La actividad que Abdo Mosquera Kattán tenía pendiente la mañana de aquel 29 de febrero del 2020 period sencilla. Recoger a un grupo de turistas franceses en el foyer del lodge Wyndham, en el sector de Puerto Santa, para trasladarlos hasta el aeropuerto José Joaquín de Olmedo. Luego de eso debía dedicarse a preparar su viaje a Francia junto a su familia y volver pronto desde el Viejo Continente para ocuparse de la programación que ya tenía agendada como guía turístico en los siguientes meses. “Eran unos 3.000 dólares de ingresos. No se dio, porque todo se canceló. Es más, nos quedamos encerrados en París con mi familia a causa de la cuarentena. Recién el 7 de mayo arribamos a Quito”.
Es miércoles, a nueve días de que termine el confinamiento de fines de semana y toque de queda diario que el Gobierno aplica en 16 provincias y que rige hasta el 20 de mayo. Mosquera hace una parada en alguna esquina de Guayaquil para responder vía mensajes de audio las preguntas de EXPRESO. Su voz se escucha bajo una especie de filtro, lejana por el ruido de carros. Desde aquel febrero del 2020 su profesión de guía turístico se ha vuelto una actividad sin oficio, inservible en una ciudad sin turistas. Hoy, cumple rutas llevando pasajeros por medio de la aplicación Uber. De algo hay que sobrevivir, cube. Más cuando sus cuentas están en rojo.
Él y su familia pagaron arriendos de hasta de 1.500 euros (1.809 dólares) al mes a causa del encierro en Francia, sumado a gastos de alimentación diarios, otros 2.000 más. “Y no hay trabajo. Ninguna de las agencias con las que laboro me ha llamado desde febrero del 2020 y las deudas siguen creciendo”. Calcula que las cuentas por pagar, acumuladas hasta su retorno a Guayaquil llegan a los 10.000 dólares, financiados con tarjetas de crédito que deben pagarse.
El Ministerio de Turismo tenía hasta 2019 un registro de 2.275 guías en todo el país. En Guayaquil, había 83, pero según la Asociación de Guías Turísticos del Guayas, solo 30 personas laboran de manera independiente, contratadas por las operadoras nacionales y locales. “El 90 % trabajamos así. Tenemos varias empresas que nos llaman”, cube Víctor Riera, guía ecuatoriano con más 30 años de experiencia y quien preside el gremio.
Pero es difícil cuantificar las personas que están vinculadas a este oficio. Muchos de ellos también se dedican a la docencia, a la traducción y al trabajo en las oficinas de agencias de viaje. Según cifras del ministerio, Guayaquil genera 39.943 plazas de empleo directo por turismo, equivalente al 22 % a escala nacional.
“Nadie se ocupa de nosotros como grupo. Ni con seguro contamos. Nos quedamos sin trabajo y ni siquiera oportunidad de ayuda hubo por parte del Gobierno central o los gobiernos seccionales para los que de manera indirecta trabajamos. En Galápagos a los guías se les entregó un bono mensual. En nuestro caso, nada”, agrega Riera.
Javier Castro tiene 25 años trabajando como guía, pero nunca en todo ese tiempo vivió una disaster como la precise. Son casi 14 meses sin trabajo. Si antes del 2019 su presupuesto de gastos period de 800 dólares mensuales, a partir del 8 de marzo de 2020, su última salida en la que debió trasladar a un grupo de turistas de Inglaterra de Guayaquil a Manta, tuvo que sobrevivir con 80 u 100 dólares mensuales. “Desde marzo comenzaron a cancelarnos los tours programados. Tenía enganchado seis meses de salidas. No quedó nada luego de eso”. En su caso, no necesitó convertir su vehículo en taxi, tampoco distribuyó quesos manabitas o artesanías, como sí lo hicieron y continúan haciéndolo muchos de sus colegas. “Había que agarrar de donde sea”, cube Abdo Mosquera.
Gabriela Carrillo coordina los viajes de la agencia Guayabera Journey, que luego de la pandemia hizo varias salidas a sitios turísticos de la Sierra, pero por las bajas ventas ha tenido que apoyarse con el reparto de comida o tonga (plato típico) en la vía a la costa. “Cada vez que intentábamos levantar cabeza, venía otra medida como esta última. No veo que antes del 2022 esto mejore”.
¿Y mientras tanto qué? Casi todos los guías entrevistados por EXPRESO consideran que su gremio ha sido el más olvidado por las autoridades. Solo en Galápagos hubo ayuda. En la parte continental, son un sector invisible. “Como si no existiéramos”, agrega Riera.
LA CIFRA
361.568 turistas arribaron a Guayaquil en 2019, el último año regular tras el inicio de la pandemia.
Preparación
En camino al turismo pos-COVID
Víctor Riera, de la Asociación de Guías Turísticos del Guayas, ni el Gobierno central ni los municipios ven por este gremio, al que considera soporte del manejo de viajeros. Sobre esto, Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa Pública Municipal de Turismo, alega que sí se capacita a los actores de las empresas y sitios turísticos. “Hubo una jornada de capacitación que fue dedicada para las operadoras, transportes y guías turísticos”. Asegura que se ejecutan proyectos para la diversificación, fortalecimiento y consolidación del turismo en zonas a cielo abierto y en espacios rurales, que responden a los requerimientos del nuevo turista, especialmente con la implementación de protocolos de bioseguridad que brindan confianza y motivan la elección del destino turístico. “Esto se lo está haciendo de manera articulada con guías y operadoras, principales actores de estos productos turísticos”.
” Fuentes www.expreso.ec ”
