(EFE).- Desde las ocho de la mañana un incesante goteo de personas en la histórica estación de Grand Central, en el centro de Nueva York, va sumándose a una fila que culmina con una vacuna gratuita contra la covid-19, entre ellos muchos turistas latinoamericanos que han acudido en un viaje exprés a ponérsela.
Nueva York, uno de los polos turísticos de Estados Unidos, es el mejor ejemplo de cómo las vacunas contra la covid-19 se están convirtiendo en un reclamo para los visitantes de países en los que el acceso aún es difícil, y sus autoridades han enviado un mensaje claro: “Nos aseguraremos de que se vacunan mientras se quedan con nosotros”.
Germán Sánchez llegó el jueves por la mañana desde Colombia, ya vacunado, para acompañar su hija y yerno a ponerse la dosis única de Johnson & Johnson ofrecida por la Gran Manzana, una fugaz visita acquainted que durará apenas cinco días y que, asegura a Efe, no es un caso aislado: “Turismo en cantidades, los vuelos repletos, llenísimos”.
Su yerno, Andrés Sintura, explica que, teniendo 25 años y ninguna comorbilidad, va a pasar “demasiado tiempo” hasta que le toque el turno en su país, donde los pinchazos están llegando ahora a la franja de edad entre 50 y 60 años, a diferencia de EE UU, que ha universalizado el acceso por edades y trata de convencer a los indecisos y a los que se niegan.
“No preguntan absolutamente nada, como hace unos días, que sí que tenías que ser residente. Les conviene que lleguen los dólares aquí y que la gente conozca, también. Y, listo, si le hacen el favor, perfecto”, comenta su suegro, precisamente mientras Nueva York trabaja en la mayor campaña turística de su historia para reactivar su economía.
Con un 35% de la población de EE UU completamente inmunizada y casi la mitad del país habiendo recibido al menos un pinchazo, el uso de incentivos para convencer a los restantes ciudadanos contrasta con la dificultad de conseguir una vacuna fuera de sus fronteras
El único requisito es una identificación con foto, nombre y fecha de nacimiento, explican agentes de la Policía que supervisan esta iniciativa piloto de vacunación que está recibiendo unas 300 personas diarias, muchas de ellas con la maleta y el pasaporte en la mano, y que tiene perspectivas de ampliarse a partir de este fin de semana.
Unos megáfonos llaman a los transeúntes cada varios minutos avisándoles de que se ofrecen los pinchazos sin cita previa, por lo que pasar casualmente por allí fue la suerte de un matrimonio de Guatemala que vino de visita dos semanas a varias ciudades Estados Unidos y temía volver sin inmunizarse a su país, donde la campaña es lenta.
“Es un viaje de vacaciones con mi esposa y teníamos pensado vacunarnos si encontrábamos la oportunidad, y aquí en Grand Central la encontramos. Fue complicado, más que todo para turistas y con solo una dosis, que es la que queríamos”, explica uno de ellos, Dennis Alvarado, quien ha visitado Boston y tiene planeado dirigirse a Connecticut.
En apenas cinco minutos la pareja es atendida por un empleado sanitario que les hace las preguntas protocolarias en español, y su esposa, Gina, cube haberse quitado “un peso de encima” mientras repasa el vídeo del proceso que ha grabado como recuerdo del viaje en su celular.
Este punto de vacunación abierto a turistas se suma a otros en estaciones de metro y a las unidades móviles que el alcalde, Invoice de Blasio, ha anunciado que se establecerán en Instances Sq., el puente de Brooklyn, Central Park o el Excessive Line, que eran lugares de peregrinaje para los visitantes antes de la pandemia y ahora recuperan su algarabía.
Con un 35% de la población de EE UU completamente inmunizada y casi la mitad del país habiendo recibido al menos un pinchazo, el uso de incentivos para convencer a los restantes ciudadanos -cervezas, entradas para museos, sorteos de dinero- contrasta con la dificultad de conseguir una vacuna fuera de sus fronteras, donde es casi un privilegio.
Según la prensa, agencias de viajes por toda Latinoamérica ya gestionan visitas para que los turistas se vacunen contra la covid-19 en EE UU, y se observa un claro flujo de mexicanos hacia destinos sureños como Texas, Arizona y Luisiana, que iniciaron la inmunización sin restricciones ni el registro del estado migratorio de los pacientes.
En Florida, que durante la pandemia ha atraído muchos visitantes nacionales por su laxo enfoque, la polémica sobre el “turismo de vacunación” llevó a las autoridades a imponer el requisito de presentar prueba de residencia, pero a medida que hay más población inmunizada y una abundancia de vacunas se trata de una manera más relajada.
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