Las raíces indígenas, el aporte colonial español y la influencia de las diferentes culturas que emigraron hasta sus tierras, han hecho de la gastronomía de Santiago de Chile una amalgama de costumbres y hábitos culinarios que han dado lugar a una cocina realmente atractiva.
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Empanadas de pino
Son el bocado emblemático del campo chileno y una elaboración que no falta en cualquier celebración ya sea dentro o fuera de la capital, especialmente durante la celebración de las Fiestas Patrias.
Las empanadas tradicionales chilenas se preparan con una masa de harina de trigo y, aunque tienen diferentes rellenos (queso, camarones, napolitana, aceitunas, vegetales, etcétera) y pueden ser fritas o al horno de leña o barro, la empanada de pino es la más well-liked. Está elaborada a base de carne picada de vacuno condimentada, cebolla frita, ají, huevo duro y aceitunas, y las mejores se cuecen en hornos de barro con madera de pino, que le aporta sabor y olor en cada bocado, además de su nombre.
Chacarero
El chacarero es uno de los sándwiches o sánguches -como se cube en el país- más populares de Chile, al que le sigue el italiano -un perrito caliente con kétchup, mayonesa y aguacate-, el completo -con cerdo, salsa de tomate, chucrut y mayonesa- o el barros luco -de carne con queso derretido-. Los entrepanes son una de las delicias más conocidas del país, pero éste que se rellena con carne mechada, tomate, judías verdes y ají.
Humitas
Otro de los iconos de la cocina de chilena son las humitas, uno de los platos más antiguos dentro de la historia culinaria del país y una de las recetas más típicas del verano, cuando es temporada de choclo.
Este bocado, hecho a base de una masa de maíz tierno con cebolla, ajo y albahaca, se envuelve en las hojas de la propia mazorca y se acompaña de ensalada chilena de tomate y cebolla.
Pastel de choclo
Esta receta tradicional de la cocina mestiza, en su pasado well-liked especialmente entre campesinos, tiene su origen en 1830 en los campos de Chile cuando comenzó a combinarse el relleno de la empanada tradicional de pino con la masa de maíz con la que se elaboraban los tamales de las culturas andinas. Su preparación se realiza en fuentes de greda o pailas en donde se monta una capa de carne de vacuno con huevo duro y aceitunas, y en ocasiones pollo, y se corona con una masa de maíz. Tras esto, el pastel de choclo va al horno y está listo para consumir.
Porotos con rienda
Los porotos con rienda es un plato santiaguino muy peculiar proveniente de la herencia campesina, concretamente de la cocina de aprovechamiento que se llevaba acabo en época de matanza de cerdos. La receta combina las habas con tallarines y carne de cerdo en tiras, chicharrón o su longaniza.
Cazuela chilena
La cazuela es uno de los platos santiaguinos por excelencia y, aunque es una receta característica de diversas culturas en América Latina y su elaboración varía en función de la historia culinaria de cada país, se cree que su origen pudo estar en la zona central de Chile en la época colonial. Su nombre hace referencia al lugar donde se elabora, cazuela o cazo en castellano, y sus ingredientes mezclan insumos locales como el zapallo (calabaza), patata y carne de vacuno con ingredientes provenientes del viejo continente como el trigo y las especias.
Terremoto
En el centro de Santiago de Chile está uno de los bares más antiguos de la ciudad, El Piojoso. Una taberna en donde se puso de moda uno de los cócteles más conocidos de la ciudad: el terremoto. Esta bebida típica de las fiestas patrias, que se prepara directamente sobre un vaso de litro o litrona, es una mezcla de vino pipeño -un vino joven tradicional chileno proveniente de las cepas menos nobles- con helado de piña y un toque de granadina. Mucho cuidado porque, aunque parezca una mezcla de lo menos apetecible, tras la primera réplica del terremoto llegan las siguientes y, con ellas, los siguientes vasos de terremotos.
Dulce de huevo mol
Juan de la Mata, escritor gastronómico, menciona en una de sus obras a finales del siglo XVIII los huevos mol como uno de los postres que los españoles dejaron como herencia a su llegada a las Américas. Este dulce, compuesto por una crema fina a base de yema de huevo con almíbar, es una antigua receta del Chile colonial que se puede consumir como postre adornada con canela en polvo y clara batira o puede utilizarse como relleno de tartas y pasteles.
Chilenitos
Similares en forma y sabor a los alfajores, los chilenitos son unos pequeños bocados – de no más de cinco centímetros de diámetro –compuestos por dos galletas y un relleno dulce. La masa de las galletas es elaborada con una mezcla de leche, mantequilla, yemas y aguardiente mientras el inside, como no podía ser de otro modo, es de manjar -también conocido como dulce de leche- o mermelada. La diferencia con los alfajores está en la masa y en que habitualmente este dulce se remata bañándose en chocolate blanco, negro o en azúcar en glaseado.
” Fuentes viajes.nationalgeographic.com.es ”