Algunos centros escolares en la Unión Europea se lo empiezan a pensar dos veces antes de organizar viajes de estudios al Reino Unido. Levantadas las restricciones por la pandemia, es el momento de recordar que el Brexit sigue ahí.
La carrera por hacerse con un pasaporte
En esta clase en Colmar, al este de Francia, los alumnos ultiman los preparativos para irse a Edimburgo. La obligación de llevar pasaporte en lugar de DNI puede dar al traste con los planes
“Ha sido un verdadero reto, pasamos algunas noches preguntándonos si deberíamos cancelar todo. Pero decidimos seguir adelante”, cuenta Sarah, la profesora de inglés.
El principal obstáculo, conseguir una cita con la administración a tiempo, como explica este padre de familia.
“Me puse en contacto con el ayuntamiento de Colmar para pedir una cita para hacer el pasaporte de mi hija, pero la primera fecha disponible era a finales de junio. Así que contacté con localidades próximas, pero todas las citas disponibles eran todavía mucho más tarde. La única a solo unos pocos días fue en la ciudad de Ferrete, a casi una hora en coche desde casa”.
Un gasto más
Tiempo y dinero. En Francia, hasta cuarenta euros por adolescente. Y para los alumnos de nacionalidad no comunitaria, 120 euros para el visado.
Estos inconvenientes han reducido notablemente los viajes escolares al Reino Unido para aprender inglés, optándose por alternativas dentro de la Unión Europea como Irlanda o Malta.
La Asociación británica de viajes educativos calcula que el Brexit puede suponer al sector pérdidas de hasta 3500 millones de euros al año.
Aunque para los chavales, las penurias burocráticas de sus padres han valido la pena ante estas vistas y la posibilidad de airearse un poco después de tanto encierro.
” Fuentes es.euronews.com ”