Miércoles, 3 de mayo 2023
Después de todo un año trabajando, en verano no sólo nos merecemos descansar; además, queremos disfrutar y darnos algún capricho. Pero hace falta que la economía familiar nos lo permita. Según el INE, el año pasado cada español gastó durante sus vacaciones una media de 75 euros diarios si optó por un destino nacional y de 108 si en cambio prefirió viajar al extranjero. Así que, mira cuántos sois, a dónde queréis ir y durante cuánto tiempo y, después, echa cuentas porque cuanto antes empieces a aprovisionar ese gasto, con más tranquilidad podrás disfrutar tanto de esos días como de la vuelta a casa. ¿No sabes por dónde empezar o cómo hacerlo? Aquí te damos algunas claves.
No gastes lo que no tienes
● Hay quien repite destino y quien prefiere dedicar las vacaciones a conocer mundo; quien va en plan mochilero y quien viaja con niños y toda su intendencia; quien se puede permitir improvisar y quien necesita llevarlo todo bien atado… Cada caso es un mundo, pero el mejor punto de partida para todos es calcular cuánto nos podemos permitir gastar. Con tanta antelación, no podremos determinar con total exactitud cuánto necesitaremos para cubrir cada partida (viaje, alojamiento, comida, ocio…), pero sí sabremos cuánto vamos a poder ahorrar. Ajústate a tus posibilidades; tal y cómo están los tipos de interés, que además suelen ser más altos en los créditos al consumo, evitar pedir financiación es clave para tener un regreso a casa relajado.
Planifica ese ahorro
● Una vez que tenemos una cifra estimada de lo que queremos (o podemos) gastar, debemos intentar repartir ese gasto a lo largo de todo el año. ¿Cómo? Mete en la hucha, por ejemplo, lo que te ibas a gastar en ese vaquero que en realidad no necesitas o el precio de uno de los cafés que tomas a la semana en el bar de la esquina.
Otra fórmula es calcular (y apartar) los ahorros que te aplican los supermercados al utilizar sus tarjetas de fidelización. Imagina, por ejemplo, lo que puede suponer sumar el 4% de ahorro de todas las compras que haces al cabo del año en Eroski si pagas con su tarjeta oro. Todo suma y de estas pequeñas privaciones puede salir el presupuesto necesario para darnos un capricho durante las vacaciones.
Un destino flexible
● ¿Quieres playa, pero te da igual en qué costa o en qué provincia? Genial, porque si no tienes especial interés en ir a un lugar concreto te encontrarás con una mayor oferta de viajes y alojamientos que si limitas tu radio de búsqueda a una zona muy específica. Esta flexibilidad para escoger destino se puede llevar al extremo si optas por ir a la caza de chollos de muy última hora, cuando a agencias, aerolíneas y hoteles les interesa cubrir las vacantes que les quedan.
Cuestión de nivel
● Hay destinos, tanto nacionales como extranjeros, donde el nivel de vida es más bajo que en nuestro lugar de residencia, así que quizá resulte una buena idea empezar nuestra planificación buscando directamente destinos baratos. Un apunte, según la OCU, «en la mayoría de las ocasiones el coste del vuelo es inversamente proporcional al del resto de los costes. Ciudades tradicionalmente caras, al ser muy turísticas y tener un gran número de vuelos, cuentan con billetes de avión a precios muy atractivos, mientras que lo contrario ocurre con algunas ciudades baratas, pero más alejadas de España o con menor tráfico aéreo desde nuestro país».
Busca, compara y vuelve a buscar
● Si de verdad quieres ahorrar tienes que familiarizarte con los buscadores de Internet. Da igual si quieres encontrar vuelos, hoteles, apartamentos, coches de alquiler o restaurantes, siempre son una gran herramienta. Y no sólo porque cubren gran parte del mercado (especialmente en los vuelos o los alojamientos), sino porque también permiten hacer búsquedas muy ajustadas a nuestros gustos o posibilidades; pueden, por ejemplo, mostrarnos diferentes rutas para llegar a un destino o los rangos de fechas más baratas, e incluso nos dejan activar alarmas que nos avisen de la bajada de precio de un billete concreto y nos permite conocer las opiniones de otros usuarios sobre un determinado servicio. Si realmente somos flexibles con el destino, podemos lanzarnos a la aventura buscando directamente los vuelos más baratos y escoger el que nos parezca más atractivo.
Que no te vean las intenciones
● Si ya has buscado algún vuelo desde tu ordenador es probable que la aerolínea que lo ofrece lo sepa y aproveche tu interés para subir el precio. Para ello cuentan con sofisticados sistemas informáticos capaces de individualizar las ofertas hasta el punto de mostrar un precio diferente a diferentes usuarios. Para evitarlo, borra las cookies o utiliza el modo incógnito del navegador.
El ‘timing’ perfecto
● Antes lo mejor era reservar los billetes de avión con la mayor antelación posible, pero hoy ya no está tan claro. Las compañías emplean los mismos sistemas informáticos de los que hablábamos antes para subir o bajar los precios según la progresión de las ventas. De modo que adelantarse mucho puede ser tan malo como esperar demasiado.
¿Ida y vuelta?
● Comprar ambos vuelos juntos no siempre es lo más económico, así que no está de más averiguar cuánto cuesta adquirir ambos trayectos por separado. De hecho, el trayecto no tiene porqué ser exactamente el mismo al ir que al venir, ya que podemos encontrar diferentes combinaciones.
Vuelo y alojamiento, mejor por separado
● A veces, cuando contratamos un viaje a través de Internet tenemos la opción de reservar vuelo y alojamiento en una misma web, pero según la OCU adquirir estos paquetes es más cómodo, pero más caro.
Comprar directamente a la aerolínea
● Si ya te has decantado por un vuelo, no lo compres directamente en el comparador por fácil que te lo pongan. Echa antes un vistazo en la web de la compañía aérea, porque es fácil que te ahorres intermediarios que hasta entonces estaban ocultos.
Por si no puedes ir
● Si reservamos los vuelos, el hotel o el coche de alquiler con bastante antelación conviene hacerlo donde nos permitan cancelar sin ningún coste si avisamos con una cierta antelación.
Hotel sí, hotel no
● Ir de hotel está muy bien si quieres disfrutar de comodidades que no tienes ni en tu propia casa o si, por ejemplo, necesitas actividades que distraigan a los niños, pero casi siempre es la opción más cara. Según el INE, en los viajes por España, el alojamiento es el mayor gasto (supone el 26,7% del total), así que si no te importa prescindir de algunas comodidades puedes buscar un apartamento o incluso un hostal o albergue si es que solo necesitas el alojamiento para dormir y ducharte.
De hecho, incluso si estás en un hotel puedes intentar ahorrar: ¿sabías, por ejemplo, que resulta más barato desayunar en un bar cercano que en el propio hotel?
Todavía existen las agencias de viajes
● Ah, y puestos a comparar, ten también en cuenta que las clásicas agencias de viaje se han tenido que poner las pilas para adaptarse a los nuevos hábitos de consumo. No dejes de visitar alguna porque pueden ofrecer muy buenas ofertas con la ventaja de dárnoslo todo un poco más masticado.
Cada euro cuenta
● Una vez en nuestro lugar de destino hay que evitar caer en el ‘un día es un día’ o ‘porque yo lo valgo’. Una cosa es disfrutar de las vacaciones y otra que el dinero se nos caiga de los bolsillos. No es necesario, por ejemplo, comer y cenar siempre en restaurantes o chiringuitos. Si en el alojamiento disponemos de cocina es más económico (y saludable) organizarse un poco y preparar nuestra propia comida para llevar a la playa o de excursión.
Al fin y al cabo hacerlo no requiere mucha más planificación que la que ya hacemos en casa. De hecho, es aconsejable que compres en las cadenas y establecimientos que ya conoces. No sólo porque te dan la confianza y el buen servicio habituales, sino porque así podrás utilizar las tarjetas de fidelización y acumular ahorros también durante las vacaciones.
Planifica una agenda diaria
● Puede parecer un poco exagerado, pero si sabes qué vas a hacer cada día podrás programar la visita al museo el día en que la entrada cuesta la mitad, saber qué bono del transporte público se va a ajustar más a tus necesidades, cuándo hay actividades infantiles o fiestas populares que merece la pena conocer. Estudia un poco qué actividades gratuitas hay en el entorno y qué ofertas ofrecen las oficinas turísticas o atracciones más relevantes, sobre todo si puedes lograr descuentos por ir en grupo o ser familias numerosa.
Además, en ocasiones, las cadenas de supermercados, como Eroski, mantienen acuerdos con otras empresas para ofrecer descuentos a sus socios. Echa un vistazo a su web porque puedes encontrar descuentos para entradas para parques acuáticos o de atracciones, a museos o para alquiler de coches.
¿En qué moneda pago?
Si vas a viajar fuera de la eurozona lo mejor es pagar con tarjeta. Los tipos de cambio que aplican a las operaciones que se realizan con ellas son más favorables que los que tendremos cambiando moneda. Sin embargo, sólo debemos emplearlas para pagar, no para sacar efectivo. Si tenemos que ir a un cajero nos cobrará tanto nuestro banco como la entidad propietaria de la terminal. En cuanto a su uso en establecimientos, hay que tener en cuenta que, si bien el tipo de cambio que se aplica a sus operaciones suele ser mejor, nuestro banco puede cobrarnos por realizar compras en una moneda extrajera. También cabe la posibilidad de que, en el comercio, el terminal del punto de venta nos dé la opción de pagar en euros, pero nos aplicarán su propio cambio por lo que será más barato dejar que opere con la moneda autóctona.
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