Los índices bursátiles españoles arrastran aún una pérdida notable respecto a los niveles previos a la pandemia, en tanto que los de otras economías han recuperado ya el que tenían en febrero de 2020. El caso de España está directamente relacionado con el mayor daño que ha hecho la epidemia de coronavirus sobre la actividad y con el más alejado horizonte de recuperación que se lo otorga respecto a otras economías. Pero en el caso del índice español hay que destacar que un buen número de empresas ligadas a las actividades de movilidad cotizan con unos descuentos significativamente superiores a los del resto de las empresas, consecuencia directa de que el turismo lleva consigo la peor de las expectativas para su recuperación. Aunque no se trata de empresas de gran tamaño, las turísticas cotizadas han ganado presencia en el mercado español en los últimos años y representan un peso específico en los índices nada despreciable, si contabilizamos las hoteleras, las operadoras aeroportuarias, las aerolíneas o las centrales de reservas.
Los descuentos a los que cotizan las convierten en objetivo de los inversores, pero ahora más que nunca el planteamiento debe ser claramente de largo o muy largo plazo, porque con ese mismo horizonte temporal se trabaja para recuperar la plena movilidad y el retorno a la velocidad de crucero de la actividad turística. La recuperación de la demanda para este verano es la gran incógnita, pero no todas las variables se despejarán a la vez como para que se levante la niebla de inmediato. La herramienta primera para conseguirlo es la vacunación masiva de la población, que permitirá el retorno tanto del turismo inside como del exterior. Y en este caso los planes de los Gobiernos de toda Europa se han visto un tanto frustrados por los problemas de fabricación de las vacunas, que suponen retrasos importantes en los calendarios iniciales. La duda de si en verano habrá suficiente población inmunizada como para recuperar toda la normalidad persiste, y cada semana que pasa las empresas turísticas incrementan el pesimismo.
La dilatación de la disaster lleva aparejado un problema añadido, cual es el deterioro adicional de la situación financiera de las empresas, que puede forzar a buena parte de ellas al cierre o la venta de activos, cuando no a solicitar rescates financieros público o privados. Por todo ello, para los inversores, además de disponer de mayor visibilidad en los calendarios de recuperación, es importante identificar bien los activos que sobrevivan con solvencia y rechazar aquellos que pueden quedar atrapados por la disaster. Cuando la recuperación llegue, será muy fuerte y muy intensa, y las opciones de inversión, aunque serán menores por la propia selección de la disaster, también serán más consistentes.
” Fuentes cincodias.elpais.com ”