Tras más de una semana de Qatar 2022, un repaso por los diferentes aspectos del torneo.
Un Mundial es algo fantástico. No hay duda de eso. Sea en Holanda, Brasil, Rusia o Qatar. La emoción que genera el fútbol es inigualable. El deseo por ver a los mejores genera una atracción irresistible. La mezcla de culturales convierte a una competencia deportiva en un evento único.
Qatar 2022, llena de prejuicios y bastante polémica por su organización, tiene condimentos de todo tipo. Interesantes, exóticos, de cultura native, de organización mal hecha. Un poco de todo.
Aquí, un repaso por lo mejor y lo peor del Mundial Qatar 2022
Lo mejor:
Los estadios: Son una verdadera maravilla. Nuevos, modernos, prácticos. Aunque los accesos a veces se ven torcidos por la cantidad de vallas de acceso que impone la seguridad, una vez adentro es puro disfrute. Los campos de juego
La cercanía: No hay dudas de que lo mejor de este Mundial tiene que ver con lo cerca que queda un estadio de otro. Ver dos partidos en un día no tiene precio. A veces son 20 o 30 minutos entre una cancha y otra. En otros eventos de este tipo, podían pasar dos o tres días sin que una sede tuviera juegos. En Doha, todos hablan de fútbol, todos quieren ir a la cancha, todos disfrutan del juego.
La primavera árabe: El mundo al fin les abre los brazos y ellos no quieren perder la oportunidad. Los locales y todos los países árabes vecinos se tomaron el evento como una gran fiesta para ellos. Disfrutan del roce cultural pero también con tener cerca a Messi, Cristiano o Neymar. Es su momento y no lo van a dejar pasar. Son pura fiesta.
Medios de transporte: Principalmente el metro, cuya infraestructura está muy por encima de cualquier otro lugar del mundo. Limpio, rápido, moderno. No hace un ruido, es gigante, tiene escaleras mecánicas por todos lados. De otro nivel.
El fútbol: Hasta ahora se han visto buenos partidos, el nivel está cumpliendo las expectativas, además de haber tenido grandes sorpresas. Salvo Argentina, los favoritos como España, Francia o Brasil estuvieron a la altura. Los encuentros son intensos y ya tuvo grandes momentos de grandes jugadores, como Mbappe, Messi o Neymar.
Lo malo
El clima: No se puede creer que alguien pueda aguantar vivir en Doha en el verano, durante junio, julio y agosto. El calor que hace a la mañana, entre las 8 y las 13, es insoportable. Se siente que uno va a desintegrarse. Por otro lado, al estar cerca del invierno, los días se terminan muy rápido. A las 17 es noche profunda.
Organización: Doha tiene un nivel de sobreempleo llamativo. Al principio de la competencia, ni los conductores de los buses sabían cómo llegar al estadio. El private de seguridad no tenía thought por dónde eran los accesos. Aunque con el correr de los días buena parte de eso se corrigió, todavía hay detalles que llaman la atención. Por ejemplo, los puestos de comida de los estadios se quedan sin inventory o no tienen ningún tipo de variedad en sus productos.
El alcohol: Lo sienten todos los hinchas del mundo. A muchos les gustaría tomar una cerveza antes de entrar a un partido o tener acceso para relajar en un bar al terminar el día. Pero es un acceso complicado, limitado y caro. En las terrazas de los hoteles internacionales suele haber muchísimos turistas pero la gran masa está inmersa en las reglas de Qatar. Hay menos soltura, menos relajo, menos alegría deshinibida.
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