El intercambio de viviendas se popularizó en todo el mundo gracias a la película The Vacation, de 2006. El personaje de Cameron Díaz, una publicista que vive al sur de California, llega a un acuerdo por web para intercambiar su casa durante las Navidades con el personaje de Kate Winslet, una redactora que se aloja en una encantadora casa de campo de Inglaterra.
Esta conocida comedia romántica supuso un gran impulso para HomeExchange, la primera plataforma de intercambio de casas on-line. En la última década, la compañía ha pasado de unos pocos cientos de viviendas disponibles a más de 450.000 alojamientos en 159 países. Ahora, la plataforma apuesta por llevar este enfoque al mercado del alto standing a través de HomeExchange Assortment. “Vimos la necesidad de una forma de turismo más responsable, más despacio, de sentirte como en casa y tener un mayor contacto con el destino. Sentirte como un local es una tendencia y el mercado del turismo de lujo no es ajeno a ella”, explica la portavoz de HomeExchange en España, Pilar Manrique.
Para este verano, la oferta de gama alta abarca unas 300 casas de 35 países diferentes, entre los que destacan Argentina, Países Bajos, Suiza, Canadá, Francia, Islandia, Indonesia, Italia, Mauricio, España y Estados Unidos. “Pretendemos llegar tener 1.000 casas al final del verano”, reconoce Manrique.
El coste de la cuota de adhesión a la comunidad es de 850 euros anuales y da acceso ilimitado de intercambios durante esos 12 meses. Las ventajas exclusivas y los servicios personalizados para sus miembros comprenden el apoyo exhaustivo de un equipo especializado, la cancelación 100% versatile como invitado o una protección de hasta dos millones de dólares por daños a la propiedad, entre otros.
El otro requisito es contar con una vivienda única y exclusiva que poner a disposición del resto, algo que el equipo de la plataforma se encarga de evaluar exhaustivamente. “Se tiene en cuenta, por ejemplo, si tiene equipamiento específico de ocio, como piscina privada, pista de tenis, un cine en casa o un yate privado. También equipamiento más enfocado al cuidado y bienestar personal: jacuzzi, sauna, gimnasio… O si incluye algún servicio como limpieza diaria, un chef privado o un servicio de niñera. Además, se tiene muy en cuenta la ubicación, el diseño, el estilo arquitectónico y el valor de la casa, que se suele estimar en torno al millón y medio de dólares”, afirma la portavoz. Así, la oferta abarca desde áticos en ciudades de todo el mundo, chalés y castillos centenarios entre higueras y olivos, hasta refugios en la naturaleza cerca de Sierra Nevada e incluso yates de lujo en el mar Arábigo.
El intercambio se puede dar de dos maneras. Por un lado, está el intercambio recíproco. “Es el más fácil, yo me voy a tu casa y tú vienes a la mía”, relata. Sin embargo, también existe la opción para el anfitrión de prestar la casa sin reciprocidad a cambio de ofrecer los llamados GuestPoints a los huéspedes para agradecer esa hospitalidad: “Si yo voy a tu casa pero por algún motivo tú no quieres viajar a la mía, te hago entrega de un paquete de puntos que puedes utilizar para hacer un intercambio con otra persona, tanto de la gama Collection como del catálogo original”.
La principal ventaja de este tipo de turismo es que se basa en la confianza mutua de personas que comparten los mismos gustos. De hecho, Manrique confiesa que en la mayoría de los casos ambos anfitriones se llegan a conocer y que se han llegado incluso a generar amistades que perduran en el tiempo. “En muchas ocasiones, se organiza alguna cena o se coincide para hacer la entrega de llaves y explicar las diferentes propiedades o intercambiar impresiones. Hay muchas familias que repiten y vuelven a hacer el mismo intercambio o mantienen esa amistad a lo largo de los años”, comenta.
El intercambio de casas también suele ir asociado a un ahorro económico, algo que no parece especialmente importante para los turistas con alto poder adquisitivo. Aun así, la portavoz resalta que la experiencia va mucho más allá. “Se dan sus mejores recomendaciones, comparten sus actividades y lugares favoritos. Eso implica un valor añadido que no va a encontrar en las guías de viajes. Se trata de formar parte de una comunidad de confianza en la que hay respeto”, recuerda. Así lo explica la propia compañía: Para nosotros, el lujo no significa uniformidad, estandarización o consumismo. Para nosotros, el lujo es poder sentirse como en casa en cualquier parte del mundo.
” Fuentes cincodias.elpais.com ”