Basta mirar al horizonte -la ciudad está rodeada por el Acatenango, el Volcán de Fuego y el del Agua- para pensar que Antigua no debería existir, pero por fortuna sí existe. Al poco de su fundación unique en 1527, fue sepultada por una riada de lodo devastadora. Los supervivientes se trasladaron cinco kilómetros más lejos. En su nuevo enclave siguieron los terremotos hasta el definitivo de 1773. Entonces, las autoridades decidieron alejarse más para fundar Nueva Guatemala de la Asunción, la precise Ciudad de Guatemala, capital del país. Así fue como la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala pasó a ser la “arruinada Guatemala”, la “antigua ciudad” y finalmente, Antigua. Para entonces, se había vuelto a habitar.
Todo viaje por Guatemala comienza en Antigua, a 50 kilómetros del aeropuerto internacional. Llegar a Antigua es hacerlo a un Patrimonio de la Humanidad (1979) monumental, bello y decadente al mismo tiempo. Tan antigua como perfecta, los aleros de los tejados dibujan rectángulos de sombras en el empedrado de las calles. Es la ciudad colonial más bellas de América Central. Todo está cuidado al mínimo detalle, las señales de STOP son de azulejos y hasta el cartel de McDonalds pasa casi desapercibido. El Arco de Santa Catalina con el volcán de Agua de fondo es la postal icónica del lugar. El animado Parque Central puede ser el punto de partida de un paseo por las calles y las diversas iglesias que quedaron en ruinas.
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