Lo que en 1983 nació casi como una pequeña feria de muestra, después de 40 años se ha convertido en la feria más importante del mundo del aceite de oliva y sus industrias afines. Su carácter bienal hace que los cuatro días en los que se desarrolla, desde este 10 de mayo y hasta el sábado 13, se esperen ansiosamente en la capital mundial del aceite de oliva.
Los hoteles están ya casi al completo, las reservas en los mejores restaurantes se agotaron hace meses y los taxistas esperan clientes de una edición a otra, ansiosos por recoger servicios en Úbeda, Granada o Córdoba que les solucionarán en el mes en unos pocos días. El Recinto Provincial de Ferias y Congresos de Jaén, Ifeja, que ha ido creciendo a la par que la feria, no tiene, literalmente, ni un metro libre para esta edición.
Este año, eso sí, la inauguración no contará con la atracción de la presencia real. De hecho, el nivel de autoridades que estará presente en el corte de cinta ha decaído bastante desde que en la última edición lo hiciera Su Majestad Felipe VI: ni siquiera Luis Planas, ministro de Agricultura, de viaje internacional, estará presente. Ello no será óbice para que se celebre una edición de récord.
Como suele sucederle a los cuarentones, Expoliva quiere demostrar que está en su mejor momento y por eso aumenta en más de un 50% por ciento el número de empresas representadas, que serán más de 1.600 frente a las 1.021 de la edición anterior. También se pasa de 382 a 456 expositores. En total son 32.800 metros cuadrados de exposición.
Proyección internacional
Lo que sí desciende es la presencia internacional, que pasa de 18 países a 10, aunque de ellos tendrá especial protagonismo Túnez. La nación magrebí ha sido designada como primer país invitado a la feria, en la que tendrá una proyección destacada. Esta designación se ha llevado a cabo, en palabras del presidente de la Diputación de Jaén y de Ifeja, Francisco Reyes, «por su fidelidad a la feria».
En la presentación de Expoliva en Madrid, Reyes destacaba que Jaén, gracias a la misma, «refuerza su posición como centro neurálgico mundial del aceite de oliva». La provincia acumula, de media, el 20% de la producción mundial de esta grasa, que durante unos días se vuelve, más aún si cabe, el carburante de la economía jiennense.
Porque Expoliva no sólo muestra las novedades mundiales en cuanto a maquinaria y recursos agronómicos (muchos de los cuáles esperan para ser presentados en Jaén), también aborda el mundo del aceite desde todas las perspectivas. Más de 120 expertos mundiales participan en el Simposium Científico – Técnico y más de 200 Vírgenes Extra de una decena de países se muestran en el Salón Internacional de los Aceites, y se disputan el prestigioso premio que otorga la feria.
Pero si Italia, Marruecos, Turquía o Suiza traen alguna de sus empresas a participar como expositoras en Expoliva, las misiones comerciales llegarán, prácticamente, desde los cinco continentes: japonenses, norteamericanos o isrelíes acuden para intentar negocio en una feria que lo mueve, y mucho: se calcula que la pasada edición tuvo un volumen superior a los 500 millones.
Expoliva es una pequeña inyección de moral para un sector que se mueve, actualmente, en la incertidumbre. Después de una campaña de baja producción en Jaén y en España, la falta de lluvias y las altas temperaturas están marcando la floración de la próxima, lo que puede conllevar una auténtica «catástrofe», según fuentes del sector. Los olivos acumulan dos campañas de fuerte estrés hídrico y se teme que el poco fruto que pueda cuajar acabe arrugado y con escaso rendimiento graso cuando llegue a la almazara.
Estas previsiones hacen que el precio del aceite no pare de escalar. Según el sistema Poolred, los precios medios de las pocas operaciones que se están cerrando esta semana lo hacen precios bastante por encima de los cinco euros y medio el kilo. Un escenario que empieza a alertar a las administraciones por lo que puede conllevar de caída del consumo.
Pero el olivar quiere ser algo más que un productor de aceite y, en ese camino, instituciones públicas y empresas van, cada vez más, de la mano: el aprovechamiento de los subproductos dentro de la estrategia de economía circular, los valores ecológicos del olivar mediterráneo como gran sumidero de CO2 o el potencial turístico del olivar tradicional hacen que, pese a las malas perspectivas de la cosecha, el sector olivarero encare al futuro con cierto optimismo.
” Fuentes sevilla.abc.es ”