“He conocido el terror y el miedo indescriptible de no saber si mi agresor está cerca”, contó Alba Toro Rivera, mujer ciega que denunció públicamente ser víctima de acoso sexual por parte de un conductor del servicio Llame y Viaje, adscrito a la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA).
Luego de haber denunciado dos incidentes de acoso sexual, en el 2019, la agencia determinó, mediante una directriz, no volver a asignar al chofer a un viaje de Toro Rivera.
Sin embargo, la usuaria compartió que en cuatro alegadas instancias pudo estar cerca de toparse nuevamente con el conductor, ya que cuando llamaba para saber quién estaba asignado aparecía él. “He vivido con el temor de que esa persona sabe dónde vivo”, dijo Toro Rivera.
Tan pronto se hizo la denuncia pública, la agencia determinó reubicar el empleado del programa.
La presidenta de la AMA, Karen Correa, aseguró a este diario que el conductor fue asignado a otra división de la AMA. Precisó que, en los pasados tres años, no ha habido ninguna querella de acoso sexual en la AMA, solamente la de Toro Rivera.
“El chofer fue reubicado a otra área por lo que, a nosotros, nos interesa que esta persona pueda utilizar el sistema con toda la confianza y seguridad. Que no tenga que estar llamando y asegurándose de quién le toca. Para evitar eso, él ya no está en el programa”, dijo Correa en entrevista telefónica.
Además, Correa compartió que las agendas de los choferes pasan por una persona (controlador) que tiene la función de verificar las rutas antes de asignarlas.
“Tiene que haber un controlador porque es quien va a tener la capacidad que no tiene el sistema (como manejar información de acomodos razonables o casos como el de Toro Rivera). (…) Si ella había llamado temprano y sabía que él estaba asignado, (eso) pudo haber pasado porque no había terminado el proceso de que el controlador afinara los viajes”, explicó sobre el protocolo diario en este programa de viajes personalizados.
Cada vez que cuenta su experiencia, la sobreviviente detalló que su cuerpo reacciona como quien maneja un desorden de estrés postraumático.
“No es tan fácil darse la vuelta, huir, correr, defenderse, y esa posibilidad de indefensión me ha aumentado mis niveles de ansiedad, aparte del miedo aumentado. Mi frustración ha alterado mis patrones de sueño, mis patrones de alimentación”, compartió conmovida.
Toro Rivera utiliza el programa de transporte público desde el 2001 para ir a sus citas médicas o la farmacia, asistir a sus clases doctorales en la Universidad de Puerto Rico o para cualquier actividad a la que necesite ser trasladada.
La usuaria llama el día antes de cada viaje para verificar quién será su conductor y asegurarse de no volver a coincidir con su agresor. “No he estado en contacto físico con el conductor después de la directriz, pero ha sido porque yo no lo he permitido, no porque la agencia lo haya propiciado”, denunció.
Tan reciente como en mayo, Toro Rivera sometió una querella a la Oficina de Servicios del Ciudadano, la que no prosperó. Durante la investigación interna de la AMA, en mayo de este año, la mujer participó de una vista pública, en la que tuvo que volver a contar sus experiencias.
La pesquisa de una oficial de Recursos Humanos, especializada en el protocolo de hostigamiento sexual de la agencia, resultó en que los alegatos de acoso sexual no “se pudieron corroborar en la investigación”.
La sobreviviente es parte de una crimson de apoyo “Somos los ojos de Alba”, compuesta por personas de diferentes trasfondos sociales que le brindan apoyo.
La psicóloga María Mojica, quien la acompañó en la conferencia de prensa en la que denunció sus experiencias, insistió en que “es importante que las agencias tengan conciencia de la responsabilidad que asumen cada vez que dan servicio a personas que pudiesen encontrarse en una situación de subordinación”.
“La agencia no está comprendiendo la dimensión del problema que tienen, de la bomba de tiempo sobre la cual está sentado el programa. Esto va más allá de mí, pero es que estamos hablando del bienestar de otros usuarios, de garantizar un espacio libre de acoso sexual para todos los usuarios que utilizamos el servicio”, expresó la mujer de 45 años.
Exigió que haya procedimientos de investigación expeditos dentro de la agencia, que sean “sensibles y tomen en cuenta el manejo de traumas, que los conductores y todo el personal sea adiestrado periódicamente, recurrentemente, sobre lo que es el hostigamiento sexual”.
“Si yo que soy trabajadora social, que tengo recursos internos y destrezas de afrontamiento que acompañan a personas en situaciones similares, y me siento de esta manera… ¿cómo se puede estar sintiendo una mujer que no tenga esta fortaleza, que no pueda elaborarlo como una mujer sorda, una mujer con reto intelectual o que no pueda construir una red de apoyo?”, dijo emocionada.
Además, Toro Rivera resaltó que ha compartido con choferes muy empáticos y solidarios en la AMA.
A raíz de este incidente, la presidenta de la AMA se comprometió expresamente en que los empleados recibirán talleres sobre hostigamiento sexual, entre ellos los 64 conductores de Llame y Viaje, de los cuales 45 son hombres y 19 mujeres.
“Habiendo acontecido esta situación, mis instrucciones fueron bien claras… que se van a estar adiestrando, no solamente a los de Llame y Viaje, sino que a todos los empleados”, dijo Correa sobre su reciente directriz de educar sobre la política contra el hostigamiento sexual.
” Fuentes www.elnuevodia.com ”