¿Qué tiene de malo y qué tiene de bueno un concurso de acreedores?
La primera visión es negativa, tanto para la empresa que presenta el concurso de acreedores como para el resto de las partes involucradas, los proveedores de esa empresa, and so forth. Un concurso de acreedores es algo que todas las partes quieren evitar a toda costa. Al fin y al cabo, un concurso es un procedimiento judicial donde una empresa, en una situación de insolvencia o que no tiene liquidez para atender a sus obligaciones de pago, intenta salir de esa situación de disaster, garantizando la actividad y el empleo, reorganizando el calendario de pagos con sus clientes, consiguiendo importantes quitas, paralizando embargos, and so forth. Pero el problema es que ese objetivo o finalidad -que es buena- contrasta con la realidad.
¿Y cuál es la realidad?
Que muy pocas empresas consiguen salir adelante después de presentar un concurso de acreedores. Con la agravante de que su caída puede poner en peligro a otras empresas con las que mantenga relaciones comerciales. E incluso las empresas que logran superar un concurso de acreedores, ya quedan marcadas porque no fueron capaces de atender los compromisos de pago con sus proveedores. Cabe apuntar que para el mes de junio se prevé una nueva Ley Concursal. Habrá que ver si con esa ley se amplía el número de empresas que consiguen sobrevivir a un concurso.
José Ángel Montes, analista de crédito de la firma de seguros Solunion España
Si nos situamos en el período anterior a la pandemia ¿qué porcentaje de empresas turísticas lograban entonces superar un concurso de acreedores y retomar su actividad regular?
Hemos hecho un estudio en Solunion sobre este tema. Durante los cuatro años previos a la pandemia, solo un 15% de las empresas del sector turístico que presentaron un concurso había conseguido permanecer activas a fecha de inicio de la pandemia. Este porcentaje estaba bastante en línea con los datos a nivel world de la economía española, donde solo un 10% de las empresas que fueron a concurso de acreedores consiguieron salir adelante. En mi opinión, el motivo de esa diferencia sería que los años previos a la pandemia fueron muy buenos para el sector turístico, que crecía año tras año. Sin embargo, a partir de 2019 los datos ya son catastróficos.
¿Qué datos manejan?
Por la información que tenemos, de todas las empresas turísticas que presentaron concurso en 2019, ninguna ha conseguido sobrevivir porque a su situación -ya de por sí complicada- se juntó una pandemia que ha perjudicado muy gravemente a todo el turismo.
Además, de las 348 empresas del sector turístico que presentaron concurso entre 2015 y 2019, únicamente quedan activas -a día de hoy- seis. Es decir, solo han conseguido sobrevivir un 1,6% de esas empresas. Está claro que la pandemia terminó por complicar la situación e imposibilitó que pudieran salir adelante.
Tendremos que esperar a ver si la nueva ley prevista para junio podrá ayudar a aumentar esta tasa de supervivencia, teniendo en cuenta que promoverá planes extrajudiciales, concursos que se puedan presentar on-line, más cortos y ágiles, and so forth.
Concursos de acreedores que han afectado a empresas de alojamiento, agencias de viajes y operadores turísticos. Fuente: Solunion
Manteniendo el foco en la industria turística ¿Qué diferencias existen entre un concurso de acreedores declarado antes de la pandemia y otro que se haya declarado a posteriori?
La diferencia principal es clara: antes había empresas que, cumpliendo ese convenio y apoyándose en la buena situación del sector turístico, conseguían salir adelante aunque fuera en un pequeño porcentaje. Pero ahora mismo un concurso presentado en la pandemia está claro que no permite a las empresas sobrevivir.
Por otra parte, el Gobierno ha ido aprobando diferentes moratorias desde el inicio de la disaster, que han dispensado a muchas empresas en situación de insolvencia tener que presentar un concurso de acreedores, dado que este proceso supone muchos inconvenientes, costes y dificultaría aún más la situación. Las moratorias ahora mismo están prorrogadas hasta el 30 de junio. Habrá que ver qué ocurre entonces.
¿Cuántas empresas turísticas puede haber en España en esa situación de deadlock?
Es imposible conocer ese dato. En cualquier caso, estamos hablando de empresas cuya situación las habría llevado a presentar concurso, tanto en 2020, como en 2021 y en los primeros meses de 2022, de no ser por esas moratorias.
Por tanto, ¿en junio de 2022 vence la moratoria y hacia las mismas fechas se espera una nueva ley concursal?
Efectivamente. Y son dos factores que pueden impactar mucho en el número de concursos que se puedan presentar este año.
Si la moratoria no se amplía hasta remaining de año, está claro que hay muchas empresas en una situación complicada y a partir de junio podrían verse obligadas a presentar concurso. Respecto a la nueva ley, si se pone en marcha en junio y las empresas ven que el proceso se hace más sencillo y con menos costes, es posible que se lancen a presentar concurso.
También influirán otros elementos, siendo la evolución de la pandemia el principal de ellos. Igualmente hay que tener en cuenta el vencimiento de los ERTE y el de los préstamos ICO, aunque si amplían los años de carencia eso puede ayudar.
En esta situación tan volátil ¿qué pautas pueden seguir aquellas empresas que ven cómo otra empresa, cliente suyo, se dirige a un concurso de acreedores?
Habría que ver el peso que tiene esa empresa en su liquidez, porque no es lo mismo que ese cliente suponga el 1% de las ventas que el 30%. El objetivo primordial es garantizar la liquidez. Ahí pueden entrar los préstamos, pero es una pescadilla que se muerde la cola, porque si ya tienes problemas de liquidez va a suponer presentar garantías personales para que te concedan el crédito, gastos financieros, vencimientos en próximos años…
Y luego también es importante, para estas empresas que se han visto afectadas por el concurso de un cliente, que no tengan afán de recuperar de un día para otro la actividad, sustituyendo a ese cliente por otro del que quizá no tengan muchas referencias. Puedes pensar: “Para compensar las ventas que he perdido con este, voy a trabajar con estos otros, porque tengo que mantener ventas como sea”. Pero ojo.
¿Por qué lo cube?
Está claro que en 2022 las empresas tendrán que aprovechar al máximo la recuperación del turismo para recuperar liquidez, pero trabajando con clientes seguros y que hayan sido analizados. Según un estudio reciente de Euler Hermes, el principal motivo de quiebra de una empresa, en el 25% de los casos, es la quiebra de un cliente. Por tanto, es mejor no precipitarse y apoyarse también en seguros de crédito, para conocer bien al cliente con el que vas a trabajar, su liquidez y solvencia. De modo que, si llegara un impagado, garantizarte que a través del seguro de crédito vas a recuperar ese saldo y no va a suponer un problema para la supervivencia de tu propia empresa.
Desde su punto de vista y por la información que llega a su compañía, ¿Cómo creen ustedes que va a evolucionar el sector turístico en 2022?
La impresión common es buena. Es verdad que no se espera llegar a nivel prepandemia, pero con respecto a reservas va bastante bien. A finales de 2021 la variante ómicron paró la recuperación y volvimos a la incertidumbre, pero el sector se está moviendo de nuevo, con bastante actividad. Se espera que en los próximos meses, si en el ámbito de pandemia todo va bien, el sector turístico pueda recuperar la senda de recuperación que se inició el pasado verano.
” Fuentes www.hosteltur.com ”