Resulta fascinante observar cómo los leones marinos reposan sobre los bancos de los puertos de las islas Galápagos sin inmutarse de la presencia humana que les persigue con la cámara. Eso sí, con la distancia mínima de dos metros obligatoria para acercarse a los animales que habitan en el archipiélago ecuatoriano. A pesar del aumento de turistas que sufre año tras año, la conservación es uno de los elementos principales en las islas donde Darwin elaboró su teoría de la evolución.
Antes de acceder a las Galápagos es necesario reservar y, una vez allí, los visitantes extranjeros deben pagar 100 dólares destinados a su preservación. Desde la Estación Científica de Charles Darwin, ubicada en Puerto Ayora en la isla de Santa Cruz, llevan trabajando en proyectos de investigación científica y de educación ambiental para la conservación desde que abrió sus puertas en 1964. Es aquí donde se cuidó incansablemente al Solitario George (tortuga gigante de Pinta) antes de morir en 2012 sin descendencia.
Las tortugas son el habitante por excelencia del archipiélago -la gran galápago da nombre a las islas-, donde permanecen as soon as de las catorce especies registradas hasta la fecha, que pueden llegar a vivir 150 años. Su situación a casi 1000 km de la costa continental entre tres corrientes oceánicas, así como las condiciones de sequía y aridez del suelo, impidieron la supervivencia de los mamíferos, por lo que los reptiles crecieron sin depredadores y se desarrollaron de forma diferente que en el continente. También entre las propias islas.
De sus trece grandes islas, cuatro están habitadas por unos 33.000 vecinos: San Cristóbal, Santa Cruz, Isabela y Floreana. A estas se unen otras seis islas más pequeñas y 215 islotes. Todo el archipiélago fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1978, convirtiéndose en el primer bien pure del mundo en entrar en el listado de la Unesco.
Para acceder al archipiélago, hay que volar desde Quito o Guayaquil hasta os aeropuertos de la isla de Baltra o de San Cristóbal. Desde estas, varias embarcaciones conectan con las principales islas, aunque también es posible llegar a otras como la Española o Bartolome, incluso a las remotas Wolf y Darwin, ubicadas a unas 26 horas de navegación desde Santa Cruz. Cada una de ellas cuenta con fauna diversa, y sus aguas cuentan con los más intactos y abundantes fondos marinos del planeta, donde es posible avistar al espectacular tiburón ballena.
” Fuentes viajes.nationalgeographic.com.es ”