“Estimado cliente, me complace anunciarle que nuestro yate inaugural, Evrima, ha alcanzado un hito emocionante con la realización de unas exitosas pruebas de mar”. Así arranca el correo electrónico remitido por Douglas A. Prothero a los interesados en la línea de cruceros cuya construcción iba a convertir el astillero Barreras en una referencia internacional en este segmento. Una celebración con aspavientos de una fase del proyecto, la de las pruebas de navegación, que casi nunca se pregona como tal en la industria naval. Con Prothero todo ha sido distinto: también tachó de hito la instalación, en Vigo, del mástil del buque, o de una primera travesía del barco… remolcado desde Santander. El Evrima arrastra un retraso en la entrega de 30 meses, un plazo que sí constituye una marca totalmente excepcional en el sector. “Dudamos si decirlo, pero parece que está casi listo para su debut”, escribía la semana pasada sobre el crucero el portal británico de viajes The Level Man.
A las empresas auxiliares y proveedoras que trabajan en el proyecto les han encomendado que rematen su parte a finales de julio. En principio, la sexta fecha programada para el viaje inaugural –el Evrima tenía que haberse estrenado en febrero de hace dos años– establece una ruta de siete días por el Mediterráneo, con salida y llegada en Atenas, a partir del 7 de agosto. El crucero tendría que salir de Santander pertrechado, con la tripulación a bordo y llegar a la capital griega con todo listo, lo que parece complicado a juicio de los trabajadores consultados conocedores de los ritmos de ejecución. Hasta que el barco no empiece a generar ingresos de explotación, el galimatías societario tejido por Oaktree y sus inversores no tendrá que empezar a devolver los créditos al pool bancario. Por desvinculado que este buque esté ya del naval gallego, a excepción de un manojo de auxiliares y de trabajadores de la casi extinta Barreras, que empiece a funcionar es determinante para las arcas públicas españolas.
Cuando Barreras amarró este pedido, en 2017, la naviera se aseguró un crédito de 195 millones de euros, blindados por la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce). De un presupuesto inicial de 250 millones de euros de coste de construcción, el pedido alcanza ya los 550, según pudo saber FARO. El hecho es que los dos primeros sobrecostes detectados en su ejecución –por importe de 80 y 49 millones, respectivamente– también fueron asegurados por este organismo semipúblico. Y, mientras Prothero se llevó el buque de Vigo antes de proceder a la liquidación ordenada del mayor astillero privado de España, consumó con el fondo norteamericano la compra de la naviera de lujo alemana Sea Cloud Cruises, y el encargo –también avanzado por este periódico– de dos cruceros hermanos al Evrima. Esta vez, en el astillero semipúblico francés Chantiers de l’Atlantique. El riesgo para el erario público español no empezará a adelgazar hasta que el Evrima, por fin, navegue con clientes.
” Fuentes www.farodevigo.es ”