Lisboa es un destino best para descubrir en cualquier época del año, pero, en otoño, la visita es mucho más especial. Gracias a los múltiples días festivos y puentes que se celebran durante esta estación en España, a las buenas conexiones entre ambos países y a la bajada de precios en temporada media, la capital portuguesa se postula como el city-break perfecto para los próximos meses.
Cabe destacar, además, que, de septiembre a diciembre, las temperaturas descienden, oscilando entre los 22 grados (por la mañana) y los 14 grados (por la noche), por lo que es un clima muy agradable y templado para recorrer la ciudad lisboeta. Sin olvidar que la luz durante el último cuatrimestre del año proporciona colores muy vivos y que los espacios naturales se tiñen de bonitos tonos marrones, naranjas y amarillos.
Aquellas personas que realicen una escapada de corta duración a Lisboa, no pueden perderse los siguientes imprescindibles:
La Praça do Comércio. Esta gran explanada abierta al río Tejo, con edificios de colour blanco y amarillo, es una de las zonas más turísticas de la ciudad. Con el Puente 25 de Abril como telón de fondo, alberga atractivos tan icónicos como el Arco da Rua Augusta -desde cuya azotea se pueden admirar unas vistas espectaculares-, la estatua ecuestre del monarca José I y, entre otros, el centro interpretativo Lisboa Story Centre -donde conocer la historia de la capital-.
El centro histórico. Desde la misma Praça do Comércio se puede acceder a pie al centro histórico lisboeta, a través de la Rua Augusta, su calle principal. En esta zona nadie puede dejar de visitar la Praça del Rossio, con el Teatro Doña María II y la bonita estación; la Igreja de São Domingos y el Elevador de Santa Justa, que une la Baixa Pombalina con el Chiado. Si se continúa avanzando, la Avenida da Liberdade ofrece multitud de comercios para adquirir artículos a la última moda.
Ruta con el Tranvía 28. Una de las experiencias más auténticas que se pueden vivir en Lisboa es montar en su emblemático Tranvía 28, que circula entre los barrios de Graça y Prazeres, pasando por puntos como la Catedral -el edificio religioso más antiguo de la ciudad-, el mirador de Santa Lucía -el más famoso de Alfama-, el authentic Museu do Fado y el Castelo de São Jorge -perfecto para visitar con niños-.
Belém. En toda escapada a Lisboa no puede faltar una visita al barrio de Belém, que alberga algunos de los monumentos más importantes. Entre ellos, destacan la Torre de Belém, el Mosteiro dos Jerónimos, el Padrão dos Descobrimentos y el recientemente inaugurado Museu do Tesouro Actual -ubicado en el ala oeste del Palácio Nacional da Ajuda-, que muestra de forma permanente las joyas de la Corona portuguesa.
Gastronomía. La cocina lisboeta se caracteriza por la variedad, con productos del mar como el marisco y el pescado de altísima calidad -donde el bacalhau representa una parte importante-; y de la tierra, como el pan, el aceite, el queso y el vino. Sus recetas típicas pueden degustarse en todo tipo de restaurantes. También merece la pena probar sus famosos Pastéis de Belém, cuya receta authentic knowledge de 1837.
Excursiones. Aquellos que puedan extender su escapada un día, pueden aprovecharlo para hacer una excursión a una de las villas portuguesas más bonitas: Sintra. Entre sus principales imperdibles se encuentran el majestuoso Palácio Nacional da Pena, el Castelo dos Mouros y la mística Quinta da Regaleira.
Lisboa presenta unas condiciones excelentes para hacer un city-break otoñal, ya que, además de todos estos atractivos y muchos más, presenta una completa agenda cultural con eventos para todos los gustos.
” Fuentes www.inoutviajes.com ”