La industria del Turismo en México es un dinamizador del desarrollo social y económico que contribuye al crecimiento de las regiones en donde tiene presencia. De acuerdo con el CNET, esta industria articula una completa purple de bienes y servicios en cerca de 113 actividades económicas, potenciando la cadena de valor y un ecosistema empresarial robusto.
Dada la importancia estratégica de estas entidades económicas en la cadena de valor, no solo de la actividad turística, sino de toda actividad empresarial, es prioritario acompañarlas en su conformación y fortalecimiento para asegurar su continuidad y contribución al sector productivo de nuestro país, y de esta manera lograr que se integren rápidamente a criterios de gobernanza, responsabilidad social y sustentabilidad ambiental (ESG).
En México, con datos del Censo Económico 2019, 99.8% de los establecimientos caían en la categoría de micro, pequeños o medianos; no obstante, y a pesar de ser uno de los motores en la economía mexicana y fuente de empleo para miles de familias, las Pymes son especialmente vulnerables al no contar con suficiente acceso a fuentes de financiamiento que les permitan obtener estabilidad y crecimiento sostenido, para sortear con ello los vaivenes económicos que enfrentan, tal como la reciente disaster sanitaria por covid-19.
Es preciso mencionar que solamente 7% de las Pymes tuvieron acceso a apoyos del gobierno para enfrentar la disaster generada por el confinamiento, de acuerdo con datos del informe “Perspectivas del Emprendedurismo y las Pequeñas y Medianas Empresas 2021”, de la OCDE.
Por su parte, Banxico indica, en su “Reporte sobre las condiciones y competencia en el otorgamiento de crédito a Pymes”, que “es conocido que las empresas mexicanas en general cuentan con acceso limitado al financiamiento bancario; este problema adquiere mayores dimensiones en el caso de las Pymes. Son múltiples las causas del problema de acceso, desde la falta de información confiable acerca de las Pymes que enfrentan los oferentes y los altos índices de mortandad, hasta la baja productividad que tienen estas empresas”.
Adicionalmente, es necesario señalar que en los últimos años se ha visto una mayor oferta de opciones de financiamiento para Pymes, pero los costos de crédito a los que se enfrentan siguen siendo de los más caros en el mercado.
Entonces, ¿cómo incidir en que las Pymes fortalezcan la dinámica de crecimiento, sean más atractivas en cuanto a riesgo y se favorezcan con mayores opciones de financiamiento y en mejores condiciones? La respuesta está en adoptar mejores prácticas para transitar a un proceso de administración institucional.
La gobernanza es el gran reto para romper el ciclo que caracteriza a estas empresas: unidades económicas que nacen, se consolidan o mueren con sus fundadores y acuden siempre a las fuentes de financiamiento más comunes integradas por amigos, familiares y proveedores.
Los modelos actuales de administración de la mayoría de las Pymes, se encuentran en sentidos opuestos a las tendencias para el otorgamiento de financiamiento, donde cada vez más los tomadores de decisiones, para mitigar los riesgos en el otorgamiento de crédito, le están dando mayor peso a temas como el proceso de institucionalización y mejores prácticas dentro de las decisiones de las empresas para evitar ineficiencias en la operación, la falta de rumbo estratégico, los procesos deficientes y la toma de decisiones no colegiadas.
Hacia adelante, esta tendencia no se detendrá, al contrario, cada vez se profundizará más en temas de financiamientos verdes sustentables, y aquellas Pymes que no sean capaces de adaptarse e incorporar en su modelo de negocios criterios de gobernanza, responsabilidad social y sustentabilidad estarán condenados a limitar sus fuentes de financiamiento y correrán el riesgo de desaparecer ante la competencia y la falta de capitales. Sin prisa, pero sin pausa…
GAF
” Fuentes www.milenio.com ”