Seattle. El regreso de los cruceros tras el inicio de la pandemia no está ni remotamente siendo una fiesta. Para empezar, cada barco está teniendo que adoptar las medidas sanitarias impuestas por los gobiernos donde hacen dwelling port.
Rico Dubreil, director de crucero en el Silver Sea Muse, compartió con este espacio detalles del regreso a operar en el Norte de América, partiendo de destinos en Estados Unidos, como lo es esta importante ciudad económica en el estado de Washington.
Aquí las reglas las impone el Centro de Management de Enfermedades de EU (CDC, en inglés) y cada uno de los pasajeros debe presentar el carnet de que recibió las vacunas y además es sujeto a una prueba obligatoria de antígenos antes de abordar.
Un proceso que se hace en menos de una hora, pero hay que considerar que se trata de un barco que ha tenido máximo 300 pasajeros, alrededor de la mitad de su capacidad.
Un reto diferente es para un barco de miles de pasajeros, como los de Royal Caribbean, que ya también está operando en la ruta hacia Alaska.
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Cada vez que regresa un crucero al puerto de embarque tiene que estar vacío a las 9:30 am porque es sujeto a un proceso especial de sanitización que implica fumigar todas las áreas comunes y las suites.
A pesar de que se logra crear una burbuja entre pasajeros y tripulantes vacunados, es obligatorio usar cubrebocas salvo en los restaurantes y en las áreas de consumo que se encuentran al aire libre.
El gel bactericida ya estaba presente en los barcos antes de la pandemia, pero ahora cada viajero recibe un cartera especial con toallas y otros productos de protección.
Sin duda, el mayor reto es para la tripulación, pues está prohibido descender del barco durante cuatro meses.
Algunos de los puntos en los que se ha tenido que trabajar son, por ejemplo, habilitar el web de alta velocidad para videollamadas con sus familiares, reuniones sociales internas, proyección de películas y pláticas de motivación, pues están viviendo algo estresante.
Durante los cuatro meses hay algunas excursiones para la tripulación, pero no pueden convivir con las personas en los destinos y ellos mismos tienen que mantenerse sin contactos externos al hacer, por ejemplo, un paseo en una camioneta o en un bote.
Todo esto genera costos adicionales y, además, menos ingresos por las limitantes en la ocupación de los cruceros; pero hay alivio después de año y medio sin trabajar.
Además, Dubreil dijo que ya hay reservaciones con tres temporadas de anticipación y que prácticamente cada semana está creciendo la demanda.
Los pasajeros nos comparten su entusiasmo por viajar de nuevo, concluyó el ejecutivo, pues valoran más el presente, dado que el virus y la posibilidad de la muerte hizo pensar a muchos que no volverían a viajar en un crucero.
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Administración pública. El viernes corrió como fuego la noticia de que Quirino Ordaz, gobernador saliente de Sinaloa, se incorporaría al equipo del presidente López Obrador.
Dado sus antecedentes como hotelero y exdirector de las oficinas en el extranjero del Consejo de Promoción Turística, no pocos comentaron que podría reemplazar a Miguel Torruco en la Secretaría de Turismo.
En realidad, se va a la embajada de México en Madrid, pero hay que revisar este caso sobre cómo un político priista y fifí se ganó el corazón de AMLO.
” Fuentes www.dineroenimagen.com ”