«Volar no es sólo el arte de los pájaros sino también de los artistas», escribió el dramaturgo Mehmet Murat. Que se lo digan a María Egea, una malagueña azafata de vuelo que transforma sus experiencias profesionales en singulares obras de arte. Acaba de inaugurar su primera muestra private en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC)-La Coracha, titulada Aproximaciones (donde podrá verse hasta el próximo 26 de marzo).
La propuesta artística de Egea nace de sus vivencias a modo de diario-carta de navegación, que recoge sus viajes por todo el mundo como auxiliar de vuelo; los aterrizajes y aproximaciones a aeropuertos de NY, Mexico, Miami, Bogotá, Sudáfrica son objetivo de su cámara, para ser recogidos en pulidos metacrilatos trabajados con pulsión pictórica. «Desde muchos pies de altura hay otra perspectiva de las ciudades y me encanta ir en la cabina, siempre que puedo, durante el despegue o el aterrizaje», explicó ayer en la presentación a los medios de su exhibición. Por supuesto, el título de la muestra particular person, Aproximaciones, no es fortuito: para Egea significa el momento previo al aterrizaje, esa incertidumbre al no conocer con certeza el destino, la curiosidad por el lugar, se haya visitado previamente o no. «Es ese nerviosismo previo al viaje» a pesar de su ocupación, comenta la malagueña.
Para poder pintar después estas ciudades, Egea toma fotografías a través de la ventanilla, y a eso le añade «mucha imaginación» que le lleva a asociar, por ejemplo, una playa de Miami con la playa malagueña de El Chanquete, aseguró ante los periodistas.
María Egea también gusta de viajar por las diferentes técnicas y estilos que se ponen a su disposición. Por ejemplo, en algunas de sus obras utiliza los mapas de navegación aérea tradicionalmente empleados por los pilotos (ahora en desuso): las rutas de vuelo, las cartas de navegación donde los pilotos marcan líneas (con posibles paradas en caso de emergencia), que la artista sustituye por puntos, «como las pinceladas que perciben ellos desde las alturas».
Explica Egea, admiradora de Sonia Delaunay y Jackson Pollock, entre otros, su deseo de experimentación a sus continuos viajes por distintas ciudades, en los que tiene la posibilidad de visitar museos y bienales, comprar pigmentos o rotuladores y probar nuevas técnicas.
María Egea pinta los lugares que visita y las personas que conoce pero no como una cronista de lo exterior, desde la distancia y la altura de una cabina de avión, sino que lo hace hacia adentro, para poder analizar y entender sus propios sentimientos. En este sentido, se confiesa una persona introvertida, que siente que pintando se comunica con los demás, es su forma de expresarse. En sentido, quizás los viajes de esta azafata de vuelo malagueña tengan más de cartografía inside y sentimental que de rutas aéreas externas.
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