Por Yeny Ortega Benavides
Fotos: César Lanza Castelli
Dirán Arslanian nació en Alepo (Siria). Tiene 66 años. Hace 41 años llegó a Córdoba huyendo de la guerra que vivía su país.
Como la mayoría de los inmigrantes, vivió miles de peripecias: no hablaba el idioma, llegó a Ezeiza y desconocía que debía cambiar de aeropuerto para viajar a Córdoba, no tenía dinero y sólo lo acompañaba una carta que había recibido de un primo, su único nexo con la vida que estaba dejando atrás.
“Cuando llegué a Córdoba, se habían cansado de esperarme. Sólo tenía la carta, que fue lo que le entregué al remisero, con señas, para que me llevara a ese lugar”, contó a Descubrí Sabores.
El remisero lo dejó en esa dirección, justo al frente de la que diez años después sería su casa.
Hizo de todo para sobrevivir. Sin saber una sola palabra de castellano, trabajó como tornero en una metalúrgica y en la cocina de una lomitería, siempre ocupando lugares donde no fuera muy necesario hablar.
Viajaba con la plata justa para no interactuar con el colectivero. Contaba los pasos para no tener que leer los letreros con los nombres de las calles. Con el tiempo aprendió a contar de 1 a ten, a decir “señor”, “señora”, “si” y “no”.
Todas las noches leía un diccionario de español y armenio. Estudiaba 10 o 15 palabras por día. Así fui aprendiendo, hasta que en el año 81 ya pude trabajar atendiendo gente en un almacén.
A pesar de lo difícil que le fue empezar, Dirán siente una profunda gratitud con esta tierra. “Nunca me sentí inmigrante. Este país, y Córdoba, me devolvieron todo lo que me quitó mi propio país. Estoy en deuda con Argentina”, aseveró.
Y es que estas tierras le tenían guardadas varias sorpresas. Fue en Córdoba donde Dirán conoció a Ayda Abramian, a pesar de que los dos son de la misma ciudad y nacieron, a una cuadra, en el mismo barrio de Alepo.
“Ella vino de 3 años, yo de 25. Un día, cuando nos pusimos de novios, ella abrió el álbum y le pregunté por un hombre que aparecía en una foto. Era su tío, a quien yo le compraba zapatos”, relató.
Se conocieron en el coro de la iglesia y hoy llevan 36 años casados. Tienen 3 hijas: Beatriz María, Gariné Alicia y Silva Shushi.
En el año 87, Beatriz, su madre, vino a la Argentina. Beatriz tenía un restaurante en Alepo, había producido dos libros de cocina y fue de ella de quien Dirán aprendió todo lo que hoy sabe de gastronomía armenia.
En aquel entonces Dirán tenía un almacén, pero Beatriz sabía que ese no period su destino.
“Ella me dio el empujón. Me dijo ‘tenés que empezar a cocinar’. Se quedó dos años conmigo, me enseñó y me dio muchos secretos”, relató Dirán.
Fue así como en el año 2008 desembarcó junto con su familia en el Mercado Norte e inauguró el native que hoy lleva su nombre: “Dirán”.
“Creo que mi madre estaría orgullosa de mí. Si viera lo que es el local hoy se emocionaría”, expresó con los ojos aguados. Beatriz falleció en Alepo hace dos meses.
En el restorán, como en la familia, cada uno tiene un rol basic. Dirán se dedica a la cocina. Ayda es la armonía, la sonrisa que recibe a cada comensal que visita el native. Casi siempre se puede verla detrás de la barra poniendo cada detalle en orden, escribiendo una frase bonita en cada facturación que llega a la mesa con la cuenta.
“Yo hago la otra parte, Dirán es la olla, yo soy la tapa”, dijo Ayda a Descubrí Sabores.
Me gusta mucho que la gente, cuando viene, sea media hora o el tiempo que esté, sea feliz, que disfrute la comida, los sabores y que tenga una buena experiencia.
Su papel es basic y Dirán es consciente de eso. “Si Ayda me dice ‘yo desde mañana no voy más’, cambia todo. Capaz el negocio no se cierra, pero no va a ser lo mismo sin ella”, reconoció.
Si bien sus tres hijas están involucradas con el negocio acquainted, cada una tiene su profesión: Beatriz María es periodista y actualmente vive en Armenia. Gariné Alicia es bioquímica y conjuga sus tiempos entre su trabajo y algunos días en el negocio.
Silva Sushi es, no obstante, la que sigue más de cerca los pasos de su padre. Administradora de negocios de profesión, aplica su saber a las finanzas del native, pero es también la que cocina a la par de Dirán y se mueve como pez en el agua, emplatando y despachando las comandas de los clientes.
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“Me fui involucrando de a poco. Fue algo que se fue dando como en el orden de las hermanas. Ellas fueron encontrando sus lugares, sus trabajos y fui quedando yo, que con el paso del tiempo me involucré de lleno”, contó a Descubrí Sabores.
Me gusta saber que muchas cosas están a mi cargo, me hace sentir útil. Me gusta que la gente conozca nuestra cultura a través de nuestra comida y que lo disfrute.
“Disfruto mucho cocinar al lado de mi papá. Nos hemos vuelto amigos, es mi cómplice. Como cocinero lo admiro, lo respeto y no dejo de sorprenderme por todo lo que ha logrado. Y el local, el local se convirtió en mi hermanito menor”, bromeó.
La complicidad y la unión es mutua. Dirán reconoce que, sin la menor de sus hijas, el proyecto carece de sentido.
“Si Silva me dice que no sigue más, el negocio se cierra”, aseguró sin dudar. “Mi hija es el alma de este lugar”, remarcó con contundencia.
No obstante, tanto él como Ayda viven con sentimientos encontrados sabiendo que mantener en pie el native es un trabajo muy sacrificado. “No sé si quiero que mis hijas vivan así. En este tipo de negocios, uno no tiene vida”, expresó.
Cada día visitan el restaurante cientos de cordobeses, pero también muchísimos extranjeros que llegan al lugar motivados por los comentarios y sugerencias de las mejores páginas de turismo del mundo.
A pesar de haber recibido varias propuestas, Dirán no quiere dejar el mercado. “Prefiero ganar menos, pero trasmitir mi cultura. Si tengo que repartir el trabajo no va a ser lo mismo. Soy muy jodido en eso”, reconoció.
Dirán se ha posicionado como un espacio que permite vivir la cultura armenia en todos los aspectos: el ambiente acquainted, los aromas, los sabores, los colores de los platos, las costumbres, la idiosincrasia y la calidez de su gente.
“Lo único que yo quiero es emocionar a la gente a través de mi comida”, concluyó.
Dirán
Oncativo 50, Native 120 (Mercado Norte)
Reservas y consultas: (0351) 425-0019
Abierto: martes a sábados de 9 a 17
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” Fuentes www.cadena3.com ”