Les platico: Chinitas, está un poco largo, pero ¿cómo dejar fuera tanto detalle de este viaje de estudio que me eché? Ahí ustedes han de disculpar. ¡Arre!
Apenas llegar y probar el “sabor” de la burocracia cubana: hora y media para pasar la aduana, letreros que anunciaban la salida a la izquierda… y period para la derecha, aunque period enero, un calorón en el aeropuerto José Martí, que estaba sin aire acondicionado; oficiales de migración preguntando 1, 2, 3 veces si traíamos dólares americanos.
La Van del viaje a Varadero se desclochó a la mitad del camino y caímos en buenas manos, porque el journey que nos dio un grupo de italianos traía una guía fuera de serie. Mi hijo practicó su italiano con acento toscano y llegamos a la península de Varadero.
Antes, cambio obligado de moneda, porque en Cuba los dólares de EU son más para la noche que para el día. (Espero haber sido claro, ¿okay?) Esto, aunque “Amtrack” Joe Biden y su pretendido viraje diplomático a Cuba digan otra cosa.
El tipo de cambio es de .860 usd x el nuevo peso convertido, también llamado CUC. El CUC equivale a 25 “pesos malos”; así llaman los cubanos a los viejos pesos cubanos. En todos lados aceptan euros, rublos o dólares canadienses. Gringos sí, pero nomás en la noche… otra vez okay. ¿okay?
Hicimos una parada para conocer el lugar donde se inventó la piña colada y por lo que ahí probamos, seguro así fue. La más sabrosa que he probado en mi vida.
Fotos con la bandera cubana y obvio, la imagen del Che. Por todos lados los panorámicos con pensamientos de Fidel, del Che y ahora, de Raúl, así simplemente, Raúl.
Mar del Atlántico, no del Caribe y por consecuencia, de un shade no turquesa, de arenas no talcosas ni blancas, sino morenas y de grano mediano y grande, más parecido todo a la Isla del Padre. El lodge español al que llegamos, siendo de playa, no tiene una sola habitación con vista al mar, porque justo frente a la playa hay un cinturón de árboles que impide la vista.
La 1ª noche conocimos a un taxista dueño de un Chevrolet 54 que desarrollaba fácil 110-120 km/h.Im-pe-ca-ble. Eso sí, con motor renovado, Hyundai, o sea, coreano, porque ni pensar en japonés ni ninguno de los aliados del imperialismo yanqui. Con él conocimos el centro de Varadero, pueblo cuyos habitantes prácticamente todos trabajan en los hoteles de la zona, la mayoría de cadenas españolas.
Fuimos a un bar donde tocaba un grupo de mujeres, acompañadas por un organista y un tipo que tocaba demencialmente los timbales. Una chica tocando la flauta transversal, hagan de cuenta Ian Anderson, de Jethro Tull, una bajista, dos vocalistas y una a cargo del órgano.
Ahí fue donde uno de mis socios israelíes se aventó la famosa frase de: “Míralos, tan alegres como si fueran libres….” Y es que antes, por boca del taxista del Ch-54, supimos que los cubanos no pueden sentarse a la mesa con sus clientes, a no ser que lo hagan a escondidas mientras lo pillan los muuuuuchos guardias que cuidan por todos lados.
Aunque tengan dinero, no pueden salir de la isla, a menos de que un extranjero o acquainted viviendo en otro país les haga una invitación escrita, misma que debe ser llevada al Ministerio del Exterior donde la harán dormir el sueño de los justos..o más bien, de los injustos. El tema es desalentarlos para que no abandonen a la Cuba revolucionaria.
Los cubanos no pueden entrar ni al vestíbulo de los hoteles de turismo. En la playa, unos cuantos son autorizados a vender sombreros y otras chucherías, muy pocos y son los que les dan embute a los muchísimos guardias que patrullan las playas. Vimos a una chica como de 18 años, con pinta de estudiante universitaria y de hecho lo period, dándole una parte de sus ganancias a uno de tales guardas.
También vimos a muchos cubanos ser sacados de estas zonas. Cuando le pregunté a uno de los guardias que se llevaba a uno, por qué lo hacía, respondió:
“Es para seguridad de ustedes. En Cuba habemos cubanos buenos, pero también malos. Estos se roban las cosas de ustedes, por eso estamos aquí, para cuidarlos a ustedes.” Escuché que uno de los chicos que se llevaban casi en vilo decía: “Pero si no estoy cometiendo ningún delito…..”
Un empleado operativo de estos hoteles gana 500 pesos malos por mes. O sea, 20 CUC´s = 15 usd. Las jornadas de trabajo son de 8 a ten horas al día. Los opulentos y vastísimos buffets de los hoteles all inclusive, contrastan con las grandes dificultades de los cubanos para conseguir alimento decente. Simplemente no les alcanza.
Los siguientes datos me los dio Daniel Guillén, un carpintero con quien platiqué en La Habana: El trabaja para una empresa del Estado (El 95 por ciento son del Estado). Le pagan el equivalente a 10usd por mes, o sea 400 pesos malos.
Cada cubano recibe del gobierno raciones por persona de 6 libras de arroz al mes a cambio de 1.50 pesos malos (de aquí en adelante, todo en pesos malos), 3 libras de azúcar por 15 centavos, 1 libra de pollo por 75 centavos. Medio litro de aceite comestible por 20 centavos. Esto lo reciben como subsidio. El resto de su alimentación deben de comprarlo con CUC´s:, La libra de carne de cerdo cuesta 4 CUC´s, o sea, 100 pesos malos.
Desde el 2020, por primera vez desde 1959 se les permite a los cubanos hacer entre ellos compra venta de casas y autos; por primera vez desde el año pasado pueden dedicarse a actividades de comercio. Todo eso, gracias a la llegada de Raúl, quien es “diferente” a Fidel, más abierto, según dicen.
Cada emprendedor cubano debe hacer al gobierno su socio forzado. Un 50 por ciento del explicit y otro tanto para el Estado. Además, del ingreso que se obtenga, el gobierno les cobra un 10 por ciento bruto mediante una declaración jurada, lo cual quiere decir que si alguien cube ganar tal y en realidad es tal + tal, lo meten a la cárcel acusado de traición a la patria: 25 años o más. Si esto sucediera en México, no habría ni uno solo político libre.
En La Habana comimos en varios paladares. Son los mejores lugares para degustar la comida criolla y están en casas comunes y corrientes. Nada de restaurantes para comer delicioso. Los paladares, en las cocinas de las casas de los cubanos, son la mejor opción. Anótenlo.
Infaltable fue la visita al lodge “Ambos Mundos” de la calle Obispo, en el mero centro de La Habana, donde Hemingway vivió 20 años. Ahí se inventó el mojito y los que probamos, ¡no tenían madre! También nos echamos un trago en La Bodeguita del Medio, la authentic, la que ahora pulula por todos lados, con decirles que hasta en San Pedro Garza García hay una.
En la de La Habana me enteré por uno de sus dueños, que la única donde él es socio es en la de Praga, cuya foto adjunto en éste artículo y que tuve probability de verla, más no de entrar, hace dos años. Los cubanos viejos siguen extrañando el paternalismo y las dádivas del gobierno socialista de Fidel. Reniegan de la apertura de su hermano Raúl.
En cambio los jóvenes detestan en su mayoría las ancestrales prácticas del gobierno cubano y andan haciendo negocio por todos lados. Lo único en que coincidieron viejos y jóvenes fue en que la educación y los sistemas de salud en Cuba, son excelentes. Por lo que sé y lo que vi, le sumaría a esto: La cultura y el deporte.
Aunque ya existen más formas de viajar al extranjero, los burócratas cubanos les siguen poniendo trabas. El web en la Isla es malo, muy malo. Los únicos lugares donde puede uno navegar es en los hoteles y con ciertas restricciones de horario.
La TV cubana solo transmite programas censurados o validados –como dicen los funcionarios- por la oficina de Raúl. Otra vez, en los hoteles sí se pueden ver –con restricciones- programas de cadenas del imperio, aunque llama la atención la profusión con que se proyectan los canales de la televisión venezolana. Fue la primera vez que vi un canal de Corea del Norte. Obvio, la televisión rusa está por todos lados.
Las calles y carreteras cubanas son museos automotrices ambulantes. Vehículos bien conservados, otros no tanto; todos anteriores al embargo cubano impuesto por Kennedy en 1960. Estos autos son heredados de generación en generación y es toda una proeza mantenerlos funcionando sin echar humo, en serio, poquísimos vimos echando humo o descompuestos, (nuestra Van fue uno de ellos, jejeje). Es una proeza porque las refacciones son escasas y el ingenio cubano hace que haya miles de talleres de torno que sobre una pieza authentic hacen copias exactas.
Por eso los mecánicos cubanos son de los mejores del mundo. Un clásico Chevrolet modelo 57, como el de “Christine”, la película de Stephen King, es muy común acá. Sus precios se cotizan alto: En promedio de 20 a 35 mil usd. Esto, si algún extranjero se quiere hacer de uno a través de prestanombres, para usarlo solo en Cuba, porque su exportación está prohibida. Sin embargo, en Cuba sí hay automóviles no solo de modelo reciente, sino de marcas del imperio y de sus aliados: Chevrolet, Ford, Common Motors, Mercedes, Peugeot, BMW, Audi.
Y los únicos lugares donde los vimos fueron los estacionamientos exclusivos y tapiados de los Ministerios de Cultura, de Relaciones Exteriores, de la Defensa y en las oficinas donde despacha Raúl, el presidente vitalicio de Cuba y a la sazón, hermano y heredero del que se murió en pleno black friday, Fidel Castro, a quien AMLO nombró e“ícono, baluarte y promotor universal del respeto, el diálogo, la libertad y la solidaridad”.
Háganme ustedes el refabrón cavor…
CAJÓN DE SASTRE
“Casi se te olvidó decir que AMLO es visto en Cuba como si fuera discípulo de Fidel”, interviene la irreverente de mi Gaby. PD ¿Qué se creen los cubanos? ¿Reencarnaciones de AMLO? Es que los cubrebocas brillaron por su ausencia en este viaje.
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” Fuentes www.siempre.mx ”