Hemingway cultivó una imagen de viajero –también de vividor– innegablemente ligada para siempre a su obra, pues más allá de visitar lugares inspiradores pasaba prolongadas estadías en los destinos para poder beber de su cultura e idiosincrasia antes de contar lo experimentado.
En París, el escritor y periodista, escribió varios de sus libros más famosos, como París era una fiesta, descrito en muchas ocasiones como un testamento literario –fue publicado a título póstumo– y en el que el premio Nobel de Literatura entremezcla ficción y realidad con objeto de reflejar el espíritu de toda una época: los locos años 20 del siglo pasado.
- “Si el lector lo prefiere, puede considerar el libro como obra de ficción. Pero siempre cabe la posibilidad que un libro de ficción arroje alguna luz sobre las cosas que fueron antes contadas como hechos”. Ernest Hemingway.
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