Encantadora, interesante, divertida y picarona. Así es Madrid, la capital española que ha vuelto a abrir sus puertas a los viajeros colombianos, y ya admite a todos los que tengan los certificados de vacunación covid-19.
Así las cosas, esta ciudad de tres millones de habitantes, ya nos espera con todos sus planes y destinos. No dude en hacer una escala larga (mínimo tres días), para vivirla y gozarla como lo merece.
Entre sus mil caras, hoy proponemos despertar la historia en la de los Austrias, recordar a los grandes de la cultura y el arte en el barrio de Las Letras, vivir la bohemia en Chueca y Malasaña, perderse en el Triángulo del arte, y beber y comer a sus anchas aceitunas, boquerones, jamones, guisos y arroces en cualquier esquina de esta amañadora ciudad.
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La ciudad de los Austrias
Caminar sus calles es un planazo. Recorrer el centro histórico y perderse entre calles y callejones de los siglos 16 y 17 es volver a la dinastía de los Austrias, la de la arquitectura barroca de edificios que conservan rejas, balcones o portones, la que habla de una villa que se hizo monumental para merecer el título de capital de España.
Hoy, los monumentos que dejaron los Austrias, y su primer monarca Carlos I, están bien conservados y hacen de esta ciudad un museo al aire libre.
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La obra más ilustre es la Plaza Mayor, que se inauguró en 1619 y hoy sigue siendo epicentro. Allí quedaba el mercado de la villa, y casas como la de la Panadería y la Carnicería se conservan y alojan oficinas como las del Centro de Turismo.
En este recorrido no deben quedar por fuera la colegiata de San Isidro –patrono de la ciudad–, la iglesia más monumental del barroco madrileño; la calle del sacramento, con palacios del siglo 11; el convento de Corpus Christi; la Calle Mayor, la vía más comercial e importante ayer y hoy; la Plaza de la Ópera, con dos importantes edificios: el Palacio Actual y el Teatro Actual.
El recorrido termina en la Plaza de la Villa, en donde está la corte de Madrid, la que fue cárcel de la villa; la casa de los Lujanes, con su torre del siglo XV, y la casa de Cisneros, edificada como un fortín.
Cafés, bares y barberías de época y restaurantes tradicionales o vanguardistas salen al encuentro del viajero con propuestas a pedir de boca.
El triángulo del arte
Al caminar por el Bulevar de Los genios se abre paso el Museo del Prado, que acoge invaluables obras, como ‘Las Meninas’ de Velásquez, ‘Las Tres Gracias’ de Rubens o ‘Los Fusilamientos’ de Goya.
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Cerca está el Museo Thyssen-Bornemisza, centro de arte con más de mil piezas del siglo 13 al 20. Allí se va del arte antiguo al moderno o por exposiciones interesantes y divertidas como la reciente retrospectiva del diseñador francés Hubert de Givenchy.
Siguiendo el Paseo del Prado hasta la estación de Atocha se llega al museo Reina Sofía; su exposición abarca desde finales del siglo 19 hasta la actualidad, con obras de Picasso, Dalí o Miró, y una librería imperdible.
Entre letras y casonas
Versos, prosas y los mejores dramas del Siglo de Oro nacieron entre los vericuetos del Barrio de las Letras, que se extiende del Paseo del Arte a la Puerta del Sol. Cultura, arte, gastronomía, literatura, teatro y fotografía tienen cabida allí.
A cada paso se ven las que fueron viviendas de escritores ilustres como Lope de Vega, Cervantes, Quevedo o Góngora. Para detenerse: el número 87 de la calle Atocha, antigua imprenta de Juan de la Cierva donde se imprimió la primera parte del Quijote; la casa de Lope de Vega, hoy museo, y el convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso, en donde el sábado pasado anunciaron el hallazgo del féretro en el que estarían los restos de Miguel de Cervantes.
A cada paso encontrará tabernas tradicionales y restaurantes; los amantes de antigüedades y piezas de colección tienen allí un gran bocado. Vale la pena entrar a La Fábrica, una curiosa librería que vende vinos de autor, flores y artículos de decoración.
La Plaza de Santa Ana es el corazón del barrio, y tiene lugares innovadores, como el restaurante Ana La Santa o terrazas que invitan a beber cerveza y comer unas tapas.
Dos antiguos barrios recuperados
El tradicional barrio Chueca es hoy una zona moderna, cultural, movida y divertida, con hoteles, librerías, gimnasios y centros culturales. Diseño, creatividad y arte se ven en sus calles. También zapaterías de tradición y maestros del cuero con propuestas originales. Vale la pena llevar buenos euros para hacerse con piezas únicas.
Fuencarral es su calle más comercial, que amerita unos pasos a la caza de las últimas tendencias. No olvide tapear en Chueca: encontrará sabores que quedarán para siempre en su memoria.
Detrás de esta calle está su vecino Malasaña. Dicen que más que un barrio es una filosofía de vida. Es el distrito más bohemio, epicentro de la Movida madrileña, movimiento contracultural surgido durante la transición de la España posfranquista que supone una liberación y un renacimiento cultural y sociológico.
Es fácil imaginar su movido pasado, mientras se recorren bares históricos, tiendas ‘vintage’ o de tatuajes y ‘piercings’, mercadillos ‘pop-up’ y restaurantes y tabernas castizas. Sus terrazas son ideales para gozar de un buen vino o un refrescante ‘gin tonic’.
Además, la plaza más emblemática es la Dos de Mayo, con un monumento que recuerda el levantamiento de los españoles contra los franceses en 1808, liderado por la costurera Manuela Malasaña.
Si usted va
Dónde comer. Vi Cool (C/Huertas,12). En la zona de Huertas, justo al lado de la Plaza de Santa Ana, deténgase en este restaurante del chef Sergi Arola, con dos estrellas Michelin. Encontrará una moderna propuesta de la comida tradicional española. ¡Qué delicia!
No olvide ir. A una cena con espectáculo en el Café de Chinitas, para disfrutar de un típico tablao. Está en los bajos de un palacio del siglo 17. Podrá tomar una clase de flamenco o ver un espectáculo de bailaores y cantaores, mientras degusta una paella y otras delicias españolas.
A la hora de dormir: NH Assortment Madrid Palacio de Tepa: está en un restaurado palacio del siglo XIX, en el barrio de las Letras. Ofrece un exquisito bufé desayuno y nueva cocina española en el restaurante Cuchara de Tepa. Detrás de la recepción se puede ver parte del antiguo sistema de canales de la ciudad.
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” Fuentes www.eltiempo.com ”