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En 2012, Rasmus Juul-Olsen fundó en Copenhague un web site de viajes llamado Trekbooking para vender on-line aventuras de senderismo y escalada en parajes exóticos como Nepal, Tanzania, Perú y la India.
Tres años más tarde, el emprendedor danés, con una educación en el ámbito de las finanzas y experiencia profesional en fletes internacionales, creó su segunda compañía, Cloud Studio IVS que, en cierto modo, está en las antípodas de la anterior. Se dedica a desarrollar webs y aplicaciones internet para empresas, además de servicios web optimization.
Al mismo tiempo, Juul-Olsen decidió darle una vuelta a su startup viajera y ‘pivotarla’ hacia un nuevo concepto bajo el nombre de Bookmundi, que amplía notablemente sus ambiciones abarcando todo tipo de viajes por todo el mundo.
E inmediatamente después empezó a desarrollar otra thought, en la que combina sus dos tendencias empresariales: viajes y tecnología digital.
“En torno a 2016 construimos un modelo para la compensación de las emisiones de carbono de los viajes turísticos, pero no teníamos los recursos para ponerlo en práctica”, explica Juul-Olsen a D+I, charlando por videoconferencia desde Copenhague.
Llamada de atención
Ahora el CEO de Bookmundi ha conseguido transformar esa thought en una llamada pública de atención llevándola a la práctica.
Ha establecido un sistema de cálculo sobre la huella de carbono del turismo, detallado por cada uno de los 15.000 paquetes diferenciados que su agencia vende on-line en 135 países por todo el mundo. Una thought que convierte en un hecho diferencial y un llamativo mensaje de advertising and marketing.
“Cierto, hace apenas unos días que hemos lanzado [públicamente] nuestro sistema de compensación de emisiones de carbono y puede decir, por supuesto, que lo usamos para nuestro marketing”, concede Juul-Olsen.
Pero también opone la consideración de que “el mundo está evolucionando en lo relacionado con la sostenibilidad y el cambio climático. El modelo que desarrollamos con una consultora en 2016 nunca lo pusimos en práctica. Ahora hemos decidido que tenemos que actuar porque hay una urgencia mundial por ser neutrales en carbono en todo lo que hacemos”.
Medioambiente y negocios
Su compañía contrató otra consultoría para por fin poner en marcha su sistema de cálculo y compensación aduciendo que, aunque “esta batalla cuesta mucho dinero y recursos, estamos en un punto en que debemos hacerlo, no importa los esfuerzos que suponga, para preservar el medio ambiente. Y también, seamos honestos, los negocios”.
El mecanismo diseñado por Bookmundi utiliza machine studying e incluye tantos factores de complejidad como analizar al detalle todos los transportes, los alojamientos, las excursiones… y hasta la comida y bebida de los turistas, aún contando con que quedándose en casa también tendrían que comer.
“El algoritmo que hemos desarrollado nos permite calcular las emisiones que genera cada uno de los circuitos que vendemos por todo el mundo. Una vez que lo hemos computado, sabemos que cada paquete vendido produce equis kilos o toneladas de carbono que debemos compensar“, explica Juul-Olsen.
La compensación es mediante inversiones en proyectos de descarbonización avalados por la etiqueta de Gold Customary, organización suiza sin ánimo de lucro que cuenta con el apoyo de ONGs y entidades internacionales; o la certificación VCS de Verra, una organización multinacional con sede en Washington que trabaja en el ámbito de los mercados voluntarios de carbono “aprobada por Naciones Unidas”.
Árboles, energía photo voltaic y eólica
Con estos avales, Bookmundi pone dinero en proyectos como la plantación de ocho millones de árboles en Colombia, en la cuenca del Orinoco; un proyecto de energía photo voltaic de 19,4 megavatios en Turquía; granjas eólicas en la India; o reforestación de selva amazónica en el corredor Vilcamba-Amboró peruano…
“Hay muchos proyectos diferentes para compensar el carbono en los que se puede invertir”, reafirma Juul-Olsen.
¿Y de dónde sale el dinero para esas inversiones? ¿Es un cargo añadido a la cuenta del viajero…? El emprendedor lo niega. “Nosotros calculamos las emisiones de nuestros viajeros y ponemos el dinero para compensarlas. En cuanto a los costes, nosotros los asumimos”.
“Simplemente es cuestión de que tenemos que hacerlo y no podemos vender un producto que no tenga en cuenta el calentamiento global”, añade. “No creo que la industria turística sea sostenible en el futuro, ni que tenga un futuro si no entramos en acción”.
Compensar de más
Afirma incluso que “en un mundo ideal, no se debería permitir [vender viajes] sin compensar sus emisiones de carbono. Debemos resolver el calentamiento global, responsabilizando a los ciudadanos y creo que los políticos podrían emitir un mandato para que cada tour vendido haga su compensación…”.
Y, aunque parezca anecdótico, se toma tan en serio hasta la alimentación de los viajeros porque “cuando planteas un proyecto tienes que marcar ciertas líneas y no me preocupa compensar de más. Es cierto que, si estás en casa, también comes, consumes electricidad… Pero al viajar haces cosas diferentes a lo cotidiano y es más fácil pensar en el carbono que produces“.
“Además, cada cual es diferente”, prosigue. “Algunos están más pendientes del medioambiente y otros no le prestan tanta atención. No digo que no les importe, pero… Cuando estás en el negocio del turismo, debes tenerlo todo en cuenta”.
“La industria turística es responsable de al menos el 8% de las emisiones de carbono“, Afirma Juul-Olson. “Somos parte del problema y tenemos que ser parte de la solución, aunque haya viajeros que no piensen mucho en esto, en su vida cotidiana. Es nuestra responsabilidad hacer que piensen en ello cuando viajan”.
Sin embargo, los viajeros de Bookmundi no lo reciben en factura, en la que no se incluye un cargo por descarbonización como en otras agencias, el dato de las emisiones que se le atribuyen a su viaje.
Algoritmo auditado
“No les damos una cifra exacta de lo que han emitido, pero en los informes de cada viaje que vendemos nosotros podemos verlo“, indica.”Quizás podamos plantearlo como un caso de negocio, y tenemos una iniciativa interna, mostrar a los clientes la contaminación de diferentes circuitos y que vean que unos emiten más que otros, para que el viajero pueda tenerlo en cuenta [en su decisión]”.
“Todo lo que hacemos, incluido el funcionamiento de nuestro algoritmo, está auditado por terceros“, subraya Juul-Olsen, sugiriendo que “tal vez décadas atrás la compensación del carbono no era razonable y había mucho fraude. Ahora Naciones Unidas ha lanzado una plataforma en la que todo está controlado”.
Pero, bajando al detalle, considera más importante computar la compensación world por 15.000 circuitos que “entrar en si un tour emite 400 o 450 kilos de carbono”.
El uso de machine studying y el código que hacen “internamente” en la compañía, “es una ventaja, que convierte a Bookmundi en una plataforma tecnológica y nos ha permitido introducir un modelo basado en un Excel que tiene montones de hojas y de datos, automatizarlo y digitalizarlo por completo“.
Miles de variables
El CEO de Bookmundi habla de miles de variables, desde tipo y categoría de alojamiento de cada viaje, los desplazamientos y qué clase de vehículos se. usan. No es igual “un 4×4, un quad o una bicicleta”. Ni las distancias de desplazamientos, “chequeadas automáticamente con Google Maps, con ayuda del machine learning y verificadas manualmente por un empleado”.
“A medida que avancemos, el algoritmo de machine learning estará cada vez más ajustado y nos facilitará mayor nivel de automatización y de precisión”, aventura Juul-Olsen.
Bookmundi, de la que unas veces habla su fundador como “agencia online” (sin oficinas físicas) y otras veces como “un marketplace“, se plantea la posibilidad de facilitar en el futuro su tecnología a otras agencias.
“Nuestro próximo paso es que deseamos ayudar a otras agencias de viajes a hacer su propio modelo medio de compensación por circuito. Pero también queremos llevar ese modelo a los operadores individuales de todo el mundo, para tener un mayor impacto”, señala.
Los operadores locales son una parte esencial para una agencia, como la suya, que, aparte de circuitos establecidos, ofrece asesorar y personalizar viajes hasta el último detalle.
Curiosamente, dado que todas las consultas y contrataciones se hacen on-line, también hace compensación de las emisiones generadas por navegar en su internet.
“Así es, al 100%: sabemos cuáles son las emisiones medias de un laptop, o un móvil, las de los servidores… así que hacemos un cálculo anual sobre el tráfico en nuestro website para compensarlo”, concluye sonriente.
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