Podrá gustar más o menos, pero lo que no hay duda es que el Castillo de Colomares no deja indiferente a nadie. De indudable estética kitsch, se levantó ladrillo a ladrillo a voluntad de Esteban Martín, un inmigrante que, tras pasar más de 30 años trabajando como cirujano y ginecólogo en Estados Unidos, volvió a su país natal. Escogió Benalmádena, en plena Costa del Sol, para construir un monumento para conmemorar el 500 aniversario del viaje de Colón a América. Dos oficiales de albañil le ayudaron en lo materials, mientras que de la fantasía del diseño, un collage arquitectónico donde hay desde elementos mudéjares a góticos y románicos, se responsabilizó él mismo. Tardaron siete años en completar las obras.
Pero, como si se tratara de una matrioshka de sorpresas, el Castillo de Colomares guarda un pequeño secreto en su inside. Tan pequeño que fue reconocido incluso en el libro Guinness de los récords: alberga la iglesia católica más pequeña del mundo, consagrada por el Prior del Monasterio de la Rábida. No llega a los dos metros cuadrados de superficie, pero tiene todo lo necesario para hacer los oficios y está dedicada a Santa Isabel de Hungría, quien consagró su vida a ayudar a los más desfavorecidos. Algunos cuentan que una vez se celebró una boda, pero que en el inside solo estaba el cura, los novios tuvieron que quedarse afuera.
” Fuentes viajes.nationalgeographic.com.es ”