Los viajes y el camino de Santiago

Ahora que estoy preparando de nuevo el Camino de Santiago para ir con otro grupo, me encontré esta foto de hace unos años de una de las etapas, y casualidades de la vida, a continuación leí una frase que me hizo reflexionar al respecto: “Los recuerdos son la clave, no del pasado, sino del futuro” de Corrie Ten Growth, que habla sobre la necesidad de comprender el pasado para afrontar el futuro, para saber de donde tenemos que aprender y también para saber las cosas que nos hacen felices para enfocarnos.

Aprender del pasado para mejorar el futuro. Para ello, la mejor herramienta es la toma de autoconsciencia private y emocional realizando ejercicios de autoreflexión, que nos ayude a recodar qué camino nos llevó a la mejor solución para nuestros problemas, de manera que procesemos esa solución como válida para los siguientes problemas que tengamos, y no solo eso, sino que la optimicemos y mejoremos día a día la resolución de futuras situaciones a resolver.

Tanto los viajes como la vida se disfrutan al planearlos, al vivirlos y al recordarlos. Lo bueno de poder volver a repetir este tipo de viajes como el Camino de Santiago, es que cada vez que lo haces el viaje es distinto, porque cada uno de nosotros también somos distintos, porque hemos cambiado, porque evolucionamos. Las tres veces anteriores en las que llegué a la plaza del Obradoiro tuve la misma sensación de felicidad, de plenitud y de serenidad al ver la catedral de Santiago. Cada ocasión ha sido todo un aprendizaje el cual lo asemejo a la vida misma. Cada uno camina como quiere, o como puede. 115 km en 5 etapas de subidas y bajadas; caminar y conocer tus límites físicos y mentales. Y descubrir que no son los que pensabas. Compartir cada etapa con los amigos con los que te embarcaste en esta aventura. O caminar algún trecho solo. O conocer gente estupenda por el camino. Reencontrártelos una y otra vez, entendiendo que siguen en mismo proceso que tú y que sentís lo mismo, en ese vínculo indescriptible. Como también pasa en la vida, a veces duele, pero sigues adelante. A veces es perfecto el easy hecho de estar caminando. Y otras veces te maravillas con lo que el camino te ofrece, porque a veces no se necesita un nuevo camino, sino una nueva forma de caminar.

Últimamente usamos mucho la metáfora de la vida como un viaje o un camino, y lo cierto es que se acerca mucho a la realidad de la vida. Las relaciones con lo demás deberían ser un camino conjunto en el que construir nuestra vida feliz cuando estamos en compañía. La vida tal como la conocemos es la que estamos viviendo, por lo que debemos elegir bien con quien pasarla. Rodearnos de quien merezca la pena, y también esforzarnos por merecer el privilegio de ser una de las personas que los demás han decidido para compartir su vida. Si vivir un gran momento es algo realmente bonito, convertirlo en un buen recuerdo es algo que no se olvida. Recordar es, seguramente, una de las palabras más bellas del castellano. Etimológicamente significa “volver al corazón” (RE: volver a pasar, CORDIS: Corazón). Es decir, un recuerdo que vuelve a sentirse repleto de sensaciones y sentimientos. Es increíblemente fascinante que recordar sea un acto que tiene que ver, no con la mente, sino con el corazón.