Las ciudades de los 15 minutos ya son una realidad. Desde que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, popularizó el término en 2015 en la COP21, cada vez son más las urbes que trabajan para construir un modelo en el que se pueda llegar a todos los servicios esenciales en un cuarto de hora a pie o en bici. Esta es una de las estrategias de Tallin para reducir sus emisiones de cara a 2035 y que le han llevado a ser Capital Verde Europea en 2023.
Su ubicación en el centro del Golfo de Finlandia del Mar Báltico convirtió Tallin en un enclave portuario importante ya en el siglo X. Hoy, aunque su puerto sigue siendo uno de los mayores de la región del Báltico, el comercio ha dado el relieve a las nuevas tecnologías como primera fuente de ingresos de la ciudad. No en vano, Estonia está considerada como el Silicon Valley del Mar Báltico. Gracias a esto, ha conseguido adoptar la ambiciosa estrategia de desarrollo Tallin 2035, con el que se aborda la neutralidad de carbono, la adaptación al clima, la innovación, la salud, la movilidad, la biodiversidad, la economía round, la energía sostenible y la producción de alimentos. Además, fue la primera capital del continente en ofrecer transporte público gratuito a sus ciudadanos.
Esta estrategia y otras medidas han alzado Tallin como la Capital Verde Europea 2023. Según informa el jurado de la Comisión Europea en una nota de prensa, “Tallin ha mostrado un enfoque sistémico en su transición hacia la sostenibilidad con objetivos estratégicos interconectados para 2035, vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Además, la ciudad es la única de las finalistas que ha firmado el Acuerdo de Ciudad Verde”.
La ciudad -donde se habló por primera vez sobre la capitalidad verde europea por iniciativa del antiguo alcalde, Jüri Ratas, en 2006- toma el testigo de Grenoble, y en 2024 lo pasará a Valencia, una ciudad a la que le sobran motivos para alzarse con este título.
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