Para comer un buen pincho (o pintxo, según sea el lugar) hay que viajar al norte. Eso es indiscutible Y es que este pequeño bocado es capaz de concentrar en su pequeña superficie una multitud de sabores que armonizan a la perfección. Una de las ciudades con más fama por sus pinchos es Pamplona, donde hay espacio para todos los gustos: para quienes van de barra en barra, para los que prefieren mesa y mantel o para quien duda entre tradición y vanguardia. Pero, ¿cómo elegir a qué templo del sabor peregrinar? La respuesta la suele dar, año a año, la Semana del Pincho en la que un jurado formado por expertos hosteleros evalúa la mejor creación. Estos son los imprescindibles.
” Fuentes viajes.nationalgeographic.com.es ”