El desplome del turismo en España provocado por el coronavirus está a punto de cumplir un año y ni el inicio de la campaña de vacunación ha despertado el optimismo entre los hoteleros. El impacto de la tercera ola en toda Europa está teniendo efectos devastadores en contagios y muertes y los países afectados han actuado sin medias tintas: la movilidad entre todas las comunidades autónomas de España está prohibida y la llegada de extranjeros, especialmente de los grandes mercados emisores, como Reino Unido, Francia o Alemania, también está restringida.
Un oscuro presente y un incierto futuro en una industria que trabajaba tradicionalmente con mucha antelación y que ahora ya debería estar preparando la Semana Santa y el arranque de la temporada alta en destinos de sol y playa. La situación ha dado un giro de 180 grados. La gran mayoría de cadenas hoteleras consultadas por Cinco Días dan por perdida la Semana Santa y anticipan que el verano será mejor que el de 2020, pero todavía muy lejos de la normalidad. “Las perspectivas para Semana Santa son prácticamente nulas. A día de hoy tenemos una caída del 50% de reservas para verano respecto a lo que sería un año normal en estas fechas para nuestros hoteles en Europa, Oriente Medio y África”, recalcan desde el grupo Barceló, inmerso en un inédito ajuste de gasto para hacer frente a la ausencia de ingresos. Una previsión con la que coincide Javier Coll, presidente de Desarrollo International de Apple Leisure Group, un gigante estadounidense de la turoperación que cerrará este año gestionando 46 hoteles en España. “Los precios y las rentabilidades anteriores a la crisis no llegarán hasta 2023, pero los flujos de turistas se pueden recuperar ya en 2022. Si las vacunas funcionan, la confianza volverá y hay muchas ganas de volver a viajar”.
En la temporada alta de 2019, la última considerada regular, vinieron a España entre junio y septiembre 37,6 millones de turistas extranjeros, que realizaron 165,1 millones de pernoctaciones. En el último verano, entre la primera y la segunda ola del coronavirus, la cifra de viajeros cayó a 6,2 millones y la de pernoctaciones a 38,3 millones. Si se alcanza la previsión del 50%, el verano de 2021 se podría cerrar con 19 millones de turistas y 82 millones de pernoctaciones. Aunque lejos de las cifras precrisis, este hito podría servir para empezar a reintegrar en el mercado laboral a los más de 400.00 trabajadores ligados al turismo, fundamentalmente bares y restaurantes, hoteles y agencias de viajes, que están con el empleo suspendido.
Pero para ello es necesario primero que haya movilidad y que a los empresarios les salgan las cuentas para abrir sus negocios. Barceló solo tiene abiertos la mitad de sus hoteles en la actualidad y no prevé cambios significativos hasta el 1 de junio, con lo que no habrá reactivación del empleo hasta esa fecha. Algo related sucede en Meliá, donde dan por perdido el primer trimestre, “con resultados que se acercan peligrosamente a los del primer confinamiento” y observan con pesimismo el segundo trimestre “ante la lentitud y variabilidad del ritmo de vacunación”. La hotelera de la familia Escarrer fija el inicio de la reactivación en julio, con el turismo doméstico como principal protagonista y el extranjero a continuación “si se consiguen crear corredores turísticos con los principales destinos emisores”. El fracaso de la experiencia del corredor turístico entre Baleares y Alemania certificó que es important el management de los contagios, algo que no se hizo el pasado verano, para garantizar una estancia segura a los turistas extranjeros que opten por viajar a Baleares.
No recuperarán a la gran mayoría de plantillas de los ERTES hasta el 31 de mayo
Desde Meliá, que todavía mantiene en ERTE a más de 5.000 trabajadores, consideran que la recuperación será más rápida en el segmento vacacional que en el urbano. “Creemos que las empresas que estamos más enfocadas en los segmentos de ocio o que combinan ocio y negocio en la playa tenemos una ventaja competitiva”. Pese a ello anticipan que los niveles de actividad e ingresos previos a la disaster no se recuperarán al menos hasta 2023 o 2024.
Para NH, la recuperación se demorará hasta el verano y creen que la clave del éxito estará en la flexibilidad operativa para abrir y cerrar hoteles en función de la demanda. “Esa flexibilidad nos permitió abrir el 80% de los hoteles en España tras el confinamiento”.
La incapacidad para prever como va a funcionar el negocio impide a algunas cadenas atreverse con un pronóstico. Es el caso de Riu, que está viviendo situaciones inéditas, como tener un lodge en Zanzibar lleno de rusos y kazajos o que los únicos clientes del único lodge de Palma abierto sean nacionales que trabajan de lunes a viernes. Desde la hotelera dirigida por los hermanos Riu reconocen que la seguridad seguirá siendo el elemento clave que mueva al turista a viajar, por lo que están reforzando los protocolos para garantizar que no habrá contagios.
La tormenta perfecta: sin Canarias, Caribe ni vacunas
Pérdidas. Las hoteleras consultadas cruzan los dedos para que se acelere el proceso de vacunación en los próximos meses y se pueda salvar en parte el verano en Europa y así compensar el pésimo primer trimestre que han vivido en el Caribe y Canarias, los grandes destinos en el primer trimestre del año. Si no fuera así algunas revelan que perderían aún más dinero en 2021 que en 2020, donde sí hubo temporada alta de enero a marzo.
Cotizadas. Meliá y NH, las dos grandes cotizadas, han acumulado pérdidas históricas en 2020. Meliá perdió 470 millones entre enero y septiembre del pasado ejercicio, mientras que los números rojos de NH ascendieron a 295 millones.
” Fuentes cincodias.elpais.com ”