Viajar en busca y captura de sabores únicos se convierte en una gran aventura que cada vez atrae a viajeros más exigentes. Y no hace falta irse muy lejos para ponerla en práctica, tal y como ocurre con el atún de almadraba, uno de los alimentos más codiciados de la rica despensa andaluza.
Año tras año, cada mes de mayo desde hace dos milenos, vuelve a las Costas de Cádiz la pesca del atún rojo, un verdadero manjar que se pesca de la misma forma desde tiempos inmemoriales: la almadraba, razón más que contundente para que hoy en día se haya convertido en un atractivo turístico.
Durante estas semanas, las costas de Barbate y Zahara de los Atunes, Conil y Tarifa, son testigos de cómo se calan las únicas almadrabas tradicionales del litoral andaluz, aunque es posible disfrutar de una ruta relacionada con este producto en cualquier momento del año a través de restaurantes, lonjas, hoteles, tiendas gourmand y, por supuesto, de la mano de sus gentes.
La almadraba es un arte de pesca tradicional y espectacular que se conserva y defiende por sus ciudadanos y supone la sostenibilidad de la especie, un arte que puede disfrutarse a través de experiencias gourmets, visitas a las almadrabas o con empresas conserveras que permiten asistir a un ronqueo o despiece en directo.
La ruta del atún incluye la obligación de adentrarse en la Lonja Vieja de Barbate, la del Puerto de Santa María o la Cádiz; mercados de abastos como los de Conil de la Frontera, Barbate y Tarifa, así como visitar conserveras pesqueras de larga tradición que abren sus puertas al viajero. Resulta perfect, además, recorrer el Museo del Atún Rojo de Barbate, aunque también se puede aprender de lo lindo descubriendo el patrimonio histórico de esta zona, como las ruinas de Baelo Claudia en la playa de Bolonia, pues se trata de los restos de una población romana que alcanzó su cenit de esplendor entre los siglos I y II gracias a la pesca de atunes en el Estrecho; mientras que el Castillo de Zahara de los Atunes, además de para defenderse de los ataques piratas, también servía para guardar las artes de pesca.
La ruta debe continuar con la visita al Archivo de la Casa de los Medina Sidonia, antiguos gestores de las almadrabas, pues atesora abundante documentación sobre su pasado, sin pasar por alto el Museo de Cádiz, donde se pueden contemplar los vestigios del comercio marítimo fenicio y romano, para conocer lo que suponía la industria pesquera y de los salazones para los antiguos habitantes de esta zona.
Y para degustar este producto en todo su esplendor, nada mejor que visitar auténticos estandartes de la gastronomía alrededor del atún rojo. Restaurantes como El Campero, Peña el Atún, La Breña y La Esquina del Tofe, en Barbate; la Fontanilla, Venta Melchor, Blanco y Verde, Cooking Almadraba, El Roqueo o La Azotea, en Conil; o el restaurante Antonio, Casa Juanito o la Taberna del Campero, en Zahara, son un acierto seguro. A ellos hay que sumar El Faro de Cádiz, Ventorrillo de El Chato, Arsenio Manila o La Marea, en la capital gaditana; mientras que en Chiclana nos esperan el Cuartel del Mar o La Casa del Farero, así como Casa Juan, Venta Pinto y El Alférez, en Vejer, o La Pescadería, en Tarifa, entre otros muchos.
Además, existen empresas que ofrecen experiencias como Arqueogastronomía, espacio cultural centrado en la arqueología, la reconstrucción científica y la producción de alimentos del Mediterráneo Antiguo y Medieval, así como Tripmilenaria, que ofrece recorridos sobre las cocinas de la Antigua Roma; o Balbo et Columela, que rinde tributo a estas dos figuras del Gades Romano, siendo el primero precursor de la potente industria de conservas de salazones gaditanos y de garum. ¿Qué mejor forma de descubrir Andalucía?
Contenido ofrecido en colaboración con la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía
” Fuentes www.larazon.es ”