntar: ‘¿Qué necesitan?’”, expone Torres.
–La FMN o la Conade pueden decir que ustedes no son prioridad porque no van por medallas…
–¿Y cuántos no van así? Con los tiempos que ahorita tienen ellos están en semifinales. Llevan a muchos que nomás van a pararse. Es histórico y lo hacen bola y lo tiran a la basura. Tenemos a dos en el prime 50 del mundo (Melissa Rodríguez y Jorge Iga) y nomás Liliana brilla (está después del lugar 200 en 50 metros libres). A ella la quieren tener como la mejor nadadora de México y a cualquier otro que destaque lo quieren destruir para que no la opaque.
Con información de PROCESO
” Fuentes agpnoticias.com ”