Inmaculada Acién
Almería
Miércoles, 31 de mayo 2023, 08:59
Las necesidades del agricultor en campo son claras: necesitan variedades resistentes, productivas y que ofrezcan frutos de la máxima calidad. Sin embargo, las condiciones en las que trabajan son cada vez más cambiantes, los virus y las plagas evolucionan con más rapidez, se avanza con mucha velocidad hacia una agricultura que cada vez sea más natural, reduciendo a pasos agigantados las materias activas disponibles, lo que vuelca gran parte de la solución a las necesidades en la genética de las plantas.
Retos que a Semillas Fitó le gusta asumir y dar respuesta a través de los nueve centros de I+D repartidos por la geografía mundial. Por ello cada año esta casa de semillas invierte un 30% de su facturación en Investigación y Desarrollo. Un campo en el que trabaja el 36% de la plantilla de esta empresa familiar española, que opera a nivel mundial.
Este año, Semillas Fitó fijó su mirada en la incorporación de la última tecnología del mercado, los fitotrones, cámara herméticas que permiten controlar de manera absolutamente precisa, las condiciones de temperatura, humedad e iluminación solar artificial para simular las condiciones climáticas de cualquier parte del mundo en cualquier momento. Una tecnología que le permitirán acortar hasta 4 años el tiempo de desarrollo de nuevas variedades comerciales y también buscar soluciones en las áreas de Biología Celular y Fitopatología.
Así, 2023 ha arrancado con una inversión de un millón de euros en siete fitotrones, que se han instalado en el principal centro en I+D que tiene Semillas Fitó en España y que se ubica en Cabrera de Mar, y un millón más de euros de inversión en personal, formación y la construcción de un invernadero de alta tecnología al que pasan las plantas una vez han sido seleccionadas para generar las semillas que luego utilizarán los agricultores para producir hortalizas de la máxima calidad, y que se ubica en Sant Andreu de Llavaneres, entre otras inversiones.
Biología celular
De los siete fitotrones adquiridos por Semillas Fitó y que se han convertido en los más punteros a nivel nacional, tres se utilizan desde el área de biología celular para acelerar el crecimiento de plantas donantes, a las que se suma una nueva cámara de germinación y aclimatación.
Así, estas tres cámaras climáticas permiten el crecimiento de plantas donantes, acelerando la producción y garantizando además que se llevará a cabo sin problemas ambientales, puesto que el control ambiental es homogéneo todo el tiempo y se trata de cámaras aisladas, como salas blancas, en las que no entra nada del exterior. Sin problemas sanitarios, mejora la calidad de la planta y también aumenta la producción de flores, que es el fin último. Y es que como explicó José Luis Couselo, Plant Science&Pathology Manager de Semillas Fitó, «la planta es una herramienta para producir flores y con esto se acelera mucho esa producción de flores, con las que luego se trabaja para obtener líneas puras».
De esta manera, mediante estos tres fitotrones es posible tener plantas en cualquier momento del año, en unas condiciones idóneas, con un ritmo de crecimiento más alto y con mayor calidad. Un proceso que hasta el momento se llevaba a cabo en invernaderos, en fechas determinadas y sin que se dieran las mejores condiciones, puesto que se dependía de las condiciones climáticas o las plagas.
Fitopatología
Los otros cuatro fitotrones se controlan desde el área de fitopatología, en las que se trabaja con patógenos. Se trata de cuatro cámaras a las que todo lo que entra es estéril y desde las que se trabaja para dar información a los mejoradores sobre las variedades más resistentes a determinados patógenos.
El hecho de contar con estos equipamientos con un alto nivel de bioseguridad, les permite trabajar con distintos patógenos con la máxima seguridad, para reforzar la investigación y bioensayos que desarrollan desde hace varios años frente a problemas que tienen en jaque al campo como el virus rugoso del tomate, entre otros.
Departamento Genómica
Junto a esto, Semillas Fitó cuenta con un departamento de Genómica desde donde finalmente salen las plantas que llegarán a campo de ensayo y posteriormente al mercado. «Solo llevamos a invernadero plantas con potencial suficiente para dar híbridos al mercado», explica Jordi Quilis, director de Biotech de Semillas Fitó. Y es que los centenares de miles de plantas que desarrollan, tan solo un 10% llegan a campo y en todo ese proceso, desde que comienza una línea a investigarse hasta el final hay unos siete u ocho años de plazo. Ahora con los nuevos fitotrones ese tiempo se acorta prácticamente a la mitad. «Para cada programa se ponen decenas de miles de plantas y llegan solo dos, tres o cuatro hasta el final», señala Quilis.
Y es que el desarrollo de la tecnología ha sido fundamental para el ámbito genético «Hace 15 años en laboratorio se hacían 1.500 análisis al día máximo y se hacía a mano, con cuantificación manual, ahora se hacen alrededor de 15.000 plantas y más de 220.000 análisis por día con un coste hasta 30 veces menor», el director de Biotecnología de la obtentora, quien añade que en este ámbito la agricultura está incluso por delante de la sanidad humana.
La previsión de Semillas Fitó es que en cuatro o cinco años puedan estar cuatriplicando este cifra.
En este sentido, destaca la investigación en nuevas resistencias, entre ellas el impulso a la investigación contra el virus rugoso del tomate (ToBRFV) e incluso de otras patologías que puedan llegar, pero también soluciones frente a otros problemas del campo como suelos cansados, el cada vez más escaso acceso a agua y las altas temperaturas.
Entre las apuestas tecnológicas de Semillas Fitó, está su invernadero Hi-Tech ubicado en Sant Andreu de Llavaneres. Un invernadero de unos 5.000 metros cuadrados, multitúnel, con ventana mariposa, pantalla de sombre o y térmica, en hidropónico, con inyección de CO2, calefacción, apoyo lumínico y sistema fogger para controlar la humedad relativa. Un invernadero que se construyó con el objetivo de producir durante todo el año simulando las condiciones climatológicas de primavera y verano para cucurbitáceas y solanáceas durante todo el año, para poder producir semilla los 12 meses. De hecho, el 60% de su extensión se destina a producción y el resto a programas de eficiencia y de Investigación y Desarrollo.
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” Fuentes www.ideal.es ”