¿Qué pasa cuando se conjunta la tradición con lo contemporáneo, el pasado con la vanguardia, una ubicación inigualable con una propuesta gastronómica authentic y muy potente… siempre respetuosa de las costumbres y buscando una identidad propia? Todo esto da paso a un gran restaurante como lo es RESTAURO.
Me gusta llamarlo “El hermano pequeño de La Noria”, pero solo por efectos cronológicos, porque este lugar de pequeño no tiene nada. Solamente el trabajo de restauración que se hizo con la propiedad sería motivo suficiente para dedicarle su propia reseña sobre la increíble unión entre arquitectura, arte, diseño e iluminación.
El estar ubicado en el Barrio de los Sapos, frente al bar La Pasita y a pocas calles de La Catedral le otorga una ubicación difícil de superar pensando en que es el lugar perfecto no solo para turistas foráneos y extranjeros sino también para los poblanos que nos gusta disfrutar y redescubrir el Centro Histórico. Los Sapos no solo es un gran espacio para poder saborear la historia de la Ciudad sino que ahorita se encuentra en uno de sus mejores momentos, con propuestas de hoteles y gastronomía de primer mundo y tomando en cuenta servicios como Uber y Didi ya no cuenta el pretexto “ir al centro es muy complicado”.
Les recomiendo que cuando vayan conozcan todos los espacios de Restauro, hasta los baños. A mí me gusta comer en el patio central, creo que es el espacio donde convergen todos los elementos del lugar y se puede disfrutar mejor de la casona. Y vayan de día y de noche porque el lugar se transforma con uno de los mejores diseños de iluminación synthetic que he visto en un restaurante.
Y sobre la comida… ¡aquí comienza la mejor parte! Qué rica es la comida mexicana, tan llena de tradición y costumbres, que nos provoca el que nuestra mente y nuestro corazón se inunden de recuerdos de la niñez. Tuve la dicha de conversar con el chef, mi tocayo Carlos Allende, quien no solo fue el encargado de que pudiera probar una perfecta selección de varios platos de la carta sino que también pudimos platicar a fondo sobre la comida mexicana, lo “complicado” que es poder dar una reinterpretación a un plato típico sin faltarle el respeto cayendo en puro present vacío pero al mismo tiempo con una propuesta propia. Y este restaurante lo pude disfrutar así, este fue mi viaje:
Comencé con un TAQUITO RESTAURO, flor de calabaza rellena de requesón, servida sobre tortilla de maíz y acompañada de salsa verde… deliciosa combinación de texturas y sabores. La cremosidad del queso se une con lo crujiente de la flor y esperan ansiosas la acidez de la salsa verde, es perfecto para comenzar la experiencia.
Como un solo taco nunca será suficiente, lo siguiente que probé fue un TACO DE PATO SALTEADO EN PORO ACOMPAÑADO DE BETABEL FRITO Y SALSA DE MANGO Y CACAHUATE, aquí fue donde mi mente comenzó a dar vueltas… no sé bien qué period lo mejor, si el sabor profundo del pato, la textura crujiente del poro y el betabel o esa salsa, ¡la salsa! Ese juego entre dulce y picante y de fondo lo conocido del cacahuate… ¿period sabor mexicano? ¿Period algo más asiático? Lo que estoy seguro es que fue todo un gozo desde la primera hasta la última mordida.
Cuando pensé que la comida ya me había sorprendido lo suficiente para que esta visita fuera memorable (porque ya he visitado varías veces este lugar) no sabía la sorpresa que estaba por llegar. Uno de los platos más originales y perfectos que he comido en mucho tiempo: CREMA DE CAMOTE MORADO… colour, texturas, sabores. Lo sedoso de la crema en un morado intenso (que casi exige comerse en el mes de noviembre) en contraste con lo crujiente de los chips de camote naranja. El juego delicioso entre lo dulce del camote y lo ácido del queso de cabra , y todo esto acompañado de tropiezos de nuez. Más que una sopa sentí que estaba disfrutando de una poesía. Y todo esto acompañado de una copa de tinto Icus One, un varietal de Ensenada que se encargó de orquestar mi experiencia.
El siguiente paso fue unas ENCHILADAS TRICOLOR, deliciosa combinación de pipián verde, pipián rojo y mole poblano, con el giro de no solo estar rellenas de pollo sino también de queso, elemento que hace que se vivan diferentes estos sabores tan conocidos, haciendo un perfecto homenaje a la tradición poblana.
El último punto de lo salado fue un PULPO A LA PLANCHA CON COSTRA DE CHILES TATEMADOS, perfecta cocción complementando con sabores intensos y profundos… ahumados, terrosos e intensos, perfectos para terminar con esta travesía. Y justo cuando pensé que había terminado y que, por cierto, ya no tenía espacio para comer nada más, llegó lo dulce… un TRES LECHES DE CAJETA… dulce, esponjoso, húmedo y con todo lo necesario para que se sienta como un abrazo que marca el fin de este recorrido gastronómico.
Esta fue mi experiencia en RESTAURO, muero de antojo por regresar y comer mis favoritos del lugar… los taquitos árabes, pero ya será en otra ocasión que hable de ellos.
Cuando busques comida mexicana y un increíble lugar en el centro de Puebla, esta es una excelente opción… ¿se te antoja?
” Fuentes tribunanoticias.mx ”