El pasado 26 de junio, el crucero MSC Grandiosa -con capacidad para 7.400 personas- atracaba en el puerto de Barcelona y ponía fin a la larga travesía por el desierto vivida por el sector. La pandemia inmovilizó a estos enormes barcos con aspecto de rascacielos horizontales, hasta tal punto que provocó la quiebra de seis empresas dedicadas a esta actividad económica. Sin embargo, tras quince meses de parón, este verano han regresado y su recuperación no está siendo del todo como se esperaba, avanzando a una velocidad related a la que alcanzan estas embarcaciones navegando por el mar.
El presidente del Puerto de Barcelona, Damià Calvet, afirmó que se espera una recuperación “rápida” del sector, fijando un objetivo de 200.000 pasajeros y un rango de entre 75 y 100 escalas para finales de este 2021. El 21 de julio, cuando Calvet lanzó ese pronóstico, el número de cruceristas se cifraba en 2.850, lo que representaba una caída del 98,6% con respecto a los datos de 2019, último año completo antes del parón por la Covid-19.
Sin embargo, tras concluir el mes de julio, los datos no arrojan demasiado optimismo para el sector y sus trabajadores. Según el último informe publicado por el puerto de Barcelona, el número de pasajeros que salieron, llegaron o visitaron la ciudad condal a bordo de un crucero en julio fue de 39.560. Esto implica un enorme contraste con los datos de 2019, donde el número de cruceristas en Barcelona el mismo mes se elevó hasta los 358.760, un 89% más, por lo que, al menos con las últimas cifras publicadas, la industria está aún muy lejos de volver -o acercarse- a los niveles previos a la pandemia.
Además, en relación al volumen de escalas que presenta el puerto de Barcelona, los datos tampoco invitan a una buena perspectiva de cara a la recuperación del sector. En junio, el número de cruceros que tenían a la capital catalana como escala en su ruta period de cinco, la mayoría de ellos en fase de pruebas. Esta cifra aumentó hasta las 16 embarcaciones en el mes de julio, un incremento appreciable que no se ha mantenido como se esperaba en lo que va de agosto, donde el número de cruceros que hacen escala en Barcelona es de 17.
Sin embargo, desde las autoridades portuarias se agarran a otro dato que sí invita a pensar que la recuperación del sector está más cerca. En el mes de julio de 2019, cuando el turismo vivía su auge, los pasajeros que pasaron por el puerto en embarcaciones consideradas como línea common, es decir, ferris, barcos más pequeños o transportadores de vehículos, fueron 214.776. En el mismo periodo de este año, los datos de los responsables del puerto indican que fueron 151.557 personas, lo que implica una diferencia de apenas un 30% entre ambos periodos, un tercio de la que existe en el nivel de ocupación de los cruceros.
Así, las compañías crucerísticas tienen confianza en una aceleración del volumen de pasajeros de cara al último tramo de agosto y para septiembre. En la última semana, han hecho escala en Barcelona siete grandes embarcaciones, entre ellas el llamado ‘Concord of the Seas’, el primer crucero que vuelve a navegar por Europa de la compañía Royal Caribbean, una de las principales en el sector, tras el parón por la pandemia. Así, el sector se plantea como uno de los objetivos en el medio plazo regresar a los niveles de 2019, donde tres de cada cuatro pasajeros que pasaron por el puerto de Barcelona lo hicieron a bordo de un crucero, y desbancar la precise tendencia de este verano.
Con protocolos Covid y cada vez más en el punto de mira
Como ha sucedido en todos los ámbitos de la sociedad, el sector de las grandes embarcaciones se ha tenido que adaptar a las necesidades de la pandemia. Gobierno central y Comunidades Autónomas publicaron en mayo un documento que imponía una serie de restricciones, como por ejemplo un aforo máximo del 75% de la capacidad whole, obligación de presentar PCR negativa o certificado de vacunación, así como la toma de temperatura en el momento de embarque y desembarque de los pasajeros y la tripulación. Además, el acuerdo entre ambas partes incluye la obligación de que todas las compañías cuenten con planes sanitarios propios, donde se especifique un protocolo de actuación en caso de un brote o contagio dentro del navío.
Por último, el sector crucerístico cuenta con una parte de la población en aumento en contra. Por un lado, diversas asociaciones contra el cambio climático señalan que España es “el segundo país europeo con más emisiones de gases de efecto invernadero procedente de barcos y el primero más contaminado por cruceros”, como hizo Ecologistas en Acción el pasado junio, cuando pidió que se paralizase la reanudación de los cruceros. La misma medida pedían desde la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona y otras organizaciones, alegando que el turismo que proviene de los cruceros perjudica a la ciudad. Un debate que incluso llegó al seno del ayuntamiento, donde la alcaldesa Ada Colau se mostró a favor de limitar la llegada de los grandes barcos, mientras que su número 2, Jaume Collboni (PSC) señaló que la llegada de cruceristas es una buena forma de “oxigenar” la economía.
” Fuentes www.lainformacion.com ”