Esta doble fecha de Eliminatorias para el Mundial 2022 plantea para Uruguay dos desafíos que se transformaron sistemáticamente en problemas para los celestes. El primero, el viernes ante Argentina, con el que perdió 3-0 en octubre en Buenos Aires (partido atrasado de la primera rueda) y al que le ganó una sola vez en 16 encuentros, en 15 años en los 15 años de esta period de Tabárez.
El otro será el ascenso a La Paz. El lunes a la hora 15, Uruguay volará a Bolivia para jugar un día después el partido de la fecha 14 del clasificatorio.
La última vez que Uruguay jugó a 3.600 metros, ganó. Eso ocurrió el 8 de octubre de 2015, en el inicio de las Eliminatorias para Rusia 2018. La selección consiguió un histórico 2-0.
Uruguay sufrió en La Paz, hasta que en 2015 ganó 2-0
Aquel plan, que el cuerpo técnico fue descubriendo con ensayos y errores, consistió en distintas etapas de aprendizaje.
Primero probaron llegar la noche previa. No dio resultados. Estaban un día y medio en la altura.
Luego, llegar la mañana del partido, alojarse en un lodge, almorzar en la altura y jugar. Permanecían menos horas en la altura, pero nunca menos de ocho o 10 horas, incluido el partido
Finalmente la próxima semana Uruguay viajará cuatro horas antes del partido ante Bolivia y se trasladará directo del aeropuerto El Alto (a 4.200 metros) al estadio Hernando Siles. Así ocurrió en el triunfo de 2015.
¿Qué consiguen con esta estrategia? Minimizar los efectos de la altura que, por las experiencias que recogió el cuerpo técnico de la selección en las tres Eliminatorias anteriores (Mundiales 2010, 2014 y 2018) empiezan a causar efectos a partir de las cuatro o cinco horas, explicó el preparador físico José Herrera. Cuando la altura comience a pasar factura a los jugadores, Uruguay ya estará camino al aeropuerto para bajar al llano.
La próxima semana Uruguay llegará el lunes de tarde a Santa Cruz. Descansarán en el llano. El martes a la hora 12 (13 de Uruguay) volarán a La Paz, en un viaje de una hora. Dos horas antes del partido estarán camino al estadio. A las 16 (17 de Uruguay) comienza el partido. La delegación abandonará de La Paz a la hora 21 native (22 de Uruguay). Estarán ocho hora en La Paz.
Así lo vivió (y relató) Wilmar Valdez, en 2015
En su libro, El fútbol y mi verdad, de editorial Planeta, el expresidente de la AUF, Wilmar Valdez relató su experiencia en aquel triunfo de 2015.
“La planificación de Tabárez estableció que llegaríamos dos horas antes del partido para minimizar los efectos de los 3.600 metros de altura de La Paz. En ese escenario corríamos muchos riesgos. Al respecto le consulté a Eduardo Belza, el gerente deportivo, y me dijo que para Tabárez era el mejor plan. Era todo tan ajustado que no podía dejar de pensar que ante cualquier eventualidad no llegaríamos al partido”, cuenta el expresidente.
Tabárez, en 2015
“Una vez en Santa Cruz, para que nada quedara librado al azar, enloquecí con preguntas al ataché de la delegación, el cónsul de Nacional en la ciudad: ¿Cómo era el camino? ¿Quiénes nos guiaban? ¿En cuánto llegábamos a tomar el avión? Como no me veía convencido ante sus respuestas, en un momento me dijo: “¿Querés que hagamos el recorrido ahora y tomemos el tiempo?”. “Sí, dale”, le contesté de inmediato. Así fue que, en la tarde previa al viaje a La Paz, hice, junto con el Pato Pastoriza, el recorrido desde el lodge hasta el aeropuerto, igual a como debería hacerse al día siguiente. Cronometramos el tiempo y nos sacamos las dudas, llegábamos bien, aunque todo period muy justito. Al final, salió todo redondo. Se cumplió con lujo de detalles todo lo planeado. Bajamos del avión, fuimos directo al vestuario, jugamos el partido y nos volvimos con un triunfo histórico”.
Las experiencias de 15 años
En el libro Maestro, el legado de Tabárez, de Ediciones B, el médico Alberto Pan explicó sobre el plan que la selección instauró en 2015 y que desarrolla cada vez que va a la altura de Quito o La Paz.
“No es un secreto lo que hacemos, es una realidad. Existe una ventaja biológica que es un tiempo útil para aprovecharlo, donde los efectos aún no son de una importancia tal que mermen las posibilidades deportivas. Entonces existe un período para tener un rendimiento un poco más alto en esas condiciones. Fuimos experimentando a lo largo de los años, en diferentes instancias de competencias y torneos. Copa América, en las cuatro Eliminatorias (Pan se integró en 2003 al combinado), en Bogotá, Quito, La Paz”.
El médico de la selección, Alberto Pan
Para cada ciudad tienen un plan, pero establecieron casi como regla que a Quito y a La Paz llegan directo desde el llano (Santa Cruz en Bolivia y Guayaquil en Ecuador) a jugar el partido, no pasan por hoteles, no hay descanso previo en esas ciudades.
Viajar con los tiempos justos es asumir riesgos ante cualquier falla técnica que obligue al avión a regresar o se produzca algún retraso en la salida.
El profe Herrera considera que vale la pena correr el riesgo de subir sobre la hora del partido a La Paz o Quito para llegar a jugar.
“En el último viaje a Quito hubo un problema en el vuelo y tuvo que retornar a Guayaquil porque había quedado una puerta mal sellada. Es un riesgo que se corre, pero vale la pena asumir ese riesgo porque hay una ventana, cuando uno llega a la altura de cuatro o cinco horas, en las que el organismo no sufre los efectos de la altura. Por esa razón es importante llegar, jugar y retirarse de la altura. También algún entrenador puede decir que los jugadores van a estar nerviosos, que van a andar corriendo, bajándose del avión para ir a calentar, pero nosotros lo pudimos hacer. Eso llevó un tiempo de información, de intercambio y también de la experiencia, de cosas nuevas que se descubrieron”, expresó Herrera.
La próxima semana, Uruguay volverá a experimentar jugar en la altura y lo harán con la fórmula que ya fue exitosa en 2015.
” Fuentes www.elobservador.com.uy ”