Siempre asociamos Andorra a los meses de invierno, donde reinan la nieve, el esquí y los deportes propios de la temporada, pero lo cierto es que bien merece una escapada en cualquier época del año. Y razones no le faltan, porque la capital del Principado, a los pies de los Pirineos, puede presumir de tener planes para el disfrute de todas las estaciones.
Si buscas un verano relajado, donde la temperatura no sube más de 24 grados de media, Andorra la Vella es tu sitio. Patrimonio pure, que ocupa más de un 90% del Principado y cultural, rutas por los valles cercanos, compras y gastronomía, se unen para brindar una experiencia veraniega que estamos deseando vivir.
La ruta de las iglesias Románicas
Todo el pequeño país, atesora una importante colección de iglesias románicas de más de 40 edificaciones, que se levantaron entre los siglos VIII y XII. Construidas en pizarra y piedra con un campanario elevado, son un importante ejemplo del estilo y algunas conservan todavía pinturas murales medievales y genuinas tallas en madera.
La Iglesia de Santa Coloma, levantada entre los siglos VIII-IX, es una de las joyas de románico andorrano en la que se puede admirar las antiguas pinturas, que se proyectan sobre la piedra gracias al video mapping. Otros excelentes ejemplos son las iglesias de San Esteve, San Miguel de Engolasters y San Román de les Bons de la que forma parte Sant Climent de Pal.
El museo Carmen Thyssen
Al last de la avenida Meritxell, el epicentro de la compras en Andorra y tras haber visitado el puente de París y la emblemática escultura de Dalí, llamada ‘la Noblesse du Temps’, dedicada al paso del tiempo con su icónico reloj, llegarás al Museo Thyssen de Andorra la Vella. Inaugurado en 2017, acoge exposiciones anuales con las colecciones de la baronesa Carmen Thyssen, en un espacio totalmente moderno e innovador, que incorpora la tecnología para saber más de cada obra y poder participar activamente de todo el museo. Hasta el próximo 9 de enero de 2022, el espacio acoge la exposición ‘Talentos con Denominación de Origen. De Rigalt a Puigdengolas’, de artistas catalanes de finales del siglo XIX y principios del XX.
Descubriendo el patrimonio pure andorrano
El turismo activo es otro de los alicientes para viajar a Andorra la Vella. En la propia ciudad, encontramos el camino del Rec del Solà, pensado para practicar deporte o simplemente disfrutar del paisaje, en una ruta de 4kms (ida y vuelta) que llega hasta la iglesia de Santa Coloma. Otra buena opción es desplazarse hasta el mirador del puente de La Margineda, un espacio donde descubrir los bosques andorranos. Si te gusta el senderismo, puedes planificar una ruta por el Valle del Madriu-Perafita-Claror, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2004 o por el valle salvaje de Enclar, que arranca desde Santa Coloma hasta el collado de San Vicenç.
Un lodge mítico, el Andorra Park
Corría el año 1957 cuando nacía en Andorra la Vella el primer chalet que incluiría todo un estandarte de la hotelería, el Andorra Park. En aquel primer momento, abría con 15 habitaciones, restaurante, pista de baile y su icónica piscina excavada en la piedra. Fueron pasando los años y el lodge se fue ampliando, convirtiéndose en el primer 5 estrellas de la ciudad que acogía a personalidades como mandatarios, autoridades y personajes de la talla de Maradona, Raphael o Elton Jhon.
Más allá de este pasado de lujo y clientela selecta, el lodge sigue siendo una de las mejores opciones de alojamiento en Andorra. Ahora en verano, su piscina que antaño se nutría del agua del deshielo y está rodeada por un exuberante jardín, es el mejor espacio para relajarse, al igual que lo es su área Wellness con zona de aguas y tratamientos orgánicos para recuperar la paz y serenidad. Hasta tiene un allí una sala de yoga y la sede principal de la escuela de ballet del principado. En su restaurante la Pérgola, se puede disfrutar de cocina creativa, elaborada por el chef Marc Mora, con productos de proximidad, tanto andorranos, como franceses y españoles.
” Fuentes viajar.elperiodico.com ”