Es usted un golosón, lo sé. En cuanto ha leído lo de la magdalena saludable se ha echado a leer con voracidad apetitosa. ¡Ya somos dos, ja, ja…! Esta es una de esas noticias que gusta leer a cualquier disfrutón de lo dulce, como usted y como yo. Un equipo de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología trabaja en el desarrollo de un bollito «sabroso y esponjoso» que no sólo carezca de aditivos artificiales, sino que contenga al mismo tiempo muchos nutrientes beneficiosos para la salud. La buena noticia es que ya tienen un prototipo. La mala es que necesitan mejorarlo. ¡Oooh! Pero hay otra buena: ¡Ya están con las manos en la masa!
Los investigadores hablan de crear un ‘muffin’ saludable, pero permítanme que, por muy extendido que el término esté, evite anglicisimos y la llame magdalena. No porque estemos en Semana Santa, sino porque es el término correcto en castellano. El trabajo que están haciendo es tan serio que los resultados obtenidos se han publicado en la revista científica ‘Meals’, que es una de las más reconocidas internacionalmente en el ámbito de la nutrición y los alimentos.
A la famosa magdalena sana la han bautizado con el nombre de ‘Roselle’. La han bautizado así porque contiene una sustancia llamada ‘extracto de cáliz’ que se obtiene de una planta, Hibiscus sabdariffa, a la que los científicos –y quizás alguno más– conocen precisamente con ese nombre: ‘Roselle’. Las flores de hibisco, según se detalla en el informe científico, tienen un hermoso colour rojo y ese extracto de cáliz contiene varios compuestos bioactivos, que son muy ricos –valga la expresión– en antioxidantes.
Lo que entra por los ojos
Contiene, en concreto, polifenoles, flavonoides, betaína y ácido de hibisco, que son cuatro productos que la industria valora utilizar precisamente para el desarrollo de alimentos funcionales con efectos positivos para la salud. Al parecer estos cuatro mosqueteros contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
‘Roselle’ tiene, además, algo que los pasteleros valoran mucho y para bien. Es una planta rica en antocianinas, que es un tinte pure que puede disolverse en agua y permite dar a la comida un colour que oscila entre el rojo, el rosa, morado, azul y violeta. No olvidemos que el colour de la comida tiene una enorme influencia en lo apetitosa que nos resulta», destacan los autores del trabajo, que cuenta con la colaboración de científicos de la Universidad india de Amity. Los tintes artificiales suelen ser más claros e intensos que los naturales, pero la demanda de estos últimos esta creciendo exponencialmente debido a la supuesta relación de los primeros con determinados problemas de salud. Se habla incluso de su impacto en determinados cánceres, aunque la evidencia científica es aún demasiado endeble.
Las magdalenas, que es lo que nos interesa… Los bollitos ‘Roselle’ se elaboraron cumpliendo tres condiciones. Debían tener un sabor y una textura que gustara a la gente, unas propiedades nutricionales valiosas y la mejor vida útil posible sin que fuera necesario recurrir al uso de conservantes. Treinta personas probaron un whole de 17 variedades distintas. ¡Tachaán…!
No es pecado…
«En términos de nutrición, los resultados sugieren que el extracto de hibisco proporciona a los panecillos altos niveles de antioxidantes». Sin embargo, la profesora de Biotecnología y Ciencia de los Alimentos Eva Falch duda aún de que «’Roselle pueda ser clasificada como sana’».
Mientras llegan las magdalenas saludables, pensemos que –como suelen recordarnos los nutricionistas habituales en esta sección– darse un capricho de vez en cuando, dentro de una dieta sana, no es pecado. ¡Cómo va a serlo ¡Si hasta las monjas preparan rosquillas, yemas, pastas, buñuelos, pestiños… Qué se yo!
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