En la Edad Media, el camino creado para unir la Tierra y el cielo –el hombre con dios– eran las catedrales. Si hoy en día sobrecoge entrar en estos imponentes monumentos, ¡qué no sentirían las gentes de entonces cuando veían erigir de la nada estos hitos arquitectónico repletos de tesoros artísticos! Entre los siglos XII y XV, Europa entera se llenó de espléndidas catedrales. Junto a las españolas o alemanas destacan las de Francia, donde se preservan algunos de los ejemplos más impresionantes, muchos de ellos Patrimonio de la Humanidad.
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