El Camino de Santiago es la ruta de peregrinación europea más transitada y más famosa. Posiblemente sea también la senda de peregrinaje por la que más medios de transporte diferentes han circulado a lo largo de los siglos.
Ya no llama la atención un peregrino con su burro, mucho menos si va a caballo y los ciclistas pedaleando a Santiago son tan frecuentes como los chopos que dan sombra a los romeros. Pero de cuando en cuando, alguien va y sorprende.
La Ruta Jacobea lleva siglos conduciendo a los peregrinos a la tumba del apóstol Santiago. A reyes y reinas, a todo tipo de personalidades ilustres y Papas y clérigos, pero también a mendigos, maleantes y bandidos y no sólo antaño. Los buscavidas siempre aparecen en esta popular ruta en la que coinciden personas de todo el mundo.
Hoy, igual que hace cinco siglos, los más pudientes pueden permitirse un Camino de lujo y los más sencillos optan, o no les queda más remedio, que caminar y gastar lo mínimo. Nada nuevo bajo el sol.
La clave del Camino, dicen algunos, está en donde se aloja el peregrino y con quienes se encuentra en su ruta; en las personas que comparten su peregrinaje y cómo lo transforman.
Eso es siempre cierto, incluso si en vez de caminar de albergue en albergue uno viaja en un autobús perfectamente acondicionado con su propio hotel incorporado.
El hotel rodante
Burgos es la octava parada de una ruta europea que recorre en un autobús-hotel el Camino de Santiago con salida desde Munich y 21 etapas que llevan a los viajeros a cruzar media Alemania, media Francia y el norte de España siguiendo (más o menos) el Camino Francés de camino a Santiago y la cornisa cantábrica a la vuelta y la otra media Francia hasta regresar a la populosa urbe alemana.
“El viaje, muy equilibrado entre ocio y turismo, discurre por la encantadora y poco conocida Francia y el norte de España entre los Pirineos y el Atlántico”, según lo describe la compañía germánica que comercializa éste y otros viajes en autobús hotel aún más exóticos por los cinco continentes. A cual más aventurero.
El autobús, que recala en Burgos ocho días después de haber salido de Munich, se detiene en la ciudad después de cruzar “la región vitivinícola de La Rioja” y “la ciudad industrial textil y metalúrgica de Logroño”, como las describe la guía de viajes de la empresa Rotel Tours.
“Pasando Nájera seguimos las huellas de los peregrinos hacia el oeste. Por la tarde llegamos a Burgos, la capital de la provincia del mismo nombre. y sede de un arzobispo (sic)”. En la descripción de la ciudad la empresa de viajes menciona las “estatuas de los héroes que custodian la ciudad frente al Arco de Santa María” y el orgullo de “los castellanos antiguos” por la “histórica Casa del Cordón” y “El Cid”.
La excursión incluye una visita a la Cartuja de Miraflores, que no es tan frecuente que aparezca en los viajes organizados pese a su espectacularidad y menciona en valiosísimo sepulcro del rey Juan II y su esposa Isabel de Portugal. A los viajeros se les da la opción de caminar desde la Ermita de Valdefuentes hasta San Juan de Ortega, un paseo de apenas dos horas, y tiempo libre para visitar el centro de la ciudad. El día acaba durmiendo en el autobús, camino de León.
El trayecto continúa en una novena etapa entre Burgos y León por Villanueva de Argaño, Osorno, Carrión de los Condes, Sahagún y Mansilla hasta León.
Con la cama a cuestas por 2.090 euros
El viaje, éste y otros que la empresa organiza por Europa, se realiza en un autobús combinado de 24 plazas. 24 peregrinos qu e2.090 euros pagan por este recorrido de 21 días que está actualmente en ruta. La siguiente salida está programada para el mes de agosto y la próxima será ya en 2024. Aquí tienes más información sobre este viaje a Santiago.
El rotel, un invento de 1945
El término ‘Rotel’ significa ‘Rolling Hotel’ y ofrece comodidad lejos de la infraestructura turística. Con el hotel rodante se realizan viajes de estudio y expedición por todo el mundo. Es un invento de Georg Höltl de 1945, único en el mundo.
Las cabinas de Rotel ofrecen comodidad y accesibilidad durante el viaje. Después de llegar al lugar de hospedaje, las áreas para dormir se configuran rápidamente, en tan solo cinco minutos. Hay cabinas individuales y dobles, algunas de ellas apiladas en tres niveles. La flexibilidad en la distribución de las cabinas permite adaptarlas a las necesidades del grupo.
Cada cabina está amueblada y cuenta con una ventana que se puede abrir, cortinas, mosquiteros, iluminación y red portaequipajes. Las camas y la ropa de cama corren por cuenta de la empresa. Además, se dispone de un mosquitero especial para aquellos que deseen pernoctar en áreas propensas a la malaria.
En cuanto a los alojamientos, se eligen los mejores lugares, como campings, hoteles, albergues o casas particulares, según el país. En caso de hospedarse en lugares que no son campings, se alquilan habitaciones y se utilizan los baños disponibles.
En cuanto a las comidas, el desayuno y la cena se preparan en la cocina de Rotel. Se proporcionan cubiertos, vajilla y servilletas de tela. El desayuno incluye café, té, pan, mantequilla, mermelada, así como opciones adicionales como huevos, salchichas, queso, bollería o muesli. Para la cena, se busca adquirir ingredientes frescos y locales, ofreciendo un plato principal caliente con guarniciones.
” Fuentes www.elcorreodeburgos.com ”