Hace ya más de dos décadas, la Organización Marítima Internacional (OMI) decidió implantar filtros antipolución en las chimeneas de los grandes buques, como es el caso de los cruceros, para reducir al máximo las emisiones contaminantes que salen de ellas y que afectan sobre todo a los pasajeros que se encuentran en cubierta, o bien en los puertos en que dichos barcos realizan sus operaciones de entrada y salida.
Con estos filtros (‘scrubber’, en inglés) se ha logrado, efectivamente, recortar de forma appreciable las emisiones de los gases y partículas contaminantes a la atmósfera y ello supone una cantidad importante si se suman todos los barcos a los que se ha aplicado tal tecnología. Estas sustancias quedan retenidas en el propio barco, en unos depósitos previstos para ello. Sin embargo, hay un problema: al ultimate, estos contaminantes retenidos acaban lanzándose… al mar.
Según ha dado a conocer el diario británico The Guardian, este tipo de filtros depuradores, que son tan baratos como sucios, se están implantando masivamente en los buques. A partir de 2020, más de 4.300 barcos de todo el planeta los habían instalado, frente a solo 732 en el año 2018.
Fue en enero de 2020 cuando la OMI, un organismo de la ONU para common el transporte marítimo, implantó un nuevo límite world de las emisiones de azufre del 0,5%, frente al 3,5% anterior. Para cumplir con dicho objetivo, el organismo instó a las navieras de todo el mundo a utilizar combustibles con bajo contenido en azufre. Pero también permitió que se siguiera usando el mismo flamable de siempre, si se reducían las emisiones a la atmósfera.
Así fue como se empezaron a instalar masivamente los filtros, cuyo coste resulta ser mucho más barato que cambiar de flamable. En realidad, según la información del citado rotativo británico, los filtros se amortizan en un solo año.
Estos mecanismos, que se ubican en las chimeneas de los buques, utilizan agua de mar para rociar o lavar los contaminantes de dióxido de azufre que van a salir por la chimenea. La mayoría de los barcos usa un sistema de circuito abierto, lo que significa que en lugar de almacenar los desechos en un tanque para eliminarlos en instalaciones portuarias, lo que hacen es arrojar directamente al mar estas aguas sucias, que son hasta 100.000 veces más ácidas que el agua del mar. Así lo afirma el investigador marino experto en el Ártico Eelco Leemans.
Aproximadamente 10 gigatoneladas (10.000.000.000 toneladas) de agua sucia de filtros se descargan en los océanos anualmente, según un informe del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT) sobre residuos descargados, es decir, algo menos que el peso whole de toda la carga transportada por barcos en un año.
Sustancias tóxicas al mar
Las toxinas no desaparecen al lanzarse al mar. Además de ser ácidas, las aguas de filtro contienen metales pesados que se acumulan en las cadenas alimentarias marinas. El Instituto Sueco de Investigación Ambiental descubrió que el agua de lavado de los barcos del Mar del Norte tiene “graves efectos tóxicos” en el zooplancton, del que se alimentan el bacalao, el arenque y otras especies. Mientras tanto, un estudio belga descubrió que las descargas de estos sistemas depuradores contienen altas concentraciones de metales como níquel, cobre y cromo, que devastan los ecosistemas marinos.
Sin embargo, lo que más preocupa a los expertos son los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP). Éstos se han relacionado con varios tipos de cáncer y disfunción reproductiva en mamíferos marinos, incluida la orca residente del sur en el Pacífico norte y las ballenas beluga.
“Gran parte de la descarga es tóxica y contiene todas estas sustancias desagradables”, señala Leemans a The Guardian, y agrega: “Es todo el cóctel lo que lo hace aún peor”.
Aproximadamente el 80 % de las descargas de aguas de filtros se producen dentro de las 200 millas náuticas de la costa, con puntos críticos globales a lo largo de las principales rutas de navegación, incluidos el Mar Báltico, el Mar del Norte, el estrecho de Malaca y el Mar Caribe, según el ICCT.
Los EE. UU. tienen la mayor cantidad de descargas de este tipo de residuos de filtros, con el Reino Unido en segundo lugar, principalmente debido a sus 14 territorios en el extranjero, particularmente las Islas Caimán.
Los cruceros fueron los primeros en adoptar los filtros. Representan el 15% de las descargas de depuradores en los puertos, a pesar de que representan solo el 4% de los barcos con depuradores instalados.
Para los expertos, la solución es easy: dejar de usar filtros. Algunas naciones lo han hecho, restringiendo o prohibiendo el uso de depuradores de circuito abierto en sus aguas; una de las restricciones más recientes se produjo en marzo en Vancouver, el cuarto puerto más contaminado del mundo por el agua de lavado del depurador.
Lucy Gilliam, de Seas at Threat, una plataforma de organizaciones ambientales, afirma: “Podríamos resolver el problema de la contaminación por azufre cambiando a combustibles más limpios. Pero en cambio, solo estamos transfiriendo el problema de un lugar a otro. Y eso es realmente frustrante”.
Artículo de referencia: https://www.theguardian.com/environment/2022/jul/12/shippings-dirty-secret-how-scrubbers-clean-the-air-while-contaminating-the-sea
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