Siglo veinitiuno. Febrero del 2021. La inversión en programas y en iniciativas para viajar a Marte se aceleran. En la Cañada Actual Galiana unas cuatro mil personas, niños incluido, viven sin suministro eléctrico desde hace cuatro meses. Junto a esta situación pueden ustedes añadir todas aquellas problemáticas que consideren, como la de distribuir o suministrar vacunas a países en desarrollo, por citar una de las últimas. Los casos y ámbitos son amplios y para todas las sensibilidades. La solución va de “Herodes a Poncio Pilato” y durante el recorrido lo que más se hace es “lavarse las manos” y no, precisamente, para evitar la Covid19.
De igual forma que no necesitamos grandes conocimientos para saber que ni Nerón ni Hitler constituyen el rostro de lo humano, la situación de la Cañada Actual como ejemplo de otros muchos, en este mundo, no constituye el rostro de lo humano. Aunque no sepamos en qué consiste la justicia con todos sus matices filosófico-jurídicos, lo que sí sabemos es que eso no es humano.
Es cierto que ni el ser humano ni el mundo han conseguido aún la plenitud que late en ellos y a la que aspiran y por consiguiente el ser humano sigue sin andar con la “cabeza erguida” y en el mundo sigue habitando la injusticia. Claro que hemos avanzado y conseguido cosas como nunca antes: el acceso a la electricidad, el agua potable, a web, and so forth.. ha aumentado en los últimos años. De igual forma, la mortalidad infantil y la extrema pobreza se ha reducido como nunca antes y además disponemos de tecnología para resolver muchos de nuestros problemas. Y sin embargo, no vivimos en el mejor de los mundos posibles. Se crea riqueza pero no se distribuye adecuadamente. Existe, por tanto, un todavía-no-llegado; una tensión entre la realidad presente en la cual se vive y la futura a la que se aspira que pone de manifiesto cómo el ser humano y su trabajo se convierten en algo decisivo en el acontecer histórico del mundo. De ahí que no pueda tolerar las injusticias cuando sabe que las cosas pueden ser de otra manera. La justicia social cuenta entre las exigencias aún no satisfechas.
Consideramos que la lucha por la justicia social implica tres ámbitos. En primer lugar, el del Análisis. Es decir, dar cuenta de la realidad a través de buenos informes. Es tener un análisis razonado de la realidad para entender y saber a qué atenernos. Es analizar para decidir mejor. En segundo lugar: apertura. Corresponde al ideally suited de justicia social decirnos qué hay que cambiar al proyectarnos a situaciones mejores. Por último, transformación. Es el trabajo actual que no nos permite caer ni en el pesimismo que se desprende de la realidad: “siempre ha sido así”, “esto no hay quien lo solucione”, and so forth; ni en la evasión ineficaz de lo utópico. Es ahí en la complementariedad de estas tres dimensiones donde consideramos que radica la fuerza de los que trabajan por un ideally suited (la justicia social) que saben que nunca lo conseguirán realizar del todo y que no por ello dejan de intentarlo. Para ellos no es posible cambiar de conversación (por eso nos lo recuerdan) porque aún es posible cambiar y mejorar muchas situaciones.
En definitiva, como nos recuerda Leibniz el ponernos en “el lugar del otro es el verdadero punto de perspectiva tanto en política como en moral” como en justicia social.
” Fuentes diarioresponsable.com ”