El extraordinario «increase» que de un tiempo a esta parte están experimentando los estudios de Formación Profesional y la consolidación de un abanico de titulaciones como nunca antes había ofertado el sistema educativo han traído aparejado un problema que se repite en decenas de centros públicos de la provincia de Alicante, pero que también es una constante en muchas otras zonas del país: la existencia de ciclos formativos que apenas encuentran alumnado para cubrir muchas de las plazas que ofertan.
Y, lo que es peor, pese a tener garantizado un alto grado de empleabilidad una vez que sus estudiantes logran la titulación. Así se desgrana de los datos que maneja la Conselleria de Educación y que apuntan a que al menos una quincena de ciclos de FP que se imparten en institutosalicantinos apenas encuentran demanda para llenar un tercio de las plazas disponibles, mientras que cinco de ellos ni siquiera superan el 25% de ocupación. Es decir, solo ocupan uno de cada cuatro pupitres.
¿Cuáles son estos oficios que —casi— nadie quiere estudiar? Los estudios de Formación Profesional en las comarcas de la provincia permiten cursar hasta 156 titulaciones distintas, desde cursos de especialización —los llamados «másters de FP»— a FP básica, de grado medio o de superior. Entre todos ellos, los grados medios de Calzado y complementos de moda; Conformado por moldeo de metales y polímeros; y Aceites de oliva y vinos; así como los superiores de Eficiencia energética y energía photo voltaic térmica y de Mantenimiento electrónico son las cinco titulaciones con menor índice de ocupación en la provincia, con porcentajes que oscilan entre el 25,8 y el 13,3%.
Por contra, Mantenimiento y management de la maquinaria de barcos y embarcaciones y Navegación y pesca de litoral, ambos de grado medio, así como los superiores de Anatomía patológica y citodiagnóstico, Coordinación de emergencias y protección civil, Realización de proyectos audiovisuales y espectáculos o Sonido para audiovisuales y espectáculos son los seis ciclos que no solo lograron llenar el cien por cien de sus plazas para el curso 2022-2023, sino que además han llevado a la Conselleria a tener que ampliar los cupos inicialmente previstos para poder dar respuesta a un mayor número de alumnado.
«Si tú le preguntas a un chaval joven, que acaba de terminar la ESO, qué le gusta o a qué se quiere dedicar, casi todos te dirán que les gusta el deporte, la informática, la estética, pero nadie te va a decir que de mayor quiere ser operador de hornos de fusión o ensamblador». Felipe Garrido es el director del instituto La Foia de Ibi, en el que se desarrolla el ciclo con menos alumnado de toda la provincia, el de Conformado por moldeo de metales y polímeros, con apenas ocho alumnos para una oferta complete de 60 plazas. Es decir, un 13,3% de cobertura.
«Ningún chaval joven te dirá que de mayor quiere ser operador de hornos de fusión o ensamblador, aunque nuestra industria necesita muchos profesionales»
El docente reconoce que en el sector hay decenas de estudios con nombres y ocupaciones mucho más atractivas de las que ofrece este ciclo, pero pocas con tantas salidas laborales, sobre todo en la comarca donde se estudia. «Hay mucho desconocimiento sobre este curso pero también, en basic, sobre la industria que tenemos en el polígono de Ibi, donde se fabrican desde artículos para uso sanitario a piezas para aviones», mantiene Garrido que, además, lamenta que los empresarios de la zona «reclamaron en su día este ciclo por la necesidad que tienen encontrar private cualificado, así que todos los alumnos, el cien por cien, acaban contratados».
Escasa presencia femenina
A la falta de atractivo de esta titulación se suma otro hándicap: como le ocurre al grueso de estudios de la rama de la mecánica, prácticamente la totalidad de su alumnado son hombres, por lo que «partimos también en desventaja con respecto a otros estudios, porque solo podemos aspirar al 50% de la población», lamenta el director del IES La Foia, que no paran de llevar a cabo campañas para intentar incrementar el número de alumnas.
Su lamento es compartido también por Pepe Pérez, el director del IES Beatriu Fajardo de Mendoza de Benidorm, uno de los que imparte otro de los ciclos con menos demanda, el de Eficiencia energética, y en el que tienen el mismo problema por la escasa presencia femenina en sus aulas, pese a las becas de 600 euros que concede Educación para romper este explicit techo de cristal.
«Tenemos un ciclo que va a tener mucho, muchísimo futuro, porque la eficiencia energética es algo de lo que no se va a poder prescindir», explica el profesor. A pesar de ello, el título, que también puede estudiarse en el Cayetano Sempere de Elche, cuenta en la provincia con un complete de 22 alumnos para 120 vacantes. Es decir, solo cubre el 18,3%. Entre las causas que pueden explicarlo, Pepe Pérez admite que existe un pero al que la Conselleria ha de dar solución cuanto antes.
«Hacemos muchas campañas para intentar captar también a chicas para cursos de mantenimiento, energía o agua, pero es difícil, incluso con la beca»
«Llevamos varios cursos pidiendo que se flexibilice el ciclo para añadir la acreditación profesional de instalador de energía photo voltaic fotovoltaica, un campo en el que hacen falta muchísimos profesionales, alrededor de 500, y que es lo que lo haría despegar». Mientras eso ocurre, tratan de aguantar como pueden para que sus profesores no se acaben teniendo que ir a la calle.
Alta inserción laboral y buenos salarios
«Sería una irresponsabilidad por nuestra parte diseñar una oferta de FP teniendo en cuenta únicamente la demanda del alumnado». Así explican fuentes de la conselleria que dirige Raquel Tamarit por qué se mantienen algunos de estos ciclos pese a contar con tan poquitos alumnos.
De hecho, aunque la oferta en muchos casos se regula según el alumnado de cada título, la Administración también tiene la «obligación de dar respuesta a las demandas del sector productivo, priorizando la inserción laboral». Las mismas fuentes ahondan en que algunos de estos grados que apenas nadie quiere estudiar no solo tienen «una inserción laboral muy alta, sino también muy buenos salarios porque las empresas no encuentran persona técnico especializado».
Es lo que ocurre, por ejemplo, con el ciclo de Aceites de oliva y vinos que desde hace dos cursos se imparte en el IES de Teulada. «Estamos en una zona con mucha tradición de vides, pero hasta ahora no había una profesionalización al alcance de cualquiera», mantiene Carmen Fernández, la directora de este instituto.
«Estamos en una zona con mucha tradición de vides pero nunca se había podido profesionalizar»
Con 14 alumnos para 60 plazas, el ciclo está observando cómo sus estudiantes, desde sus primeras aproximaciones al mercado laboral por medio de prácticas en bodegas, almazaras, catas, laboratorios o supermercados, no dejan de recibir ofertas laborales, incluso antes de completar la formación.
«Con el auge del turismo, la propia industria turística de la Marina Alta también demanda este tipo de profesionales», señala la experta que, además, indica que, al tratarse de una formación de la familia de las industrias alimentarias, abarca conocimientos «muy amplios, que van de la tierra a la mesa, por lo que hay muchísimas salidas laborales».
51.174 pupitres: la mayor oferta de la historia
Los institutos de la provincia de Alicante que incluyen en su cartera de enseñanzas los ciclos formativos suman este año la friolera de 51.174 plazas de Formación Profesional, que se dividen, ni más ni menos, en 156 titulaciones distintas: desde másters de FP a grados superior, medio y básico. Los datos que maneja la Conselleria de Educación apuntan a que la matrícula en las comarcas alicantinas cubre de media el 74,2% de todas las plazas que se ofertan, con un complete de 37.960 alumnos, una cifra que ha experimentado un incremento del 7% con respecto al pasado año y del 32,2% en los últimos cinco.
La Administración autonómica explica que en este espectacular incremento del alumnado registrado desde el curso 2018-2019 influyen diversos factores. Pero, quizás, uno de los que cada vez tienen más peso es que la FP se concibe cada vez más como una garantía de inserción laboral: el 52,4% de las personas tituladas con un grado superior está trabajando un año después, mientras que en los grados medios la cifra cae al 35,4%, principalmente porque la mayoría de personas continúa su formación en el superior, según la propia Conselleria. O, dicho en otras palabras, la FP «ha dejado de ser un itinerario que cierra puertas, sino que las abre todas».
Entre todo el abanico de títulos que se pueden obtener, existen titulaciones muy atractivas para el alumnado, con mucha demanda, pero donde hay menos capacidad de encontrar empleo. Por ejemplo, en algunos grados de las familias de Actividades físicas y deportivas, Sanidad o Servicios a la comunidad. Igualmente, entre los ciclos más demandados, hay otros donde el mercado sí tiene capacidad para absorber cada vez a más profesionales, algo que según la Conselleria se produce en la mayoría de los ciclos de Informática o Comunicación, así como en los relacionados con las energías renovables.
Por último, entre los ciclos menos demandados, la falta de alumnos responde a causas muy diversas. En el caso del título de Calzado y complementos de moda, que se cursa en dos IES de Elda y Elche, la imagen de precariedad que se ganó la industria zapatera durante décadas está resultando todo un lastre ahora, cuando el sector intenta reconciliarse con sus trabajadoras mediante la profesionalización.
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