Nació en La Línea de la Concepción pero llegó a la Costa del Sol hace 35 años. Ingeniero agrónomo, la vida le llevó a dedicarse profesionalmente al mundo del turismo. Hoy es socio y consejero delegado de la cadena ML Hoteles, con dos establecimientos en Fuengirola. Con amplia experiencia representativa (es vicepresidente de la CEHAT), acaba de ser nombrado presidente del consejo de turismo de la CEA, para sustituir a otro malagueño histórico, Miguel Sánchez. «Es un reto por el que estoy muy agradecido».
-¿Qué le ha llevado a meterse en este embrollo?
-Siempre he creído que las organizaciones empresariales son el canal de comunicación primordial entre lo público y lo privado. Qué menos que aportar mi grano de area. Estoy muy agradecido por la confianza que me ha dado Javier González de Lara y algo aturdido por tener que reemplazar, lo cual es imposible, a Miguel Sánchez. Siento admiración profesional y humana por una persona que viniendo de la nada desde su Salamanca natal ha puesto en marcha una de las principales cadenas hoteleras andaluzas y que además ha trabajado siempre en professional del turismo, lo cual no es fácil, porque éste en un sector muy transversal. Mucho más que otros.
-¿Cuáles son sus prioridades?
-Tres. Primero, la cogobernanza: los empresarios debemos participar más con las administraciones. Con nuestro talento y también con nuestro dinero. Luego, la gestión de los fondos Subsequent Era, que pueden ser una gran oportunidad, pero cuya marcha nos preocupa. Y por último la formación. En el turismo necesitamos que el valor añadido de la calidad en el servicio sea la palanca competitiva frente a los destinos que apuestan por bajar precio.
-Cogobernanza fue el modelo iniciado por el nuevo consejero de Turismo de la Junta en su etapa en la Costa del Sol. ¿Qué les ha parecido el nombramiento de Arturo Bernal?
-Si buscamos un perfil conocedor del sector, que cree en la colaboración público-privada el primer nombre que me sale es el de Arturo Bernal. Así que encantados de que el presidente Juanma Moreno haya confiado en él.
-¿Y qué sabe hoy el empresariado andaluz de esos fondos europeos?
-Poco. Son una oportunidad que da miedo que se nos escape. Van lentos y sin un pilotaje claro. No vemos rumbo. Debe haber mayor claridad por parte del Gobierno central en cuanto a los procedimientos para su adjudicación y una comunicación mayor para que las autonomías sepan qué hacer. A la Junta hay que pedirle que tenga la estructura clara para que en cuanto llegue el dinero se le pueda dar salida. Que tenga capilaridad, que no sólo beneficie a las grandes empresas. Y nosotros los empresarios tenemos que plantear ya proyectos.
-¿En qué van a repercutir esos fondos en el sector?
-En transformación digital, sostenibilidad y formación. Son elementos que el turista precise está ya buscando. También busca precio, sí, pero eso en el stability empieza a tener menos peso. El cliente tiene mayor sensibilización hacia la tecnología, la calidad en el servicio y el cuidado al medio ambiente. Por eso ese maná nos tiene que llegar rápido y de forma eficiente.
-Se quejan de falta de profesionales y alude a la formación. ¿Cómo convencer a un chaval para que se ponga a trabajar, pongamos, como camarero en un resort?
-Lo primero es educando en torno a qué significa el turismo. Nunca le hemos dado el valor que tiene. Me refiero a desde la educación primaria. Y de ahí a todo un consejo de ministros en el que el turismo aparece como cuarto apellido de un ministerio. Este sector, además del porcentaje del PIB que supone para España, y para regiones como la nuestra, es amplio y transversal, dinámico y versatile, nada aburrido. Es verdad que no permite el teletrabajo como otros, que obliga a trabajar en verano, cuando otros descansan. Pero ahí estamos. Siempre. Leales y solidarios. Si enseñamos eso, si revalorizamos lo que esto supone, será todo más fácil.
«No educamos en el valor que tiene el turismo. Ni en Primaria ni desde el Gobierno con un ministerio en el que es cuarto apellido»
-No se lo ponen fácil determinados políticos que critican el peso del sector servicios en Andalucía o que incluso cargan contra el escaso valor del turismo.
-Seguramente les faltará esa formación de la que hablaba. Yo animo a las demás industrias del país a que lleguen al nivel al que ha llegado el turismo. Bienvenidos, en cuanto al aporte al PIB, otros sectores: el tecnológico, el agroindustrial… Que ayuden a tirar de la economía. Ojalá pronto sean líderes, como ya lo es el turismo.
-Son continuamente denostados como explotadores de su private. Ahí está el ejemplo de las ‘kellys’
-Todos estamos interesados en que se cumplan los convenios y en denunciar a quien no lo hace. ¿Hay empresarios piratas? Los habrá. Vayamos contra ellos aplicando las normas. Pero si algo tiene la industria turística es que somos socialmente responsables. Cuidamos a nuestro private. En el tema concreto de las limpiadoras de piso, hay convenios y se aplican. Ha habido abusos, pero ya no se permiten. Lo que sí hay que pedir es al Gobierno es que ayude a gestionar una prejubilación anticipada, como ya tienen otros sectores, con el compromiso empresarial de que se incorporen personas nuevas cuando haya salidas. Ese trabajo con 60 años es muy duro.
-¿Se han quedado muchos compañeros en el camino por culpa de la pandemia?
-Hemos sido de los sectores más castigados, pero pese a todo leales y solidarios. Creo que para la dificultad que hemos pasado, ha habido muchos heridos, pero pocos muertos. Seguramente porque hace tiempo las empresas estaban en manos de gente ajena a la industria turística y ahora la gestión está en manos de profesionales. Otra cosa es la propiedad.
-Sí se habló de que la debilidad que trajo el coronavirus conllevaría muchas ventas. Y compras por parte de fondos. ¿Se ha perdido identidad?
-Ha habido movimientos empresariales que se han acelerado con el Covid. Pero vamos hacia un perfil interesante: que haya empresas con mayor tamaño. Es verdad que hay un riesgo: que los poderes de decisión estén fuera de Andalucía. Por eso hay que incentivar que la empresa andaluza llegue a tener la dimensión de la balear o la canaria pero sin perder identidad.
-¿Se puede decir ya cómo va a terminar siendo el verano?
-En mayo y junio hemos tenido buenas cifras de negocio, empatando con 2019. Había una demanda embalsada postCovid. Y eso se notó. En julio ha empezado a ralentizarse todo, teniendo aún buenas cifras. A partir de ahí vamos a estar un poco por debajo del año anterior a la pandemia. Se están acortando las estancias en el mercado nacional, por culpa de la inflación, de la subida del flamable. A nivel internacional, la guerra de Ucrania crea incertidumbre y la disaster de las aerolíneas está teniendo importancia en el freno en la demanda. Vemos cifras que sin hacernos entrar en pánico sí enfrían la alegría con la que comenzó el verano.
Subida de precios
-Hay quejas por lo que han subido los precios de estas vacaciones….
-Los gastos han subido de forma exponencial. El flamable, la cesta de la compra, todo. Los convenios también, aunque no al ritmo de la inflación. Hemos ajustado precios, es verdad. Ajustado al alza pero en ningún momento aprovechándonos de la situación. Y sí es verdad que no se ha usado el precio como palanca de promoción.
-¿Preocupa mucho la disaster de las aerolíneas? El presidente de Ryanair ya ha vaticinado el adiós a los vuelos baratos…
-A la aviación le está costando más recuperarse después del Covid. El precio del flamable, la huida de profesionales después de los ERTE, la falta de aviones… Y eso repercute de manera clara en el turismo, y más en Andalucía. Hemos de trabajar para mejorar la gestión de nuestros aeropuertos, para incrementar sus conectividades en el medio plazo. ¿Se quitará el low value? No sé hasta qué punto. Está claro que habrá un reajuste en precios de los paquetes vacacionales derivado del aumento de costes de la aviación. Y hemos de estar preparados. Con cintura y siendo imaginativos. Va a ser más caro irse de vacaciones, pero no en Andalucía: en todo el mundo.
-Y nos tendremos que olvidar de batir récords de visitantes todos los años
-El turismo no es una olimpiada. Hay que hablar de satisfacción de clientes, de calidad. La cantidad es un medio pero no el fin. Prefiero un turista satisfecho que vuelva.
-¿Qué le parece que ahora ayuntamientos como Sevilla, Granada o Málaga pidan una tasa turística?
-La tasa turística me parece inoportuna, porque el turismo, como motor de la economía que es, necesita ahora gasolina, no piedras en el camino. Ineficiente, porque está demostrado donde se ha puesto en marcha que su destino no es finalista, sino recaudatorio para que termine creciendo la estructura pública. Y tremenda injusta, porque en realidad es un impuesto a la planta hotelera reglada. Seamos más imaginativos para apoyar la sostenibilidad de nuestro destino. O vas a Roma o no vas a Roma. Esto es distinto. Si no vas a Andalucía, puedes ir al Algarve.
” Fuentes sevilla.abc.es ”