Los Mallos se ubican en la Hoya de Huesca, al sur del Pirineo, donde forman una estampa sorprendente: paredes verticales conglomeradas esculpidas por el tiempo que son un espacio de aventura y escalada. Cuenta la leyenda que fue una anciana hilandera que vivía en la aldea de Foz de Escalete y limpiaba el lino en el rio Gallego, quien con su magia dio forma a las moles de roca de tamaño tan inmenso. En ellas se refugia desde tiempos inmemoriales, lejos de todo. Solo en las noches de San Juan, dicen, que se la puede ver sentada en O Pisón, el más grande de los Mallos, trabajando el lino.
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