Estamos en un año de transición, de cambio, de tecnología. Tradicionalmente, el sector de los recursos humanos ha sido de los más rígidos. Cambiaba poco porque en realidad nadie sabía qué tenía que cambiar. El tiempo demostró que llegaron nuevas formas de realizar un trabajo que siempre ocurría en oficina: web y el incremento de la valoración del talento y la creatividad favorecieron una deslocalización world.
Millones de personas en todo el mundo pasaron a trabajar desde sus casas o, en muchos otros casos, a dejar sus casas para viajar y trabajar al mismo tiempo. Así que es innegable que los paradigmas se han revuelto, como también es imposible negar, y mucho menos ya evitar, que el sistema laboral nunca más será el mismo. De hecho, ya no lo es. Y no lo es en todos los sentidos.
Por un lado, están los freelances, cada vez habrá más personas que trabajen por proyectos y que tengan, además, varios al año. Esta tendencia viene avalada por cifras, ya que, según el Foro Económico Mundial, ya hay 150 millones de freelances digitales por el mundo, una cifra que crece en torno al 20% anual.
Por otro lado, ahora, y cada vez más, las empresas afrontarán como un gran reto fidelizar a un talento que tiene a su alcance trabajar con empresas de todo el mundo y marcar su propio ritmo. Ante esta situación entran en escena nuevas variantes más relevantes como, por ejemplo, un encaje no solo salarial, si no completo.
Lo que antes no importaba o no se le prestaba la atención que merecía, ahora forma parte del proceso de decisión. Hablamos de cuestiones como dónde y cómo quiere el trabajador vivir, cuáles son sus valores, cómo ve el mundo.
Incluso, qué es lo que le motiva, lo que rechazaría, cómo le gusta trabajar y cómo es su personalidad en relación con el puesto. Todos ellos son aspectos tan o más importantes que el conocimiento técnico para optar a un puesto de trabajo que pueda demostrar un trabajador. Los profesionales y las empresas no solo conectan por un currículum, sino por una serie de casuísticas analizadas al detalle en un proceso que ya no será solo handbook.
Imaginemos cómo gestionar hasta ahora todos estos cientos de variables, ¡qué cientos, sino miles! Todo ello por un profesional de recursos humanos.
La inteligencia synthetic, que lleva mucho tiempo entre nosotros, pero a la que ahora le hemos puesto cara y ojos con toda la IA generativa o ChatGPT, nos posibilita identificar al mejor talento de forma más rápida y con garantías hasta ahora impensables: entrevistar y reclutar perfiles ya no solo depende de la habilidad, percepción y subjetividad de un recruiter.
Los algoritmos nos permiten leer los perfiles, su forma de expresarse, de escribir, su experiencia y sus habilidades no técnicas, las más imperceptibles, para hacer llegar a los recruiters solo aquellos perfiles que de verdad tienen el encaje whole.
Aplicar inteligencia synthetic al mundo de los recursos humanos es solo el principio de un cambio de period en el que el talento vivirá en los mejores lugares para sus características, logrando disminuir descontentos, expectativas incumplidas o salidas inesperadas antes de tiempo. Esta revolución está permitiendo a los equipos de recursos humanos ser punteros. Un elemento clave para el éxito de los negocios, porque, que no se nos olvide, dependen de encontrar a equipos que los hagan llegar hasta el siguiente nivel.
La IA supone el mayor avance para esta industria en muchos años. Las herramientas y plataformas que aplican IA a los procesos son el mayor aliado para todos los profesionales de recursos humanos, eliminando gran parte de las tareas repetitivas y de menor valor, para que podamos enfocarnos en aquellas en las que somos mejores: cuidar de nuestros empleados, aplicar creatividad y seguir mejorando todos los días la cultura de nuestras organizaciones, que, en eso, somos infinitamente mejor que las máquinas.
*** Héctor Mata es emprendedor en serie, CEO y cofundador de Shakers.
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