Sobre la mesa, un pageant de sabores y fusiones basadas en el producto de kilómetro 0 y cuyo gran protagonista es el steak tartar, ya sea en su versión clásica, o en la sureña, elaborada con atún rojo de almadraba: su éxito está más que justificado. No hay que dejar de catar sus croquetas de jamón —un clásico, sí, pero prueben y ya dirán—, su magret de pato de Doñana o sus arroces. De postre, atención: el Huevo Malvasía de sweets con corazón de mango, es la opción. Y todo ello maridado con ricos vinos representativos de todas las regiones de España, aunque con especial énfasis en los del Condado de Huelva, que hay que barrer para casa.
El cafelito, por qué no, en la terraza: esa que no escatima en vistas, las mejores de todo el lodge, y que hacen sentir que casi con estirar el brazo se pueden rozar las aguas de las marismas de Doñana. Quedarnos allí sentados, en silencio, dejando que la naturaleza abrace con sus sonidos el ambiente, es el mejor regalo que puede regalarnos la estancia. El mejor recuerdo que llevarnos a casa para siempre.
BOTAS, CÁMARA, ACCIÓN
Pero antes de marcharnos, un segundo: porque lo de dedicarnos a la vida contemplativa está muy bien, pero teniendo un paraíso de tal calibre a apenas 10 metros de distancia, sería un delito no aventurarnos a explorarlo.
Probablemente eso mismo pensaron desde la dirección de La Malvasía, liderada por Saray Castaño, cuando decidieron confeccionar toda una carta de experiencias con las que invitar a sus huéspedes a disfrutar de El Rocío y de su entorno. Propuestas con las que vivir Doñana de una manera muy diferente, más cercana y, por supuesto, de la mano de cicerones locales. ¿Por ejemplo? En una ruta guiada, a caballo o en 4×4, por el Parque Nacional de Doñana, reconocida como la mayor reserva ecológica de Europa.
” Fuentes www.traveler.es ”