Lo remarcan para que no haya ninguna duda: “Ciudad de Frías”, eso es lo que se lee al entrar en la página net del ayuntamiento. Y es que esta localidad de Burgos puede llevar a engaño: parece un pueblo por tamaño, pero tiene todo el derecho a ser considerada una ciudad. Frías, capital del valle de Tobalina, se convierte en villa y alcanza la categoría de ciudad con Juan II de Castilla, en 1435.
Frías está en plena comarca de Las Merindades, a sólo una hora en coche de la ciudad de Burgos. Desde lejos su silueta no deja de asombrar, pero es desde cerca, una vez que se traspasa el puente medieval fortificado sobre el Ebro, que se disfruta de un hermoso (y pequeño) casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico. De esplendoroso pasado histórico, hoy apenas 300 habitantes se reparten por las diferentes callejuelas que, de regular, se muestran tranquilas. Hay más monumentos que hacen fácilmente identificable a Frías, como su castillo recortado en el horizonte y las vertiginosas casas colgadas. Sí, no sólo Cuenca iba a ser la única en desafiar los abismos.
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